Dios Nos Encuentra Allí
Hace muchos años, tuve una amiga que pasó por un terrible divorcio. Ella tenía dos hijos que quedaron atrapados en medio de todo. Hubo una gran batalla por la custodia. Las cosas parecían ir de mal en peor. Y luego su padre, que había sido su defensor, justo en medio de todo esto se enfermó de tal forma que fue hospitalizado.
Ella dijo que nunca fue una persona muy oradora, pero se encontró allí una noche orando junto a su cama. Y mientras oraba, sintió esta abrumadora sensación de la presencia de Dios. Me dijo que era casi como si Dios le estuviera diciendo: “Te ayudaré a través de esta situación.”
Recuerdo un año que en una iglesia a la que servía fue anfitriona de una reunión regional de los Ministerios Stephen. Un señor mayor vino a exponer como el orador principal. De inmediato quedó claro que estaba hablando de una experiencia profundamente personal. Él se había criado como un Católico nominal, solo asistiendo a la iglesia en Navidad y Semana Santa. Pero eso cambio.
Él compartió con nosotros que 10 años antes, su hija de 21 años murió en un accidente automovilístico relacionado con el alcohol. Por supuesto, fue devastador. Al tratar de superar su pena y dolor, él reconectó con su fe de una manera poderosa. Él se había unido a una comunidad Benedictina, no como monje ordenado, sino como un laico oblato. Él había tomado una serie de votos y se había comprometido con las disciplinas diarias. Como parte de esto, él fungía como voluntario en los Ministerios Stephen – tratando de ayudar a otros a superar su dolor. Él nos dijo: “Dios me encontró en mi momento más oscuro, y Dios continúa encontrándose conmigo mientras ministro a otros en sus momentos más oscuros.”
Escuché muchas otras historias, de muchas personas a lo largo de los años que hicieron afirmaciones similares, que fue en momentos oscuros que Dios entró en sus vidas de una manera poderosa. Estas historias siempre me recuerdan que no hay promesas de que Dios quitará el sufrimiento a las dificultades de la vida. Sin embargo, Dios se encuentra con nosotros allí. De hecho, las Sagradas Escrituras nos aseguran que es precisamente dentro de la oscuridad, el dolor y las desilusiones de la vida que Dios está obrando…Y la última palabra aún no se ha dicho.
Oremos: Recordamos hoy, Oh Dios, que al final, el sufrimiento no tiene la última palabra. Porque tú eres un Dios que saca luz de las tinieblas, esperanza de la desesperación e incluso vida de la muerte. Te pedimos que nos encuentres hoy en nuestro punto más profundo de necesidad. Concédenos tu valor y tu fuerza, e infúndenos con esperanza. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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