Centralizando
El otro día estaba escuchando un podcast de una entrevista con el poeta y pacificador irlandés Padraig O Tuama. Ayer hablé de Henri Nouwen, quien nos animó a apartar tiempo para la oración y la meditación. O Tuama habló sobre su propia forma de centrarse cada día…tomarse un tiempo a solas…él lo expreso de manera tan hermosa. Él dijo:
“Ni yo ni los poetas que amo encontramos las llaves del reino de la oración y no podemos obligar a Dios a tropezar con nosotros en el lugar en que estamos sentados. Pero sé que es una buena idea sentarse de todos modos. Así que todas las mañanas me siento, me arrodillo, espero, haciéndome amigo con el hábito de escuchar, con la esperanza de que sea escuchado. Allí, saludo a Dios en mi propio desorden. Yo saludo a mi caos, mis decisiones sin ejecutar, mi cama sin hacer, mi deseo y mi problema. Yo saludo a la distracción…, yo saludo el día y saludo a mi amado y desconcertante Jesús. Yo reconozco y saludo mis cargas, mi suerte, mi historia controlada e incontrolable…Yo saludo las cosas que creo que van a pasar y yo saludo todo lo que no sé del día…Yo saludo a Dios, y saludo al Dios que es más Dios que el Dios que yo saludo. Hola a todos, les digo, mientras el sol se eleva por encima de las chimeneas del norte de Belfast, Irlanda. / Hola.”
Algunos de ustedes, me imagino que han desarrollado hábitos de oración y silencio. Para otros de ustedes, tal vez el tiempo de distanciamiento social continuo (o incluso cuando emerjamos del distanciamiento social) podría ser una oportunidad perfecta para comenzar a labrar, aunque sea, unos pocos minutos cada día para sentarse en la presencia de Dios y escuchar por la voz pequeña y constante de Dios.
Oremos: Dios de Gracia, al apartar incluso unos pocos momentos cada día de tranquilidad, te pedimos humildemente que te reúnas con nosotros en dicho lugar. Danos oídos para escuchar de ti y corazones para responder. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!