Cielo en la Tierra
Hay una vieja historia sobre una mujer joven a punto de casarse que le dijo a su mamá: “No puedo casarme con él, madre. Él es ateo y no cree que haya un infierno.” Su madre respondió: “Esta bien, querida, cásate con él y entre las dos estoy segura de que podremos convencerlo.”
El infierno no es solo un lugar donde las personas van cuando mueren, ¿verdad que no? No, podemos experimentar el infierno aquí en la tierra – cuando nos sentimos solos, preocupados, desconsolados o estresados.
Por otro lado, creo que experimentamos el sabor del cielo en la comunidad, alrededor de las mesas de la cena u otros lugares donde compartimos profundamente con los demás…con mi familia, mis amigos e incluso con extraños. Todos tenemos una necesidad interna de ser escuchados, reconocidos y amados.
Esto es exactamente la razón por la que mi hija de 17 años habla por teléfono con sus amigas durante horas. Es por eso por lo que cuando cuelga, ella comienza a enviarles mensajes de texto. Es por eso por lo que los lugares como la cafetería y el bar de la esquina son tan populares. Es por eso que todos necesitamos un amigo. Es por eso que anhelamos tener a alguien con quien compartir nuestras alegrías más profundas y nuestras más profundas angustias. Es por eso que cuando eso falta en nuestras vidas, nos afecta aún más.
Cuando las personas pueden unirse y sentirse conectadas comienzan a sentirse revividas. El cielo, en este sentido, es el antídoto contra el infierno.
Mi oración para cada uno de ustedes hoy es que cultiven una comunidad saludable en su propia vida. Hazlo una prioridad. Tienes que estar dispuesto a ser vulnerable, retado, amado y conocido.
Oremos: Amado Dios, recordamos hoy que nos creaste para la comunidad. Danos la gracia y el coraje que necesitamos para invertirnos en las vidas de los demás – porque recordamos que siempre es en dar en que recibimos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!