En el Mismísimo Derramamiento
Uno de mis amigos pastores tiene una historia de llamado bastante poderosa. Hubo un tiempo, al final de su vida universitaria, cuando luchó profundamente con el sinsentido de la vida. Llegó al punto en que comenzó a perder la esperanza en la vida misma. Él no era un Cristiano en dicho momento.
Entonces, un domingo por la mañana, de alguna manera, Dios lo guio a levantarse de la cama y se arrastró a la iglesia. Pero lo significativo es que cuando Dios volvió a tocar su corazón, no fue en un momento de su llamado al servicio religioso en el que se sentía que lo estaban alimentando espiritualmente – sino cuando sentía que lo estaban retando. Sucedió durante la entonación de un antiguo canto Africano Espiritual – el coro y la congregación estaban cantando – Voy a vivir para que Dios pueda usarme – en cualquier lugar Señor, en cualquier momento…Voy a vivir para que Dios pueda utilizarme…
No es que Dios solo estuviera diciendo: OK hijo, te voy a curar. Te voy a sanar. Voy a proveer para ti o protegerte. No. No. Había mucho más. Dios le habló a su corazón y le dijo: Te estoy llamando a dar tu vida – a derramar tu vida por otros…Y en ese mismo acto de derramamiento hacia los demás, vas a encontrar un significado profundo y esperanza.
Es un poco contrario a la intuición, ¿Verdad que sí? Pero mi amigo les dirá que ha descubierto, como muchos otros, que es verdad. En dar recibimos.
Quizás eso es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará…” (Mateo 16:25)
Oremos: Dios de la Esperanza, reúnete con nosotros nuevamente este día en el punto más profundo de nuestra necesidad. Llénanos de tu Espíritu y empodéranos para derramar nuestras vías por los necesitados. Y mientras lo hacemos, que encontremos tu gracia sanadora. En el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!