Destellos de Luz Eterna
En los Evangelios, la historia de la Navidad comienza en la oscuridad. Si recuerdas, cuando Jesús nació en Belén, él nació en un país ocupado por el Imperio Romano. Su pueblo enfrentó persecución y opresión. La oscuridad de la desesperación y la resignación pesaban en los corazones de las personas.
La verdad es que todos conocemos la oscuridad, ¿No es así? De una forma u otra, en un momento u otro, nos ha tocado la vida a todos.
Es interesante, en ninguna parte de las Sagradas Escrituras hay un argumento de que las cosas no son tan malas como parecen. Más bien, nuestras Sagradas Escrituras afirman que la oscuridad es real y está presente. Pero estas mismas escrituras también afirman que incluso en medio de la oscuridad, hay otra realidad.
El profeta Isaías escribió: “El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz.” El Evangelio de Juan registra: Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla. Y así esta temporada volvemos a cantar las palabras: “Sin embargo, en tus calles oscuras brilla la luz eterna. Las esperanzas y los temores de todos los años se encuentran en ti esta noche.”
En estos días, hay mucha oscuridad, así que comencé a buscar recordatorios.
En estos días, incluso la hierba que crece a través de una grieta en el pavimento me recuerda la presencia de la vida. Cuando vi a doctores, enfermeras, policías, bomberos cuidando a otros durante la pandemia, recordé el poder del amor sacrificado. Cuando veo a una mujer joven, de nuestra congregación, que ha sido llamada al ministerio, incluso en lo que se ha convertido en un mundo muy secular, recuerdo que Dios todavía está tocando hombros, conmoviendo corazones. Cuando vi las bolsas y bolsas de alimentos que nuestra iglesia donó durante las últimas semanas para las personas necesitadas de nuestra comunidad, me llena de esperanza. Cuando visité recientemente a una mujer que estaba bajo cuidados paliativos, lo vi en su fe. Mientras nos tomábamos de la mano para orar, yo sentí su fuerza interior y su paz. Ella estaba confiada en que la muerto no tendría la última palabra.
Todos estos son recordatorios de que esta luz aún brilla en la oscuridad. Y la promesa es que esta luz no es solo un destello temporal, sino una llama eterna. La buena noticia de la Navidad es que en medio de la oscuridad profunda salió una luz, y las tinieblas no han podido extinguirla. ¡Gracias a Dios!
Oremos: Dios de Gracia, en esta Nochebuena, recordamos que amaste tanto al mundo que diste a tu Hijo unigénito que vino como luz a las naciones. En este día santo, irrumpe en nuestras vidas de nuevo. Ayúdanos a notar que tu amor incondicional sigue obrando en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Y luego, Señor, empodéranos para ser instrumentos de ese mismo amor, luz y gracia durante todo el año; por Cristo nuestro Señor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!