Confianza

El pastor y escritor Presbiteriano Frederick Buechner escribió una vez sobre un momento en particular que estaba bien desanimado. “Recuerdo estar una vez parqueado a un lado de la carretera,” escribió Buechner, “terriblemente deprimido y temeroso sobre la enfermedad de mi hija y de lo que estaba pasando en nuestra familia.” Mientras estaba sentado y reflexionando sobre la enfermedad de su hija, él notó un automóvil que parecía haber aparecido de la nada. La placa de ese automóvil “contenía la palabra, de todas las palabras del diccionario, que necesitaba ver exactamente en dicho momento,” Buechner escribió. “La palabra era CONFIANZA.”

Sentado en su automóvil al costado de la carretera, era casi como si Dios le hubiera hablado a través de una palabra en la placa de un automóvil que circulaba por el lugar. “¿Fue la experiencia algo del cual reírse como el tipo de bromas que nos juega la vida de vez en cuando?” O ¿Fue la palabra de Dios? “Estoy dispuesto a creer que tal vez era algo de ambas cosas,” Buechner escribió, “pero para mí fue una epifanía.”

Confianza. Es la única palabra que muchos de nosotros necesitamos escuchar. Un consejo que muchos de nosotros necesitamos seguir. Cuando fallamos en confiar, terminamos preocupándonos e inquietándonos innecesariamente. Y esa preocupación causa ansiedad y estrés que solo pueden agravar el problema que se enfrenta.

Mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d., solía animarnos a orar el Salmo 31:15: Mi vida entera está en tus manos Oh Dios…Mi vida entera está en tus manos. Al recordar que nuestra situación y nuestra vida están en las manos de Dios es el primer paso para poder confiar.

Nuestra oración de hoy es una que Roger escribió: Oremos: Oh Señor, nuestro pastor, que nos guía junto a tranquilas aguas hacia verdes pastos, te agradecemos por los momentos en nuestras vidas en que la vida es fuerte y buena. Sin embargo, enséñanos a recordar que tú estás con nosotros en todo momento, incluso cuando las aguas no están tranquilas y el pasto no sea tan verde, cuando el camino está plagado de peligros o dificultades. Tu amorosa bondad sobrepasa toda nuestra imaginación, y tu fidelidad es para todas las generaciones. Ahora, que la alegría de tu presencia se derrame sobre nosotros como un amanecer suave y sin nubes, con pájaros cantando, para que nuestros espíritus se eleven hacia ti simplemente maravillados. Por Cristo nuestro Redentor. Amén.

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