Ensayo
Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida. El que en mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.”
El erudito del Nuevo Testamento Dale Brunner dice que aquí, Jesús afirma no solo ser pan, sino El Pan. Y es el pan el que da no sólo un poco de vida, sino una Vida profunda y permanente. Jesús está afirmando ser aquello por lo que todos los seres humanos más anhelan. Yo soy el Pan de Vida. Pero ¿cómo obtenemos esta vida?
En su libro, God and the Art of Improv (Dios y el Arte de la Improvisación), MaryAnn McKibben Dana cita a Samuel Wells. Me encanta esta cita: “Cuando las personas dicen “la vida no es un ensayo”, yo digo, “Pero lo es, en realidad, ¿verdad que sí? La vida es un ensayo…(y) los hábitos de ensayo son todo lo que hacemos en la vida…La mayor parte de mi vida es preparación para momentos cruciales. No digo que haya llegado a un momento decisivo en mi vida, pero he llegado a algunos momentos bastante cruciales en los que tuve que actuar de recuerdos.”
Esto plantea la pregunta: ¿Estoy preparado para enfrentar el sufrimiento y la pérdida en la vida que son inevitables? ¿Estoy preparado para enfrentar tiempos de soledad? ¿Estoy preparado para enfrentar estos tiempos confusos y difíciles en este momento?
Yo pienso en mi amigo Charley Landreth, que sufrió un derrame cerebral y perdió la capacidad de hablar. Pero, tal y como saben aquellos que van a visitarlo, él es una de las personas más alegres que jamás conocerás. Es como si Charley entrenara para las Olimpiadas – ¡Olimpiadas para el alma!
Hay veces que necesitamos actuar de recuerdos. Y las prácticas de nuestra fe son en gran medida una especie de ensayo – prácticas de adoración, oración y meditación, reuniones de grupos pequeños en su nombre. Son los actos específicos muy concretos de venir a Cristo. Nos reorientan. Nos traen de regreso a su presencia para que podamos ser alimentados, entrenados, fortalecidos.
Entonces, ¿cómo llegamos al Pan de la Vida? El erudito del Nuevo Testamento Dale Brunner dice: “En cierto nivel, la respuesta es muy simple. Solo ven. Ven a él. Y luego ven otra vez y luego otra vez…” Confía en él. Preséntate en donde él ha prometido estar…
Él ha prometido estar con nosotros en adoración. Él ha prometido estar con nosotros en tiempos de oración. Él ha prometido estar con nosotros en donde dos o tres estén reunidos en su nombre. Él ha prometido estar con nosotros en los pobres, en los enfermos, en los que sufren cuando les ministramos. Y, a todos los que confían, y a todos los que vienen, ciertamente, él promete que él llenará.
Oremos: Amado Dios, oro hoy por aquellos que desesperadamente te necesitan cerca, los solitarios, los pobres, los enfermos y los desconsolados. Reúnete con cada uno de nosotros en este momento de oración. Sánanos. Renuévanos. Y fortalécenos a cada uno de nosotros para servirte a nuestra manera. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!