¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

Hay una historia sobre dos niños pequeños, de 10 y 12 años de edad, que eran muy traviesos y siempre se metían en problemas. Los padres estaban al borde de la paciencia, y escucharon que el pastor local era bueno con los niños, por lo que la madre le preguntó si él hablaría con sus hijos. El clérigo estuvo de acuerdo, pero pidió verlos uno a la vez. La madre envió al niño de 10 años primero, mientras ella y el otro hijo esperaban afuera. 

El predicador, resulto ser un hombre corpulento con un vozarrón. Él le solicitó al niño que se sentara y le preguntó muy seriamente: “¿Dónde está Dios?” La boca del chico se abrió, pero él no dijo nada. Entonces el hombre grande comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación. El pastor luego dijo en un tono aún más severo: “¿DÓNDE ESTÁ DIOS?” El niño se sentó, congelado, asustado hasta la muerte. Finalmente, el pastor alzó la voz a un tono febril. ¿DÓNDE ESTA DIOS?

Ante esto, el niño gritó y salió corriendo de la habitación, fuera de la iglesia, y al patio donde esperaban su mamá y su hermano. Pálido y tembloroso, miró a su hermano mayor y dijo: “Hermano, estamos en un Gran problema. ¡Dios está perdido y creen que nosotros lo hicimos!

Dios no está perdido. A veces se siente así, pero ¿no es así? A veces llegamos al punto en que sentimos que Dios está distante – como un concepto o idea distante – en lugar de un Espíritu que está vivo dentro de nosotros. A veces, esta idea de que Dios nos guiará o nos dirigirá es tan extraña. Pero la pregunta realmente es: ¿Estamos formando nuestras vidas de tal manera que tenemos tiempo para escuchar y ser guiados?

Desde hace siglos, los Cristianos han usado la temporada de Cuaresma para profundizar su caminar con Cristo. Alguno de ustedes, me imagino, han desarrollado hábitos de oración y silencio. Para otros, tal vez el final de esta temporada podría ser una oportunidad perfecta para comenzar a sacar tiempo y convertirlo en una prioridad.

No sé cómo te puede parecer esto. Tengo una amiga que cuando tenía niños pequeños solía esconderse en su armario, a primera hora de la mañana, para poder tener diez minutos – diez minutos de tiempo de oración.

Como sea que te parezca, oro para que intencionalmente apartes tiempo para ser alimentado, orar y escuchar. Y que Dios pueda estar contigo en los momentos tranquilos y santos.

Oremos: Dios de Amor, es fácil llenar todos los momentos, desde el amanecer, con actividades. Oro para que nos ayudes a forjar tiempo para sentarnos en tu presencia y ser renovados en tu amor. Mientras estemos siendo alimentados, danos la fortaleza que necesitamos para alimentar a los demás. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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