Descansa Libre en Gracia
En su libro, ¿Llegará la Luz del Día?, Richard Hoefler cuenta una historia sobre un niño que estaba visitando a sus abuelos. El niño recibió una resortera de regalo, y mientras estaba practicando en el bosque descubrió que estaba pasando un mal rato dando en el blanco. A medida que regresaba al patio trasero de la casa de la abuela, él notó su pato que tenía de mascota. En un impulso, apuntó y dejó volar la piedra. Esta vez, la piedra dio en el blanco, y el pato cayó muerto. Por supuesto que el niño entró en pánico. Él escondió el pato muerto en la pila de leña, solo para mirar hacia arriba y ver a su hermana Sally mirando. Sally lo había visto todo, pero no dijo nada.
Después de almorzar ese día, la abuela dijo: “Sally, lavemos los platos,” Pero Sally dijo: “Johnny me dijo que quería ayudar en la cocina hoy. ¿Verdad que sí Johnny?” Y ella le susurró: “¡Recuerda el Pato! Así que Johnny lavó los platos. Más tarde, el abuelo preguntó si los niños querían ir a pescar. La abuela dijo: “Lo siento, pero necesito que Sally me ayude a preparar la cena.” Sally sonrió y dijo: “Eso está todo arreglado. Johnny quiere hacerlo.” Nuevamente susurró: “Recuerda el pato.” Johnny se quedó mientras Sally iba a pescar.
Después de varios días de que Johnny hiciera tanto sus quehaceres como las de Sally, finalmente no pudo soportarlo. Él le confesó a la abuela que había matado al pato. “Yo sé, Johnny,” dijo ella, dándole un abrazo. “Estaba de pie en la ventana y vi todo. Porque te amo, te perdoné. Solo me preguntaba cuanto tiempo dejarías que Sally te hiciera su esclavo.”
Ahora Sally parece que perteneciera a la mafia. Pero hay algo cierto sobre esta historia. A veces nos convertimos en esclavos de nuestro pasado, ¿Verdad que sí? Permitimos que nuestras culpas permanezcan con nosotros – incluso para ser dueños de nosotros – incluso para definirnos.
En la primera carta de Juan leemos: “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad.” Y luego Juan agrega lo siguiente: “Pero si confesamos nuestros pecados, Dios que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”
Oremos: Hoy te entregamos a ti nuestros errores y fracasos pasados. Ayúdanos a conocer tu perdón; para enmendar nuestros caminos, y descansar libremente en tu gracia. Amén.
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