Llamados
El libro de Hebreos (Capítulo 11) nos dice: Por la fe, Abraham obedeció cuando fue llamado a dejar su tierra natal. Recuerda, él tenía más de 80 años cuando él y Sara se fueron de casa por primera vez. Y partieron, sin saber a dónde iban – solo que Dios los estaba impulsando, incitando, llamándolos.
Esta forma de llamado y lo forma de partir es un tema común a través de las sagradas escrituras. Estamos llamados a dar un paso de fe. Estamos llamados a hacer lo que sigue de forma correcta. Estamos llamados a seguir a Cristo…Y no siempre sabemos a dónde nos llevará ese llamado, a dónde nos llevará ese viaje…
Por mi parte, pienso en el año que pasé enseñando en la escuela secundaria en la zona rural de Jamaica. Recuerdo mi primera semana allí, preguntándole a un vecino cuándo sería la próxima recolección de basura. Parecía una pregunta correcta, ¿verdad? Y él me miró como si estuviera loco. “Nadie aquí viene a recoger tu basura hombre.” Yo tenía una bolsa de basura en la mano y él me la quitó y la llevó hasta el borde de un barranco. Le dio vuelta y lo arrojó por el borde. Miré hacia abajo y había basura por todas partes. Simplemente me dolió mi corazón. Más tarde, él me informó que podía quemar el papel. Las gallinas se comían las sobras de comida. “Pero con el plástico,” él dijo: “Estás por tu cuenta.”
En el transcurso del año, también aprendí a lavar a mano. Me volví bastante experto en la conservación del agua porque con mucha frecuencia no teníamos agua. Y les enseñaba a estudiantes que a menudo no tenían suficiente para comer. Yo tenía los ojos abiertos al hambre y la pobreza del mundo. Fue una peregrinación que abrió mi corazón al sufrimiento humano.
A veces, pensamos en el llamado simplemente como una vocación, lo que en un sentido puede serlo. Pero a lo largo de la vida, hay muchos llamados, muchos viajes, muchas peregrinaciones en las que embarcarse. Y muchos de ellos son más espirituales que físicos.
Quizás estás siendo llamado a ir a un lugar más profundo dentro de tu fe. O tal vez, estás siendo llamado a sanar o a transfigurar lo que se ha endurecido o herido en tu interior. O podría ser un llamado para involucrarte al mundo creativamente de alguna manera nueva…para crecer, servir o de dar para satisfacer las necesidades que Dios ha puesto en tu corazón. Hoy oro para que mantengas tu mente abierta.
Oremos, tal y como hemos orado juntos en el pasado: Te damos gracias, Oh Dios, por tu llamado a nuestras vidas. Concédenos sueños y anhelos que estén en armonía con tus sueños y anhelos por nosotros. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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