El Pan de Vida
Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida. El que en mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.”
Me sorprende que Jesús sabía que tendríamos hambre y sed de algo más que comida y agua. Hay un sentido en el que somos creados con este anhelo innato en nosotros. San Agustín dijo: “Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en Dios.”
Pero tengo que preguntarme si no sentimos esto más agudamente ahora más que nunca. En esta etapa de la historia, en estos tiempos en los que estamos tan profundamente polarizados, cuando acabamos de pasar un año y medio de cierres y cuarentenas y distanciamiento social, y perdiendo a las personas que amamos. No solo nuestros hospitales están llenos, sino también nuestros consejeros de la salud mental y terapeutas.
Y realmente, incluso antes de que todo esto nos haya afectado, cuando nos reunimos, nos reunimos cada vez más con personas que piensan igual que nosotros. En línea, los algoritmos nos muestran noticias e historias que solo refuerzan exactamente lo que ya creemos. Y así nos hemos vuelto cada vez más divididos unos a otros. Nos enseñan a temernos unos a otros…No a confiar unos a otros. Me imagino que la mayoría de nosotros sentimos la pérdida muy profundamente…Y, aunque nuestra tecnología ha sido una bendición en muchos niveles, muy a menudo, como individuos, estamos totalmente distraídos…
A medida que este mundo se vuelve cada vez más secular, nos encontramos anhelando sanación y plenitud. Estamos deseando la conexión. Anhelamos un sentido de lo sagrado.
Jesús dijo: Yo soy el pan de vida. El que en mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.”
Ahora, si fuéramos a saltar hasta el final de la sección en el Evangelio de juan, encontramos que varios discípulos se han alejado de Jesús. Ellos encuentran que su enseñanza es demasiado difícil. Y Jesús pregunta a los doce – sus seguidores más cercanos – si ellos también querían marcharse. Y Simón Pedro respondió: “Señor ¿a quién iremos? “
En otras palabras, “Señor, las alternativas no son buenas.” ¿Dónde más hay que buscar? Si Jesús no es la Palabra de Dios para un mundo herido, por favor, cualquiera, denos una palabra más creíble. Mira a tu alrededor. Piensa en los lugares a los que recurrimos para encontrar el significado y la esperanza definitiva. Prueba las respuestas alternativas al hambre espiritual del mundo… ¿Es la tecnología? ¿Son las redes sociales? ¿Es la política? ¿Es el partido Republicano…o el partido Demócrata? ¿Es una casa más grande, más dinero, una carrera más exitosa?
Simón Pedro dijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna…”
Oremos: Confesamos, Oh Dios, que a veces ponemos nuestra confianza en Cristo, pero otras veces, confiamos en otras cosas, en otras personas. A veces nos dirigimos a ti y otras veces no lo hacemos. A veces confiamos en tus caminos, pero a veces confiamos solo en nuestros caminos…Ayúdanos en dirigirnos a ti, a confiar en ti. Porque eres Tú, en Cristo, quien tiene las palabras de vida eterna. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!