¡Consuelen, Consuelen a Mi Pueblo!
Isaías 40:1-11
Uno de los eventos definitorios del Antiguo Testamento es el exilio. En algún lugar alrededor de 580 a.C., Babilonia tomó cautivos a los Israelitas. Solo puedo imaginar el trauma de ver tu casa y tu ciudad destruidas. Solo puedo imaginar el trauma de perderlo todo y tener que empezar de nuevo…
Y así es a dicho pueblo en particular, con esta experiencia colectiva, que Dios le habla a través de Isaías, “¡Consuelen, consuelen a mi pueblo…” Y luego, en lo que es uno de los pasajes más famosos de las escrituras, y uno que se lee o se canta casi cada Adviento, hay una promesa de regreso a casa, una promesa de Dios mismo dirigiendo a su pueblo a casa como un pastor a través del desierto, “Una voz proclama: Preparen en el desierto un camino para el Señor, enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios.”
Realmente solo puedo imaginar a dicha comunidad en particular escuchando estas palabras por primera vez. Me pregunto si fueron capaces de creerlo. Me pregunto si eran capaces de confiar…
Yo pienso en estos últimos años que hemos tenido, y me pregunto si ha habido momentos en los que te ha resultado difícil confiar. Nuestra experiencia colectiva ha sido suficientemente pesada. Pero además de todo lo demás, sé que algunos de ustedes les han diagnosticado cáncer, algunos de ustedes han perdido a miembros de su familia. Algunos de ustedes están preocupados por sus seres queridos, trabajos y matrimonios. Yo estoy seguro que ha habido momentos en los que muchos se han preguntado…¿Hay algo de luz en esto? ¿hay esperanza…?
Y así también nos llegan las palabras de Isaías… “Consuelen, consuelen a mi pueblo…”
Tal vez sea simbólico que la temporada de Adviento, al menos en el hemisferio norte, cae en un momento en que los días son más cortos. Cada vez hay menos luz. Y, sin embargo, sabemos que justo antes de Navidad, las cosas comenzarán a cambiar. Y aunque nos adentremos en pleno invierno, los días comenzarán a alargarse nuevamente y la luz será más predominante.
Esta época del año siempre es un recordatorio para mí de que, si bien la oscuridad es parte de la vida, no tiene la última palabra. Y así, a medida que entramos en esta temporada de Adviento con nuestros anhelos de sanación, de un mundo mejor, de paz, oro para que conozcas el consuelo del Dios que se reúne con nosotros en el desierto y que ha prometido sacarnos adelante.
Oremos: Acércate, Oh Dios, a los que te necesitan cerca. Concédenos valor, sanación y esperanza. Que podamos captar, aunque sea, un destello de tu luz atravesando la oscuridad este día. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!