La Pequeña Voz Constante

La Pequeña Voz Constante

Philip Yancey cuenta la historia de uno de sus amigos que fue a nadar en un gran lago al atardecer: “Mientras remaba relajadamente a unos cien metros de la costa, una niebla anormal de la tarde cubrió todo sobre el agua. De repente él no podía ver nada: sin horizonte, sin puntos de referencia, sin objetos o luces en la orilla. Porque la niebla difería toda la luz, él ni siquiera podía distinguir la dirección de la puesta del sol.”

Yancey escribió que su amigo chapoteó en absoluto pánico. “No tenía una dirección fija para empezar, perdió la confianza y giró 90 grados hacia la derecha. O a la izquierda – no importaba la dirección a la cual se dirigía. Podía sentir su corazón acelerado incontrolablemente. Él se detenía y flotaba, tratando de conservar energía y forzarse a respirar lentamente. Luego continuaba ciegamente otra vez. Hasta que por fin escuchó una débil voz que llamaba desde la orilla. Direccionó su cuerpo hacia los sonidos y los siguió hasta estar a salvo.”

Perfecta metáfora para nuestras vidas tan a menudo frenéticas. A menudo nos preguntamos ¿Qué quiere Dios que hagamos a continuación? ¿Cuál es el siguiente paso correcto que debo tomar? ¿Cómo manejo esta situación confusa y aterradora? Pero, de nuevo, ¿Con qué frecuencia nos detenemos para sentarnos en la presencia de Dios y realmente escuchar esa voz apacible y delicada?

En Salmos 46, leemos: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.”

Oremos: Dios Santísimo, en medio del caos y la confusión de la vida, ayúdanos a estar lo suficientemente quietos para escuchar tu voz. Incluso mientras te entregamos nuestras cargas y necesidades, oramos para que nos sanes y nos guíes. Amén

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

Biografía

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