¿Hacia Dónde Giramos?
El periodista Bob Garfield ha informado, a menudo, sobre las características excéntricas y únicas de la naturaleza humana. En 1992 Garfield pasó algún tiempo en Santa Fe, Nuevo México, donde conoció a personas de todos los ámbitos de la vida que estaban tratando de encontrar sanación o la plenitud a través de cosas como el equilibrio del aura, ceremonias de percusiones de tambor, antiguas terapias místicas, cristales, astrología, la canalización espiritual, y así sucesivamente. Incluso, en una tienda de alimentos saludables de Santa Fe, Garfield encontró algunos enfoques inusuales a la medicina. En lugar de mantener las proporciones regulares de vitaminas y hierbas, esta tienda ofrece mezclas de vitaminas y hierbas llamadas, “Espíritu Luminoso, Actitud Positiva, Coraje de Mujer, Rescate Emocional, Eliminación de Odio, Eliminación de Codicia, Humillación y Los Niños de Divorcio.”
Recopilando el hallazgo inusual de Garfield, el Reverendo King Duncan escribió: “¡Si tan sólo pudiéramos encontrar rescate espiritual o crecimiento espiritual en una píldora! Pero no es tan fácil.”
Duncan luego hizo la pregunta, “¿Hacia dónde giramos por ayuda?”
No hay duda de que existe un hambre profunda en nuestra sociedad en busca de curación, plenitud y de significado. En Salmo 121 leemos esta promesa…
A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor
Creador del cielo y de la tierra.
El bienestar espiritual que deseamos no puede venir con facilidad de un día a otro. Pero ha sido la experiencia de las personas de fe a través de los milenios que cuando giramos hacia Dios, Dios es fiel.
Nuestra oración de hoy es otra que ha sido heredada por las personas de fe a través de generaciones. Procede del Salmo 25. Oremos:
Mi Dios, en ti confío;
Señor, hazme conocer tus caminos, muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador, ¡en ti pongo mi esperanza todo el día!
Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado;
Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión,
Pues me encuentro solo y afligido.
Crecen las angustias de mi corazón;
Líbrame de mis tribulaciones.
Fíjate en mi aflicción y en mis penurias,
Y borra todos mis pecados.
Protege mi vida, rescátame;
Porque en ti busco refugio.
Porque en ti he puesto mi esperanza. ¡Líbranos de todas nuestras angustias! Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!