En la Tierra como en el Cielo

Recuerdo hace varios años cuando un pastor Coreano, en nuestro presbiterio, se acercó a mí para preguntar sobre la posibilidad de que su nueva iglesia compartiera espacio dentro de la iglesia a la que yo estaba sirviendo. Además, abordó la idea del ministerio compartido, la adoración compartida, e incluso una sesión compartida. Al principio, mis pensamientos eran un poco territoriales. Y luego me centré en la logística: ¿Cómo funcionaría eso? Culturalmente, somos tan diferentes. Las barreras del idioma…

Mientras hablábamos de esto durante la cena, yo planteé mis preocupaciones. En repuesta, él me preguntó: “Joe, ¿Cómo te imaginas que es el reino de Dios?”

“Bueno, en teoría…,” yo comencé.

“No. En la Biblia, vendrán del este y del oeste. Vendrán del norte y del sur. Habrá personas de todas las naciones, hablando diferentes idiomas, de todas las razas…”

“¿Es eso solo en el cielo?”

“Venga tu reino. Hágase tu voluntad. En la tierra como en el cielo.”

Vaya. Eso es cierto, ¿Verdad que sí?

Me pregunto en qué piensas cuando piensas en el Reino de Dios. Me pregunto qué destellos has visto a lo largo de tu vida. Me pregunto cuándo has notado la irrupción del reino de Dios aquí en la tierra. Y luego me pregunto, ¿cómo respondes…?

Oremos tal y como oramos ayer: Dios Santo, acércanos más. Renuévanos y sánanos. Y, luego concédenos ojos para ver y corazones para seguir. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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