Lo que no se Hundirá
Hace muchos años, durante una terrible tormenta en la Bahía Georgina de Canadá, hubo un terrible naufragio. Seis hombres y una joven escaparon con solo uno de los tripulantes en un bote salvavidas. Sin embargo, el pequeño bote se volcó en las altas olas y fue dado vuelta una y otra vez. Todos los hombres finalmente perdieron su agarre y se resbalaron por el costado. Solo la joven sobrevivió y eso fue solo porque el tripulante la había atado al bote. Ella finalmente naufragó a la orilla donde fue encontrada segura e ilesa.
Al retomar la historia, el Reverendo King Duncan escribió: “…solo ella pudo salvarse. (Pero) ella no escapó por su habilidad o sabiduría. Ella se salvó porque estaba firmemente sujetada a lo que no se hundiría.
La historia plantea la pregunta: ¿Estamos firmemente atados a lo que no se hundirá? ¿Estamos unidos a una comunidad de fe solidaria? Y, ¿Estamos conectados profundamente con Dios?
En la vida, no se trata de si llegaran las tormentas, sino de cuándo. Vamos a enfrentar tiempos y circunstancias difíciles. Los vientos aullarán y las olas crecerán. Una fe fuerte en Dios y una conexión cercana con los demás nos impedirá hundirnos. Mi oración para cada uno de ustedes es que cuando lleguen esos momentos, que puedas encontrarte firmemente atado a lo que no se hundirá.
Oración: Dios amoroso y fiel, reclamamos la promesa de Santiago de que, si nos acercamos a ti, tú te acercarás a nosotros. Camina con nosotros en este viaje de la vida y llévanos a través de las tormentas. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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