Dios Obra a través de Nosotros
Carveth Mitchell cuenta una historia sobre dos mujeres que estaban sentadas en la iglesia. Una mujer le dijo a la otra: “Siempre he deseado que Dios me toque, pero supongo que es demasiado pedir.” La otra mujer respondió: “Eso suena como un deseo razonable. ¿Has orado al respecto?” “Bueno, no. Por supuesto que no.” “¿Por qué no? Ciertamente no hay nada de malo en una oración como esa. Deberías orar por ello.” “Está bien. Quizás lo haga en algún momento.” “No en algún momento. Ahora. ¿Qué mejor lugar para orar que aquí en la casa del Señor?”
Ya convencida, la mujer cruzó las manos a regañadientes, inclinó la cabeza y cerró los ojos en oración, pidiendo que Dios la tocara. Unos diez segundos después la otra mujer colocó suavemente su mano sobre las manos de la amiga en oración. Ella respondió como la mayoría de nosotros haría. Ella saltó y dijo: “¡Él lo hizo! Me tocó.” Luego, después de pensarlo un momento dijo: “Pero eso se sintió muchísimo como tu mano.” Pero, “era mi mano,” respondió su amiga. La decepción estaba en la cara de la otra amiga. “Y yo que pensé que Dios me había tocado”. “Él te tocó. ¿Cómo crees que Dios toca a la gente? ¿Qué él baja como una manta de niebla o una columna de fuego? Cuando Dios toca a las personas, él utiliza las manos más cercanas y las emplea.”
Hace mucho tiempo en los años 1500´s, la mística Cristiana Teresa Ávila lo expone de la siguiente forma:
Cristo no tiene cuerpo solamente el tuyo,
No tiene manos, ni pies en la tierra solamente tiene los tuyos,
Tuyos son los ojos con los que mira con compasión este mundo,
Tuyos son los pies con los cuales camina para hacer el bien,
Tuyas son las manos con las cuales bendice a todo el mundo.
Tuyas son las manos, tuyas son los pies,
Tuyas son los ojos, tú eres su cuerpo.
Cristo no tiene cuerpo ahora, solamente el tuyo,
No tiene manos, ni pies en la tierra solamente tiene los tuyos,
Tuyos son los ojos con los que mira con compasión este mundo.
Cristo no tiene cuerpo ahora, solamente el tuyo.
Oremos: Hoy, Dios de Gracia, que estemos disponibles para ti: nuestras manos, nuestros pies, nuestros ojos. Utilízanos para tocar y bendecir a los más necesitados. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!