Cosechando Nuestros Recuerdos
Ayer escribí sobre contar nuestras historias, donde hemos visto la mano de Dios obrando en nuestras vidas. Recordar y volver a contar historias puede traer esperanza a los demás…Pero no sólo a los demás, también hace algo por nosotros.
El filósofo y poeta John O’Donohue habla de la importancia de lo que él llama “Cosechar nuestros recuerdos.” Él dijo: “Ten siempre reverencia por la inmensidad que hay dentro de ti…Cada corazón humano busca significado…y el significado es hermano de la experiencia. Tolo lo que te sucede es un acto de sembrar una semilla de experiencia. Es igualmente importante poder cosechar esa experiencia…Es el proceso de reflexión lo que le da profundidad.”
Como dice T.S. Elliot: Muchos de nosotros hemos “tenido la experiencia, pero no hemos comprendido el significado.”
Hace varios años estuve en una conferencia de escritura en la Universidad de Calvin en Grand Rapids Michigan. Recuerdo que una de las autoras nos dijo que cada vez que hablaba con estudiantes de secundaria, ella les decía: “Has visto lo suficiente como para escribir una gran novela, incluso a tu corta edad. Pero la pregunta es: ¿Has visto lo que has visto?
De hecho, muchas de las experiencias que tenemos en el mundo son desgarradoras, rotas y duras. Pero lo que he llegado a ver es que comenzamos el proceso de sanar lo que nos duele, lo que está desgarrado y roto dentro de nosotros, comenzamos el proceso de transfigurar nuestro pasado cuando visitamos esos lugares con compasión y con ojos de fe.
¿Has visto lo que has visto?
¿Qué has visto en tu vida? Sí, es probable que haya lugares quebrantados, desgarrados y sufrientes. Pero ¿Puedes ver también la maravilla y la magia? ¿Puedes ver la mano de Dios? ¿Ves los lugares y los momentos en que estuviste en el fosa lodosa? ¿Y las veces que te han levantado? ¿Ves no sólo el dolor y la angustia sino también la inmensa bondad y compasión de los demás?
Esto no es algo que se puede hacer en el momento. No es algo que se pueda hacer en medio del dolor. A veces, sólo años después, mirando hacia atrás; tal vez haciendo un conjunto diferente de preguntas…
Hoy, quiero invitarte a reflexionar sobre tus propias historias. Quizás haya cosas que debas dejar atrás. Quizás hay cosas que necesitas pedirle a Dios que atienda. Quizás haya cosas que necesites compartir.
Oremos: Dios amoroso, encuéntranos en nuestros momentos de reflexión. Te pedimos tu gentil gracia sanadora; por Cristo, oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!