Culpando a los Demás

Me encanta la caricatura Peanuts (Charlie Brown y sus Amigos) que muestran a Peppermint Patty hablándole a Charlie Brown. Ella dijo: “Adivina qué, Charlie. El primer día de escuela y me enviaron a la oficina del director. Fue tu culpa Charlie.” Él dijo: “¿Mi culpa? ¿Cómo podría ser mi culpa? ¿Por qué dices que todo es mi culpa?” Ella dijo: “Tú eres mi amigo, ¿verdad que sí Charlie? Deberías haber sido una mejor influencia para mí.”

Cuando cometemos errores, o cuando las cosas simplemente salen mal, puede haber una tendencia a querer buscar a alguien a quien inculpar: Inculpamos a Dios, inculpamos al cónyuge, inculpamos al jefe, inculpamos al trabajo…Pienso en el libro de Génesis, cuando Adán fue confrontado acerca de comer la manzana, él culpó a Eva: “¡La mujer me obligó a hacerlo!” ¡Eva a su vez culpaba a la serpiente! Es la naturaleza humana.

Sin embargo, cuando aceptamos nuestros errores, cuando admitimos nuestras deficiencias y fallas, desarrollamos nuestra integridad y carácter. Y, cuando aprendemos de estos errores, crecemos como seres humanos.

En la Primera Carta de Juan, leemos: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”

Oremos: Dios misericordioso, te agradecemos por ofrecernos el perdón por nuestros pecados y gracia por nuestros fracasos. Ayúdanos a reconocer nuestros errores, aprender de ellos y luego comenzar de nuevo. Que sepamos tu amor y misericordia este día. Amén.

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