La Música de la Fe
Tengo un gran recuerdo de mi amigo Herb Meza cuando estaba predicando, en mi lugar, un domingo. Estábamos los dos juntos en el coro y presbiterio y noté que él no estaba cantando. Él ni siquiera tenía un himnario, así que me acerqué para compartir el mío. Él dijo: “Joe, yo no puedo cantar. Mi voz…” Unos minutos más tare, él giró hacia mí y dijo: “¡Y tú tampoco puedes cantar!”
Es cierto. Pero me encanta hacerlo de todos modos…especialmente en la ducha cuando nadie puede oírme o en el auto…
¿Qué tiene la música que llega tan cerca al alma?
Algunos de ustedes recordarán en la serie de CS Lewis, Las Crónicas de Narnia, Aslan, el León, canta la creación para que exista. No sabemos si Cristo realmente cantó para crear la creación, pero es un pensamiento hermoso.
Por supuesto, la música y el canto son fundamentales para nuestra fe. Se dice que San Agustín dijo: “¡Cuando cantas, oras dos veces!” En la Biblia encontramos esta imagen del Rey David Bailando con todas sus fuerzas ante el Arca de la Alianza. Incluso en el desierto, Miriam canta un cántico de alabanza. Moisés canta un cántico de alabanza.
El propio libro de los Salmos ha sido considerado, durante mucho tiempo, como un himnario. En el evangelio de Lucas, apenas llega al segundo capítulo sin empezar a cantar cuatro veces. María canta. Zacarías canta. Simeón canta, y los ángeles ¡todos cantan! Luego, al final de la última cena, Jesús y sus discípulos cantan, antes de salir a la noche.
“Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales,” escribió Pablo.
La música tiene una manera de tocar el alma de una forma que las palabras nunca pueden.
Cuando pienso en la música como practica espiritual, pienso en cantar en adoración. Pero puede ser más que eso. Fuera de la adoración, también uso la música para cambiar mi estado de ánimo, e incluso para cambiar mi corazón y mi mente hacia un modo de ser enfocado en la oración.
Mi oración el día de hoy es que lleguen a ver la música como otro medio más por el cual pueden acercarse a la fuente de la vida, a Aquel que da la vida. Que la música sea para ti un instrumento de oración. Y, que te encuentres cantando en sintonía con la música de la creación, la música del amor, la música de la esperanza, la música del corazón de Dios.
Oremos: Cantamos un cántico de fe y esperanza en nuestros corazones, Oh Dios, incluso como te cantamos a ti. Y que la música de tu amor resuene en nuestras vidas, en la forma en que vivimos y amamos; en el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!