Gracia a Través de la Hospitalidad

Billy Graham habla de la experiencia de su hijo Franklin en el Medio Oriente. Franklin visitaba un campamento que tenía nacionales de Kuwait. Estas personas habían viajado durante días a través del desierto ardiente en autobuses. Notó a una mujer que parecía muy angustiada. Ella tenía a niños pequeños alrededor de ella. Cuando Franklin comenzó a hablar con ella, descubrió que había dado a luz a un bebé tres días antes de que ella y su familia fueran evacuados de Kuwait.

El recién nacido estaba sucio y enfermizo. Franklin fue capaz de ayudar a la joven madre con los suministros necesarios. Se encargó de que también recibiera atención médica. La madre le agradeció por haberlos ayudado. Mientras continuaban su conversación, ella compartió que antes había sido Cristiana, pero cuando su familia creció hasta ser muy influyente se alejó de su fe. Franklin le recordó el amor de Dios por ella, por su bondad y cuidado de sus necesidades, ella volvió a comprometer su vida con Cristo.

Reflexionando sobre esa historia, creo que es bastante poderoso que dicha joven madre haya encontrado a Cristo nuevamente, no a través de un sermón o incluso en el edificio de una iglesia, sino a través de un acto de hospitalidad de uno de sus seguidores. Tal y como solía decir mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d.: “Eres la única Biblia que algunas personas leerán.”

Oremos: Amado Dios, nos has llamado a ser sal, levadura y luz a un mundo doloroso. En nuestra vida cotidiana, a través de las acciones cotidianas, ayúdanos a ser instrumentos de tu gracia y amor. Amén.

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