Historias de Gracia
Hace muchos años, formé parte de un pequeño grupo en el que se nos pidió que compartiéramos cómo llegamos a la fe o que compartiéramos un momento en el que nuestra fe cobro vida. Podías sentir la emoción en la habitación. Algunas personas tuvieron estos momentos dramáticos que cambiaron sus vidas. Otros habían estado en la iglesia toda sus vidas. Pero todos tenían una historia. Y mientras las personas contaban sus historias, había lágrimas y risas. Y podías sentir la presencia de Dios.
Nunca olvidaré a una mujer que compartió que, mientras estaba en el ejército, le diagnosticaron melanoma en etapa 4. Fue dada de baja con honores ya que los médicos realmente no creían que viviría ni siquiera un año. Su hijo todavía era un bebé en dicho momento. Pero aquí estaba ella contando esta historia, 6 años después…
Otras personas compartieron que fue solo por la gracia de Dios que su matrimonio se salvó. Otros hablaron de que Dios los encontró en tiempos difíciles de divorcio o enfermedad. Y no es que Dios siempre produjera la sanidad cuando o como se quería, pero muchos tenían la sensación de ser llevados a través de ella, o de tener una muestra de gracia en medio de dichas situaciones.
Me encontré pensando, hay tanta esperanza enraizada en estas historias – es asombroso – tantos lugares donde las personas pueden conectarse y relacionarse entre sí en un nivel muy real.
También me llamó la atención que nuestras historias no solo brindan esperanzas a los demás, sino que son un poderoso recordatorio del panorama general de nuestras propias vidas, un recordatorio de quién está realmente a cargo.
En nuestra iglesia presbiteriana reformada, tendemos a mantener nuestra fe más para nosotros mismos. Tendemos a hacer de nuestra fe un asunto más privado y personal, y no hablamos mucho al respecto. Y entiendo eso. De hecho, una de mis citas favoritas es de San Francisco, quien dijo: “Predica el evangelio dondequiera que vayas, pero utiliza palabras solo cuando sea necesario.”
Me gusta ese pensamiento y es muy cierto. Pero lo que a menudo perdemos de vista es que, a veces, nuestras palabras y nuestras historias pueden marcar una gran diferencia. Hay algo acerca de nombrar las cosas en voz alta; algo sobre recordar, contar, cantar, dar gracia, que pueden inspirar y dar esperanza.
Entonces, me pregunto acerca de tus historias…Me pregunto cuándo y cómo Dios ha tocado tu vida…Me pregunto si habrá alguien que podría ser bendecido al escucharlo…Me pregunto si has tenido una experiencia que necesites compartir…Si hay palabras de gratitud que necesites compartir…
Oremos: Dios de esperanza, mientras reflexionamos sobre tu mano obrado en nuestras vidas, ahora y en el pasado, te damos gracias y te alabamos. Concédenos sabiduría para saber cuándo y dónde otros pueden beneficiarse de nuestras historias. En el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
Daily Message Author: El Rev. Dr. Roger Kunkel
(November 24, 1934 – June 29, 2011) Biografía