La Vida es un Regalo
Como pastor, tengo el privilegio de estar con personas al final de sus vidas. Esto siempre me recuerda que la vida es corta y que nuestro tiempo aquí es solo un respiro. A veces, cerca del final de la vida, las personas querrán hablar sobre lo que ha sido más importante en sus vidas. Es interesante, nunca he escuchado a nadie decir: “Desearía haber pasado más tiempo en la oficina,” o, “Desearía haber ganado más dinero,” o, “Desearía haber podido tener esa casa más grande.” Al final, dichas cosas cuentan muy poco.
Lo que escucho son cosas como: “Desearía haber pasado más tiempo en casa.” “Desearía poder decirle que la amo.” “Estoy tan agradecida de haber tenido esos últimos seis meses con él – ¡qué regalo!” “Estoy tan agradecida de haber finalmente solucionado las cosas con mi hijo.”
Tengo que creer que por eso el Salmista oró: “Señor, enséñanos a contar bien nuestros días…” (Salmo 90:12) Porque cuando recuerdo que tengo un tiempo limitado en esta tierra y que yo, como todo lo demás, algún día ya no estaré más aquí, definitivamente plantea algunas preguntas profundas: Si mi vida terminara mañana ¿Sabría mi esposa cuánto la amo? ¿Sabrían mis hijos? ¿Qué diría las personas sobre el tipo de persona que soy hoy? ¿Estoy construyendo el tipo de vida que marca la diferencia?
Que hoy podamos orar con el Salmista: “Señor, enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.” (Salmos 90:12)
Oremos: Señor, tú has sido nuestra morada por todas las generaciones. Antes de que nacieran las montañas o de que tú dieras la luz al mundo entero, desde la eternidad hasta la eternidad tú eres Dios. Hoy recordamos que estamos aquí solo por un breve momento. Empodéranos, Dios Amoroso, para aprovechar al máximo cada momento de cada día, para estar presentes, para amar profundamente y para vivir cerca de ti. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!