Como el Padre me Envió a Mí…

Cerca del final del Evangelio de Juan, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”

Piensa a dónde envió Dios a Jesús. No fue enviado a vivir en una iglesia en un edificio. No pasaba todo el tiempo en el templo. Sabemos que pasó mucho tiempo en oración, pero no vivió en una cueva en el desierto como un gurú espiritual. No. Dios envió a Jesús a vivir en el mundo real. Él trabajó como carpintero. Compartía con pescadores. Pasó tiempo en los hogares de las personas y comió con ellos. Él fue a fiestas y bodas.

Fue en el mundo exterior, en medio de la vida cotidiana, donde ayudó y curó a las personas y les enseñó su ministerio. Él envió a sus discípulos a hacer lo mismo, y ahora te envía a ti.

Me pregunto a dónde te enviará esta semana. Donde sea que estés, que tu fe, esperanza y caridad ayuden a convertir el odio en amor, el conflicto en paz y el quebrantamiento en una nueva vida.

Oremos: Amado Dios, tú nos has amado y nos has llamado y enviado. Necesitamos tu espíritu. Necesitamos fuerza y coraje, pasión y convicción. Ayúdanos a preocuparnos por lo que te importa; ayúdanos a dar forma a nuestras vidas de una manera que brinde significado y esperanza a nosotros mismos y a los demás. Ayúdanos a marcar la diferencia en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestra comunidad y en este mundo que tanto amas. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!