Incontenible
Un pastor estaba tratando de explicar a una clase de la escuela dominical que Dios se encuentra en todo nuestro alrededor. “¡Dios está en todas partes!” dijo el pastor. “¿En todas partes?” preguntó un niño pequeño. “¡En todas partes!” respondió el pastor.
El niño se fue a casa y le dijo a su mamá: “¡Dios está en todas partes!” El pastor así lo afirmó.” Sí, lo sé”, respondió la mamá. El niño continuó: “¿Quieres decir que está incluso en la alacena?” “Sí”, dijo la mamá. “¿Incluso en el azucarero?” el niño preguntó mientras le quitaba la tapa. “Sí,” dijo la mamá, “incluso en el azucarero.” El chico bajó rápidamente la tapa y dijo: “Ahora lo he atrapado.”
La historia es divertida, pero Dios es más grande de lo que jamás pudiésemos imaginar.
En el Primer Libro de Reyes, en la dedicación del primer templo, leemos que la gloria del Señor llenó la casa del Señor de tal forma que los sacerdotes no pudieron ponerse de pie para ofrecer el ministerio…En ese momento, Salomón oró: “Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!”
Desde muy temprano, hay un reconocimiento en nuestra fe de que Dios está obrando más allá de los muros del santuario – más allá de nuestras denominaciones – más allá de nuestro entendimiento, más allá de nuestro alcance. No puedes contener al Señor que adoramos. Dios es más grande de lo que incluso podemos comenzar a imaginar.
A veces yo quiero tener todas las respuestas. Quiero saber por qué las personas ven el mundo de manera diferente a la que yo la veo. Quiero saber por qué hay pobreza y violencia. Quiero saber por qué sufren las personas a las que amo. Quiero saber cómo y cuándo Dios responderá mis oraciones.
Siendo humano, tenemos que hacernos las preguntas. Tenemos que tratar de entender. Pero, siendo humanos también significa que puede haber cosas que nunca comprenderemos – al menos no de este lado del cielo.
Y, así aquí y ahora, con gran humildad, tenemos que confiar. Tenemos que confiar en que Dios es tan bueno como Jesús nos dijo que era – misericordioso, indulgente, amoroso – con una gracia que va más allá de lo que podríamos haber imaginado.
Oremos: Dios Todopoderoso, eres santo y majestuoso. Te agradecemos por tu amor incontenible e imparable – que se extiende y nos abraza incluso a nosotros. Con todas nuestras fuerzas, en todas nuestras debilidades, con toda nuestra fe y en todas nuestras dudas, ayúdanos a responderte a ti. Amén.
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