Cuán Bueno y Agradable es…

En el Salmo 133 se lee: ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!

Al vivir con cinco adolescentes mujeres, ¡yo puedo dar fe de lo cierto que es! Y muchas veces, a lo largo de los años, cuando mis hijas comienzan a molestarse o pelearse entre ellas, he citado la primera parte de este Salmo – con una pequeña modificación: ¡Cuán bueno y cuán agradable es cuando las hermanas viven juntas en armonía!

Pero este Salmo está llegando a algo más grande que solo la familia. Es parte de una colección llamada Salmos de la Ascensión, que fueron cantados o entonados por grupos de personas mientras realizaban una peregrinación anual hasta el templo de Jerusalén. Estos salmos utilizaban imágenes familiares para hablar sobre la comunidad de fe en general.

Es un salmo corto, y si lo lees en su totalidad, es hermoso. Este tema de la armonía está vinculado con dos emoticones.

Primero, el salmista expresa, esta armonía es como…buen aceite. En los tiempos bíblicos, el aceite de oliva era un signo de hospitalidad y alegría. Las personas ungían a un invitado con aceite cuando los recibían como visitas. Y piensa en el Salmo 23 – Señor…Has ungido con aceite mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar…Este mismo aceite también se utilizaba para consagrar a reyes y sacerdotes.

Segundo, dice el salmista, esta armonía es como rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Por supuesto, en una cultura del medio oriente, en donde el clima es seco y polvoriento, el rocío daba vida y lo sustentaba.

El mensaje es claro: cuando el pueblo de Dios vive unido en armonía, es algo precioso, gozoso, incluso sagrado y santo. Es como el aceite que consagra. Es vital como el rocío. Y es allí – en esa armonía – que el Señor ha prometido bendecir.

Al reflexionar sobre este Salmo, el día de hoy, no puedo imaginar un momento más necesario que ahora para escuchar su mensaje. Como nación, estamos más divididos, más politizados que nunca. Y estas divisiones incluso cortan a lo largo de nuestras iglesias. En respuesta al deseo de Dios por nosotros, me pregunto qué podríamos hacer tú y yo para ayudar a fomentar la armonía, y al hacerlo, experimentar la bendición de Dios más plenamente.

Oremos: Nosotros recordamos, Oh Dios, tu deseo de que amemos a nuestro prójimo y vivamos como uno. Concédenos tu gracia para que podamos escuchar profundamente a quienes ven el mundo de otra manera. Incluso mientras buscamos expresar nuestros puntos de vista, ayúdanos a mostrar humildad, generar confianza, y, por lo tanto, dar testimonio de tu amor y gracia. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!