Entregarse
Durante los últimos días hemos reflexionado sobre la llegada de Jesús a los discípulos, caminando sobre el agua en medio de una tormenta. Y he estado reflexionando sobre las preguntas que a veces tenemos en ese tipo de momentos, cuando parece que el viento aúlla y las olas golpean. Siempre recuerdo que Dios es lo suficientemente grande como para manejar nuestras emociones más profundas y nuestras preguntas más difíciles.
Sin embargo, llega un momento en que, si tan solo podemos dejarnos llevar, si tan solo podemos entregarnos…si tan solo podemos confiar, hay una sensación de paz. Dios, esto está más allá de mi control. He hecho lo que he podido…Te dejo esto a tus pies.
Recuerdo que hace cuatro años, al inicio del Covid, sentí ese miedo e incertidumbre sobre la iglesia…Dios, esto está en tus manos…
Recuerdo a una amiga que estaba en el ejército, muy dura como una roca, que me contaba que cuando le diagnosticaron cáncer en etapa cuatro, al principio estaba enojada, pero luego se dio cuenta de que no había nada que hacer excepto caer de rodillas y orar…Y confiar.
Otro amigo que cuando se dio cuenta de que era adicto, tuvo la misma experiencia…En un momento dado, él vio que esto estaba más allá de él…que no lo podía solucionar…Su oración fue: Ayúdame. Ayúdame a confiar en ti, Dios.
Ahora bien, lo voy a admitir, es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Ayer les dejé con una meditación, y se los dejo de nuevo el día de hoy. Las palabras de Jesús a los discípulos, las palabras de Jesús a nosotros son: Cálmense. Soy yo. No tengan miedo.
Oremos: Señor Jesús, ven a nuestro encuentro en medio de las tormentas de la vida. Arráiganos en tu paz y llénanos de nuevo con tu gracia sanadora. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!