Incluso Diez Minutos
Hace algún tiempo escuché una historia sobre un monje Budista que estaba de visita en Nueva York. Su anfitrión occidental le dijo que podían ahorrar diez minutos haciendo una cierta transferencia en el metro de la estación Grand Central. Cuando salieron del metro en el Central Park, el monje se sentó en una banca. Su anfitrión, que tenía prisa, quería saber qué estaba haciendo. “¿Por qué estás sentado ahí?” “Pensé que deberíamos disfrutar de los diez minutos,” respondió el monje.
En un mundo agitado, de ritmo acelerado, ¿Con qué frecuencia nos detenemos para sentarnos en una banca en el parque y estar solos durante diez minutos? Incluso si tuviéramos el tiempo, ¿Nos detenemos intencionalmente y disfrutamos de nuestro entorno? Realmente no es mucho tiempo, pero es suficiente para reunir nuestros pensamientos y recordar los muchos dones que Dios ha colocado a nuestro alrededor.
En uno de los momentos más ocupados de su ministerio, Jesús instruye a los discípulos: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco…” (Marcos 6:31)
Oremos: Dios bondadoso, te agradecemos por el regalo de este día – y ciertamente por el regalo de la vida misma. Recuérdanos que ocasionalmente nos detengamos y disfrutemos de los placeres simples de la vida. Hoy te pido que elimines cualquier preocupación o ansiedad que podamos sentir. Llénanos de esperanza. Pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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