En el Desierto
Harry Emerson Fosdick fue un gran predicador. Más adelante en su carrera, finalmente fue llamado a pastorear en la Iglesia Riverside en la ciudad de Nueva York. El estrés de pastorear esta gran iglesia, el cual estaba respaldada por la familia y la fortuna Rockefeller, eventualmente provocó que Fosdick sufriera una crisis nerviosa.
Fosdick escribió una vez: Fue el desierto más aterrador por el que he viajado. Quería suicidarme terriblemente, pero en cambio hice algunos de los descubrimientos más vitales de mi vida. Mi pequeño libro, The Meaning of Prayer (El Significado de la Oración), nunca habría sido escrito sin esa crisis nerviosa. Encontré a Dios en un desierto.”
El testimonio de Fosdick no me sorprende. He escuchado historia tras historia de personas que crecieron profundamente durante los tiempos desérticos en sus vidas.
En su libro, Deep Rooted in Christ (Arraizados Profundamente en Cristo), el pastor y académico Joshua Kang nos recuerda: “El desierto es un lugar donde Dios bendice y entrena a su gente…En el desierto, aquellos que solo han confiado en sí mismos y en otros aprenden a confiar en Dios… (En la vida) todos enfrentamos sufrimientos, confusión, destrozos, fracasos y abandono impuesto voluntariamente. Pero ahí es donde se hacen los siervos de Dios. Todos pasan por la transformación, y, por otro lado, se encuentran a sí mismos como personas de oración, Palabra y Espíritu Santo.
Cuando te encuentres en el desierto de la vida, que puedas aferrarte a la esperanza. No cedas ante la amargura o la desesperación. Pero en lugar de eso, observe que el Espíritu de Dios respira dentro de ti el valor, la fortaleza y una vida nueva – incluso ahora.
Nuestra oración de hoy fue escrita por el Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de la Fundación Dial Hope (Digita Esperanza). Oremos: Dios amoroso, que nos cuida en la inquietud de la noche y cuyos brazos nos abrazan cuando nos sentimos solos, indignos y desafortunados, enséñanos a vivir con el sentimiento especial de gracia que abunda. Abre nuestros corazones para conocer tu amor transformador y redentor. Moldéanos ahora a imagen de tu Hijo Jesús, en cuyo nombre oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!