En lo Cotidiano

En lo Cotidiano

A menudo he reflexionado sobre los lugares de mi vida en los que suelo notar más la presencia de Dios. He compartido con ustedes muchas veces que, para mí, suele ser en el océano, en su inmensidad, en su gran extensión. De manera similar, he sentido dicha presencia desde lo alto de las montañas contemplando la impresionante belleza de la creación desde un punto de observación elevado. Y muchas veces, durante la adoración, especialmente a través de la música, he sentido al Espíritu agitándose en mi alma…

Sin embargo, puedo decirles que no suelo esperar que Dios aparezca en medio de mi vida cotidiana: lavando platos, sentado en reuniones, conduciendo en el tráfico. Y me pregunto si nuestras expectativas limitan nuestra capacidad de ver y experimentar lo sagrado y lo santo que se encuentra infundido en lo cotidiano.

Existe un libro fantástico titulado La Practica de la Presencia de Dios, escrito por un monje llamado Hermano Lawrence. Él escribió sobre cómo cultivar la expectativa y la conciencia de la presencia de Dios, incluso en cosas muy sencillas, como lavar los platos o sentarse en silencio con los demás hermanos durante la cena. 

De manera similar, Barbara Brown Taylor habla de la experiencia de tender la ropa y verla en tendedero como “bandera de oración”, y de alimentar a sus animales, notando un profundo sentimiento de gratitud. Simplemente tomando conciencia de lo sagrado que está presente en lo cotidiano.

El hermano Lawrence afirma que este tipo de expectativa y conciencia, esta apertura y disposición, nos llevarán finalmente a la presencia de algo más grande que nosotros mismos. Y en esos momentos experimentamos una sensación de plenitud.

¿Qué es lo que mantiene nuestras vidas tan fragmentadas? ¿Qué es lo que nos impide experimentar la plenitud espiritual que anhelamos? ¿Qué es lo que bloquea nuestra capacidad de percibir la presencia de Dios en medio de nuestra vida cotidiana?

Albert Einstein dijo la famosa frase: “En mi opinión, tienes dos maneras de vivir tu vida: uno como si no existirán milagros y la otra como si todo fuera un milagro.”

Todo esto plantea la pregunta: ¿Cuál es mi disposición ante la vida? ¿Qué espero? ¿A qué estoy abierto? ¿Y tú?

Oremos: Dios santo, incluso en medio de las fisuras y la fragmentación de la vida, sentimos que hay una conexión subyacente, una plenitud. Sentimos una unidad subyacente y tu presencia que nos une. Danos ojos abiertos, corazones abiertos, manos abiertas para que podamos percibirte, entretejido en todo lo que existe. Que recibamos esta vida y todos tus dones como una pura bendición. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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