Cristo Está Allí

Cristo Está Allí

Un verano, cuando estaba en el seminario, serví como capellán a los desamparados, trabajando en un ministerio ubicado en el sótano de un antigua Iglesia Episcopal en el centro de Atlanta. Recuerdo haberme sentido impactado por esta enorme pintura de tipo mural realizada por uno de los invitados desamparados en el refugio. Era una pintura de la vida en la calle. Siete personajes resaltaban, en una atmósfera de tipo fiesta. Había un intelectual con lentes, pero su corbata estaba torcida, camisa por fuera y una botella de alcohol en la mano. Otros estaban sucios, sus ropas eran sólo harapos. En la pintura se podía apreciar sus enfermedades y sus desesperaciones. Botellas quebrabas llenaban el suelo y el cielo era negro y ominoso con destellos de relámpagos. En primer plano había una señal que decía: “¡Advertencia! Nuestro creador ha emitido una alerta de tormenta severa para los adictos que no estaban en recuperación. ¡Los efectos serán enfermedad, hambre y muerte! ¡Pónganse a salvo en este momento en el nombre de Jesús!”

Me encontré mirando este mural durante mucho tiempo – tal vez porque representaba tan vívidamente la vida tal y como la veía en las calles diariamente. Y la pregunta que seguía viniendo a mi mente era, ¿dónde está Jesús en medio de todo está hambre, angustia y sufrimiento humano?

Mientras pensaba en ello, parte de la respuesta quedó clara. Jesús estaba allí, sufriendo dentro de las personas a las que buscábamos servir. Pero él también estaba allí en los corazones abiertos de los voluntarios del refugio. Jesús estaba allí con los cuidados y la experiencia de los consejeros sobre drogas. Jesús estaba allí en manos de los que servían comida, y en el amor y dinero enviado para mantener el refugio en funcionamiento. Y, Jesús estaba allí llegando con amor tanto a los que servían como a los que estaban siendo servidos.

Oremos: Abre nuestros ojos para ver la necesidad en el mundo que nos rodea. Abre nuestros corazones para librarnos de las cosas que rompen el corazón. Y entonces, concédenos tu valor para servir en tu nombre y hacer la diferencia. Oramos en el nombre del Cristo Resucitado. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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