Con Humildad Viene la Sabiduría
Hay una historia de un ministro joven de la palabra de Dios, que compartió con su congregación que estaba dejando la iglesia por otro llamado de Dios. En su último Domingo, mientras estaba de pie afuera saludando a la gente, una de las ancianas lo abrazó y con los ojos llenos de lágrimas, se lamentó: “Oh, pastor, lamento que hayas decidido irte. Las cosas jamás serán las mismas.”
El joven se sintió halagado. Intentando consolarla, tomó sus manos entre las suyas y respondió: “Bendita seas, pero estoy seguro de que Dios le enviará a un nuevo pastor incluso mejor que yo.” Ella se contuvo un sollozo y se le escucho decir: “Eso es lo que todos dicen, pero siguen de mal en peor.”
Amo esa historia. Todos necesitamos una pequeña dosis de humildad de vez en cuando. Principalmente porque el orgullo puede tener un efecto tan destructivo en nuestras relaciones. Piensa en ello. Cuando tengo que estar en lo cierto todo el tiempo; cuando es mi forma o la de ninguna; cuando me niego a escuchar las opiniones de los demás porque obviamente ¡tengo la razón! Esa actitud no solo es desagradable, es autoaislarse. Por otro lado, un poco de humildad abre nuestras mentes, nos permite escuchar a los demás y puede hacer maravillas en nuestras relaciones.
En Proverbios 11:2 se lee: “Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.”
Oremos: Dios de Gracias, oro especialmente por aquellos que están sufriendo profundamente el día de hoy; y por otros que llevan cargas pesadas. Derrama sobre cada uno de nosotros tu gracias y concédenos tu fuerza. Ayúdanos a abordar la complejidad y el misterio de la vida con humildad y confianza en ti. Amén.
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