Levantando el Espíritu de Otras Personas
Mi hija Marley y yo regularmente caminamos en la playa por las noches. Una noche, durante una caminata, ella dijo: “Dime lo que está en tu mente, y luego te diré lo que está en la mía.” Yo estaba realmente de mal humor y me sentía desanimado. Así que le dije: “Está bien. Estoy molesto porque Noelle destruyó los auriculares. Me siento como si estuviera limpiando constantemente todo lo que ensucian las tres de ustedes – siempre lavando platos – siempre lavando. Nadie lo aprecia.” Marley entonces preguntó: “¿Algún sentimiento feliz?” “No.” respondí.
“¿Quieres saber lo que está en mi mente?,” ella preguntó. “Claro.” Resultó ser que todos sus pensamientos eran pensamientos felices. Y mientras hablaba volví a mis sentidos. Comencé a recordar todas las cosas buenas que tenía en mi propia vida. Cuando un sentido de gratitud cayó sobre mí, sentí que mis ánimos se elevaban.
En mi vida, pasamos por tiempos difíciles. Y, es fácil estar tan atrapados en nuestras propias luchas y fracasos que olvidamos las muchas bendiciones que también están presentes.
El día de hoy, estoy agradecido de que Dios nos ha dado la habilidad de levantar los espíritus entre nosotros. Estoy agradecido por aquellos que me escuchan – incluso cuando me siento desanimado. Y, estoy agradecido por aquellos que me recordarán las bendiciones que poseo.
Oremos: Amado Dios, te agradecemos por los amigos y la familia, por los compañeros de trabajo y por los vecinos con los que podemos compartir las bendiciones y las angustias de la vida. Que podamos estar siempre rodeados por dichas personas. Danos oídos atentos, corazones compasivos y palabras de sanación que también podamos ser instrumentos de tu amor y gracia. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!