En las Manos de Jesús…

En las Manos de Jesús…

Últimamente he estado recordando la historia de Jesús alimentando a las multitudes. Él había estado enseñando en un lugar remoto y, a medida que el día avanza hacia la noche, los discípulos comienzan a preocuparse. Se acercaron a Jesús y dijeron: “Éste es un lugar apartado y ya es tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.”

Realmente, esta no es una solicitud irrazonable. Era una gran multitud – una tremenda necesidad – miles de personas hambrientas. Confiaron en Jesús.

Ante la increíble necesidad en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea, ¿Con qué frecuencia confiamos en Cristo? ¿Y con qué frecuencia lo descartamos?

Jesús preguntó a los discípulos sobre lo que tenían ya disponible. Ellos no tenían mucho. Sin embargo, uno de los principios de nuestra fe es que nuestros regalos aparentemente insignificantes se multiplican y tienen un impacto mucho más allá de lo que podríamos imaginar.

En las manos de Jesús – hay más que suficiente…más que suficiente para satisfacer la necesidad. Pero los discípulos tienen un papel que desempeñas, ¿No es así? Se requiere algo de ellos. Requiere un acto de fe. Jesús dijo que hay que darles de comer.

Todo esto me hace preguntarme: De cara a la increíble necesidad del mundo que nos rodea, ¿Qué tengo para ofrecer? ¿Qué tengo que traer para ayudar a satisfacer las necesidades de un mundo que sufre? Donde hay división…¿Qué tengo para ofrecer? ¿Dónde hay preocupación…injusticia…hambre…?

Por supuesto, no podemos hacerlo todo. No podemos satisfacer todas las necesidades. La mayoría de nosotros no tenemos mucho que ofrecer. Pero, de nuevo, tampoco los discípulos.

Para algunos de nosotros, tal vez sea dar con sacrificio nuestro tiempo o dinero. Para otros de nosotros puede ser involucrarse en un ministerio: Ser mentores, alimentar, trabajar por la justicia. Para otros aún puede ser cultivar esa generosidad de escuchar y comprender. Salir de nuestro camino para amar – incluso a los que no lo merecen.

Pero aquí está la parte más importante: para todos nosotros, significa no dejar a Jesús fuera de la ecuación. Significa confiar en que cualquier cosa que pongamos en sus manos, será transformada, multiplicada más allá de lo que podamos imaginar.

Oremos: Ayúdanos, Oh Dios, a ver el mundo no como lo vieron los discípulos, sino de la forma en que lo vio Jesús: Un mundo con el potencial de milagros de abundancia en tus manos. Y, que nunca subestimemos lo que Cristo puede hacer con lo que sea que le ofrezcamos. Porque es en su nombre que oramos. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

Biografía

Share