El Corazón del Evangelio
Una amiga me dijo, hace poco, que ella tiene una maravillosa tía que había dejado de ir a la iglesia. Ella pasó por un terrible divorcio y no se sentía digna de estar en adoración. Como no puede perdonarse a sí misma, ella es incapaz de creer que Dios la perdona. Esto es triste, porque el perdón es el corazón del evangelio. Pero, la verdad es que a muchos de nosotros nos cuesta mucho dejar de lado el pasado. Muy a menudo, nos torturamos por errores y fallas del pasado.
El filósofo Soren Kierkegaard escribió esta oración: “No sostengan nuestros pecados contra nosotros, sino manténganos contra nuestros pecados, para que el pensamiento de Ti cuando despierte en nuestra alma…no nos recuerde lo que hemos cometido, sino de que Tu perdonaste, no de la forma en cómo nos extraviamos, sino cómo Tu nos salvaste.”
La próxima vez que te sientas perseguido por el pasado, recuerda esta oración. Deja que los errores del pasado sirvan como una advertencia de lo que no se debe repetir, pero más importante aún, que sean un recordatorio de la gracia salvadora de Dios.
El Apóstol Pablo escribió: “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Dios te ama y te ha perdonado. Que puedas perdonarte a ti mismo.
Nuestra oración de hoy está tomada de la oración de Manasés – que está incluida en las Biblias Griega y Eslava. Oremos: Oh Señor Todopoderoso, Dios de nuestros ancestros, de Abraham, Isaac y Jacobo…inconmensurable e inescrutable es tu misericordia prometida. Tú has designado el arrepentimiento para mí que soy un pecador. Porque estoy agobiado con muchos grilletes de hierro.
Y ahora doblo la rodilla de mi corazón, implorándote por tu amabilidad. Porque tú, Oh Señor, eres el Dios de los que se arrepienten, y en mí manifestarás tu bondad. Por indigno como soy, me salvarás según tu gran misericordia, y te alabaré continuamente todos los días de mi vida. Amén.
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