Libertad
Recuerdo haber leído que cuando se casó la poetisa Elizabeth Barrett-Browning, su papá desaprobó firmemente de que se haya tenido que fugarse. De hecho, la pareja se mudó a Italia, donde vivieron el resto de sus vidas. Pero, aunque los padres la repudiaron, Elizabeth nunca se dio por vencida en su relación. Ella escribía al menos diez cartas semanalmente. Ellos no respondieron ni una sola vez. Después de 10 años, ella recibió en su correo una caja grande. Adentro, Elizabeth encontró todas sus cartas; ¡ni siquiera una fue abierta por sus parientes!
Esa es una historia acerca de lo que pasa cuando el perdón nunca llega. ¡Qué triste!
Jesús nos ha enseñado que el perdón es el centro de la vida. Es central en nuestras relaciones con otros. Y, es central en nuestra relación con Dios. Cuando perdonamos a otros, cuando dejamos ir la ira, amargura y el resentimiento, nosotros encontramos la verdadera libertad.
Oremos: Dios misericordioso, tú conoces las injusticias en la que hemos sido sometidos. Tú conoces a las personas que nos han herido y las heridas y la carga que llevamos. Ten piedad de nosotros, Oh Dios. Ayúdanos a dejar ir, de dejar el pasado en tus manos. Queremos ser saludables y dignos. Oramos que tu perdón y tu gracia nos lave. Y después, Dios Misericordioso, ayúdanos a perdonar con el perdón que hayamos recibido, que nuevos comienzos sean nuestros a través de Jesucristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!