Las Tres Peticiones
Durante los últimos días, hemos estado estudiando el Padre Nuestro, reflexionando sobre como cada verso, en sí mismo podría ser un recurso para nuestra vida de oración. Hoy continuamos con las tres últimas peticiones.
Jesús nos da tres peticiones: pan, perdón y liberación. Las tres son recordatorios significativos de que no somos autosuficientes como nos gustaría creer.
Danos pan para el día de hoy.
Nos cuesta comprender esto, ya que la mayoría tenemos refrigeradores repletos de comida. Quizás para muchos, esto sea un llamado a mantener los ojos y el corazón abiertos para quienes carecen del pan de cada día y a encontrar maneras de compartir lo que tenemos. Quizás podríamos orar: Dios, tenemos mucho más de lo que necesitamos. Abre nuestros corazones; abre nuestras manos…
Y luego: Perdona nuestras ofensas…como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…
Tan cierto y desesperadamente como necesitamos pan, necesitamos perdón, y necesitamos perdonar…Este es quizás el lugar donde mencionamos las maneras en que hemos fallado. Las maneras en que hemos lastimado a otras personas…Nos hemos descarriado…Dios no soy perfecto. Te necesito. Perdóname. Ayúdame a perdonar…Aquí podríamos orar por quienes nos han lastimado o nos han hecho daño…
Y finalmente, la última petición, no nos dejes en tiempos de prueba. Guárdanos de todo aquello que pueda herir a los demás o a nosotros mismos. Protégenos. Cuídanos. Guíanos.
Es asombroso pensar que esta oración nos ha sido transmitida a lo largo de casi 2000 años. Jesús dio esta oración a sus discípulos para que tuvieran una conexión más profunda con la fuente de la vida, una fuente de esperanza, renovación y fortaleza. Fue un recurso para ellos y un recurso para nosotros.
Unamos nuestros corazones en oración nuevamente usando la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por todos los siglos. Amén
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