Le Pregunté a Dios…
El año en que impartí clases en la Escuela Secundaria en Jamaica, asistí a una reunión de la asociación de maestros y padres de familia, en donde una estudiante recitó un testimonio. No sé quién lo haya escrito. Lo he visto en otros lugares desde entonces, pero cuando lo escuché en dicho escenario, en medio de una gran pobreza, me llegó de la manera más profunda. Ella dijo:
Le pedí a Dios fuerzas que yo pueda lograr. Fui creada débil para aprender a obedecer humildemente. Pedí riquezas en las que pueda ser feliz, me dieron la pobreza para poder ser sabia. Pedí poder para que pudiera tener la alabanza de los demás. Me dieron debilidad para sentir la necesidad de Dios. Pedí todas las cosas para disfrutar de la vida. Me dieron vida para poder disfrutar de todas las cosas. No obtuve nada de lo que pedí – pero todo lo que había esperado…Casi a pesar de mí, mis oraciones no pronunciadas fueron contestadas. Yo, entre todas las personas, soy la más bendecida en abundancia.
Ahora, yo no creo que Dios dé la pobreza. Pero me conmovió la fe de dicha joven. Muchos de nuestros estudiantes llegaban a la escuela con hambre. Muchos vivían en casas que tenían pisos de tierra y sin agua potable. Sin embargo, a pesar de todo lo que enfrentan, la jovencita pudo afirmar que entre todas las personas es la más bendecida en abundancia.
Oremos: Amado Dios, reconocemos que no siempre respondes a nuestras oraciones en el momento y forma que quisiéramos. Pero, te agradecemos que a pesar de eso sea todavía posible vivir una vida feliz y bendecida. Te agradecemos por el testimonio de otros que nos recuerdan que incluso en medio de las dificultades de la vida, eres bueno. El día de hoy, ayúdanos a celebrar nuestras bendiciones. Y, muéstranos nuevamente cómo usarlos para bendecir a otros. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!