Con Dios Hay Poder para Redimir
Hay una historia sobre una niña que estaba hablando con su maestra sobre las ballenas. El tío dijo que era físicamente imposible que una ballena se tragara a un humano porque, aunque era un mamífero muy grande, su garganta era muy pequeña. La niña dijo enfáticamente: “Jonás fue tragado por una ballena.” Irritado, el tío reiteró que una ballena no podía tragarse a un humano; era físicamente imposible. La niña dijo: “Cuando llegue al cielo, le preguntaré a Jonás.” El tío respondió: “¿Qué pasaría si Jonás no fuera al cielo? ¿Qué pasaría si Jonás tomara la otra dirección?” La niña respondió: “¡Entonces a usted le tocaría preguntar!”
Es una historia graciosa. Pero el punto de Jonás no es envolverse en el tipo de pez que era, o incluso cómo sucedió todo. El punto de esa historia en Jonás es que Dios provee. Y la verdadera pregunta que plantea es: ¿Crees que Dios puede abrir un camino – incluso cuando no hay camino?
El Salmo 130 finaliza con esta rotunda afirmación: “¡Así tú, Israel, esperas al Señor! Porque en él hay amor inagotable; ¡en él hay plena redención!” Esa es la promesa del evangelio. No es que Dios nos dará todos los deseos de nuestro corazón, no. Pero, cuando las cosas parecen desesperadas, cuando todo parece desmoronarse, cuando no hay forma de avanzar, podemos confiar en que con Dios hay un gran poder de redimir, y que Dios puede hacer un camino donde no hay camino.
Oremos: Dios, tú eres el Dios que rescató a los Israelitas de la esclavitud, tú eres el Dios que trajo el agua de una roca, el Dios que resucitó a Jesús de la muerte. Recordamos hoy, que nuestras situaciones desordenadas en la vida no llegan a tener la última palabra, que el pecado, la angustia y la desesperación no llegan a tener la última palabra. Tú tienes la última palabra Dios. Confiamos en que tienes el poder de sacar lo bueno de algo que no es tan bueno; lo bello de lo horrible; la luz de la oscuridad. Entregamos nuestros problemas, nuestras preocupaciones y nuestras vidas nuevamente a ti este día. Tenemos esperanza en ti, a través de Jesucristo. Amén.
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