Eso es lo que Somos

Eso es lo que Somos

Puede ser que recuerdes que, en 1953, Edmund Hillary fue la primera persona en llegar a la cima del Monte Everest. Lo que quizás no sabías es que él tuvo un compañero en su éxito. Su nombre era Tenzing Norgay. Tenzing no solo subió a la montaña con él, sino que, en el camino de regreso de la montaña, Hillary se cayó y estuvo a punto de morir. De hecho, se habría muerto de no ser que Tenzing lo ayudara a subir el cable de seguridad y salvarle la vida. Edmund Hillary vivió para contar una gran historia solo por la ayuda de un desconocido. Mucho después, alguien le preguntó a Norgay del por qué no se había aprovechado de la situación, por qué no se había jactado de su papel en esta gran hazaña, él dijo: “Nosotros los alpinistas nos ayudamos unos a otros.”

Admiro la humildad y la calidad de servir de dicho hombre.

Como pastor de una iglesia, veo esta misma actitud en las personas a quienes les sirvo todo el tiempo. Hay mujeres y hombres que regularmente trabajan duro detrás de escenas para ayudar a otros: dirigiendo estudios bíblicos para niños, cantando en un coro, limpiando la propiedad de la iglesia, alimentando a los hambrientos en sus vecindarios, construyendo casas para los trabajadores pobres. Ellos son mis héroes. Invierten innumerables horas, obtienen muy poco o ningún reconocimiento, y lo hacen simplemente porque “Nosotros los Cristianos Ayudamos a los Demás. Eso es lo que somos.”

Oremos: Dios de la Esperanza, te agradezco por mis héroes de la vida real; por todos aquellos que se entregan profundamente a sí mismos, no por el poder o la gloria o la honra – sino simplemente porque te aman. El día de hoy, concede a cada uno de nosotros una actitud como la de Cristo. Oramos en su nombre. Amén.

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La Nota Musical Correcta

La Nota Musical Correcta

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo, Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

Me encanta el cuento corto con este título inusual: “El Hombre Cuya Esposa Tenía el Cabello Demasiado Largo pero Cuya Comprensión Musical era Limitada.” En la historia, el marido toca un violonchelo. Él toca la misma nota musical una y otra vez. Su esposa, que poco a poco se está volviendo loca al escuchar esta nota musical, pregunta: “¿Por qué tocas la misma nota musical una y otra vez? Otros violonchelistas tocan notas diferentes. ¿Por qué no lo haces tú?” El esposo respondió: “Otros violonchelistas tocan notas musicales diferentes porque están tratando de encontrar la correcta. Yo he encontrado el mío.” 

La habilidad musical del esposo puede ser cuestionable, pero su punto se aplica con precisión a muchas otras cosas. Muchas personas pasan toda la vida buscando la nota musical correcta. Se mueven hacia arriba y hacia abajo en la balanza para siempre – sin tocar nada que haga una contribución positiva a otras personas y al mundo. Si tienes la suerte de encontrar tu nota musical, no la pierdas. ¡Tócala! El Apóstol Pablo escribió: “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (Filipenses 1:6).

Oremos: Dios maravilloso, la vida es tan hermosa. ¿Por qué a menudo vivimos con miedo al día que nos espera, o anestesiados por la magia del momento presente? Muéstranos cómo encontrarte en otras personas – en los niños que pasan a nuestro lado en la acera, en el anciano que empuja una canasta de compras del supermercado, en los pacientes que esperan en un consultorio médico. Restáuranos a un sentido de pasión y de cuido hasta que encontremos la nota musical perfecta. Bendícenos ahora para que podamos ser una bendición para los demás, mientras buscamos hacer de este día una obra maestra. En el nombre de Jesús. Amén.

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En lo Cotidiano

En lo Cotidiano

A menudo he reflexionado sobre los lugares de mi vida en los que suelo notar más la presencia de Dios. He compartido con ustedes muchas veces que, para mí, suele ser en el océano, en su inmensidad, en su gran extensión. De manera similar, he sentido dicha presencia desde lo alto de las montañas contemplando la impresionante belleza de la creación desde un punto de observación elevado. Y muchas veces, durante la adoración, especialmente a través de la música, he sentido al Espíritu agitándose en mi alma…

Sin embargo, puedo decirles que no suelo esperar que Dios aparezca en medio de mi vida cotidiana: lavando platos, sentado en reuniones, conduciendo en el tráfico. Y me pregunto si nuestras expectativas limitan nuestra capacidad de ver y experimentar lo sagrado y lo santo que se encuentra infundido en lo cotidiano.

Existe un libro fantástico titulado La Practica de la Presencia de Dios, escrito por un monje llamado Hermano Lawrence. Él escribió sobre cómo cultivar la expectativa y la conciencia de la presencia de Dios, incluso en cosas muy sencillas, como lavar los platos o sentarse en silencio con los demás hermanos durante la cena. 

De manera similar, Barbara Brown Taylor habla de la experiencia de tender la ropa y verla en tendedero como “bandera de oración”, y de alimentar a sus animales, notando un profundo sentimiento de gratitud. Simplemente tomando conciencia de lo sagrado que está presente en lo cotidiano.

El hermano Lawrence afirma que este tipo de expectativa y conciencia, esta apertura y disposición, nos llevarán finalmente a la presencia de algo más grande que nosotros mismos. Y en esos momentos experimentamos una sensación de plenitud.

¿Qué es lo que mantiene nuestras vidas tan fragmentadas? ¿Qué es lo que nos impide experimentar la plenitud espiritual que anhelamos? ¿Qué es lo que bloquea nuestra capacidad de percibir la presencia de Dios en medio de nuestra vida cotidiana?

Albert Einstein dijo la famosa frase: “En mi opinión, tienes dos maneras de vivir tu vida: uno como si no existirán milagros y la otra como si todo fuera un milagro.”

Todo esto plantea la pregunta: ¿Cuál es mi disposición ante la vida? ¿Qué espero? ¿A qué estoy abierto? ¿Y tú?

Oremos: Dios santo, incluso en medio de las fisuras y la fragmentación de la vida, sentimos que hay una conexión subyacente, una plenitud. Sentimos una unidad subyacente y tu presencia que nos une. Danos ojos abiertos, corazones abiertos, manos abiertas para que podamos percibirte, entretejido en todo lo que existe. Que recibamos esta vida y todos tus dones como una pura bendición. Amén.

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Inesperado

Inesperado

En el Primer Libro de los Reyes (19:9-16) se cuenta una historia sobre el profeta Elías. Elías acababa de enfrentarse al rey Acab y estaba huyendo para salvar su vida. Él estaba agotado y se sentía solo. Y es allí, mientras duerme en una cueva, donde Dios se encuentra con él.

Las sagradas escrituras nos dicen que cuando Elías salió de la cueva, vino un viento recio, tan violento que partió las montañas, pero el Señor no estaba en el viento…Luego hubo un gran terremoto, pero nuevamente, Dios no estaba en el terremoto. Y luego hubo un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego…

Lo interesante es que todas estas son formas en las que Dios se había manifestado en el pasado en la historia de Israel. De hecho, cuando Dios se encontró con Moisés, en esta misma montaña, el Monte Sinaí, para recibir los diez mandamientos, el libro de Éxodo nos dice que hubo fuego en la montaña, truenos y relámpagos, y la montaña se sacudió violentamente mientras Dios hablaba. Luego, cuando los israelitas vagaban por el desierto, Dios se les apareció como una columna de nueve durante el día y fuego durante la noche…en el Salmo 18, cuando Dios se aparece, se sacudieron los cimientos de los montes, y hay oscuros nubarrones. Vemos esto también en Habacuc y Jueces y otros salmos…

Elías estaba empapado de estas historias.

Pero aquí nos dice el autor: Esta vez, Dios no estaba en el gran viento, ni en el terremoto, ni en el fuego…Esta vez, Dios aparece en el sonido del absoluto silencio.

Es casi como si el autor estuviera diciendo que no debes estar tan seguro de cómo o cuándo Dios se manifestará en el mundo. No debes estar tan seguro de cómo o cuándo Dios se manifestará en tu vida. No limites tus expectativas…

Vuelvo a pensar en Elías en la cueva, sintiéndose solo y asustado, y en Dios apareciendo ante él de una manera completamente nueva e inesperada. Y me pregunto dónde, cuándo y cómo esperas que Dios se manifieste en tu vida.

Oremos: Dios Santo, concédenos espíritus que esperan. Y abre también nuestros ojos, nuestros corazones y todos nuestros sentidos, para que podamos notar tu presencia en medio de nuestra vida cotidiana. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

El mensaje de hoy fue escrito por el Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

Ya sabes, cuando los problemas entran a nuestras vidas, cuando la tragedia golpea, “¿Dónde está Dios?” Y la respuesta es – Dios está en el mismo lugar que estaba cuando su hijo estaba en la cruz. Dios no nos abandona; Dios está con nosotros en cada paso del camino. Él está con nosotros más cerca que nuestras manos y pies. Y a medida que seguimos avanzando, viviendo un día a la vez, confiando en Dios y haciendo lo mejor que podamos, él se mueve con nosotros; nos trae por el valle. 

En el capítulo quincuagésimo de Génesis, esto fue a lo que José se refirió cuando dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien.” (Génesis 50:20). Lo que había sucedido era malo, pero Dios sacó lo bueno de esos terribles acontecimientos. Esa es la buena noticia de nuestra fe. Dios está con nosotros, y nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos de él. “He aquí, yo estoy con vosotros siempre,” – esa es la promesa más significativa de Dios, y cuando afirmamos dicha promesa cambia nuestras vidas. Ahora haz de este día una obra maestra porque eres bendecido para ser una bendición para los demás.

Oremos: Dios de todos los tiempos, entra en nuestras vidas y haznos sanos. Al entrar en el tiempo de Jesús el Cristo, que nazca en nosotros el día de hoy y que nos conduzca a la luz de tu amor. Acompaña a todos los que están necesitados de calor, vida y esperanza. Acompaña a los afligidos. Acompaña a los enfermos. Acompaña a los que tienen miedo, para que puedan sentirse en tus Fuertes brazos. Guíanos a tu luz, porque oramos en el nombre de la luz del mundo, Jesucristo. Amén. 

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Devolviendo Amor por Odio

Devolviendo Amor por Odio

Escuché que el ex antesalista del Salón de la Fama de los Medias Rojas de Boston, Wade Boggs, odiaba el estadio de los Yankees. No por los Yankees; sino por un fanático Yankee en particular. Había un hombre que tenía un palco cerca del campo, y siempre que los Medias Rojas estaban en la ciudad, él gritaba obscenidades e insultos a Boggs. Es difícil imaginar a un fan incomodando a un jugador experimentado, ¡pero este tipo tenía una forma de hacerlo!

Un día, mientras Boggs calentaba, el fan se lanzó a sus ofensas habituales. Cuando ya no soportaba más, Boggs caminó directamente hacia el hombre y le dijo: “Oye individuo, ¿Eres tú el tipo que siempre me está insultando? El hombre respondió: “Sí, soy yo. ¿Qué vas a hacer al respecto?” Wade sacó de su bolsillo una pelota nueva de béisbol, la autografió, y se la entregó al hombre, y regresó al campo a su rutina previa al juego. En consecuencia, el hombre nunca más volvió a gritarle a Boggs. De hecho, él se convirtió en uno de los mayores fanáticos de Wade en el estadio de los Yankees.

Amo dicha historia. Me recuerda que cuando respondemos al odio con amor, ese amor cambia las cosas. Puede que cambie o no a la otra persona, pero ciertamente nos cambia a nosotros. 

Oremos: Dios de nuevos comienzos, oramos hoy por aquellos que podrían llamarse a sí mismos nuestros enemigos. Los alzamos a tu amor y cuidado. Abre nuestros corazones a ellos. Te pedimos que nos rescates de cualquier situación abusiva, pero sí es seguro, abre nuestros ojos para ver formas en las que podemos mostrarles amor y bondad. Al compartir en tu voluntad, que experimentemos nuevamente tu gracia renovadora. Amén.

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Incontenible

Incontenible

Un pastor estaba tratando de explicar a una clase de la escuela dominical que Dios se encuentra en todo nuestro alrededor. “¡Dios está en todas partes!” dijo el pastor. “¿En todas partes?” preguntó un niño pequeño. “¡En todas partes!” respondió el pastor.

El niño se fue a casa y le dijo a su mamá: “¡Dios está en todas partes!” El pastor así lo afirmó.” Sí, lo sé”, respondió la mamá. El niño continuó: “¿Quieres decir que está incluso en la alacena?” “Sí”, dijo la mamá. “¿Incluso en el azucarero?” el niño preguntó mientras le quitaba la tapa. “Sí,” dijo la mamá, “incluso en el azucarero.” El chico bajó rápidamente la tapa y dijo: “Ahora lo he atrapado.”

La historia es divertida. Y, captura la verdad de que Dios es más grande de lo que jamás pudiésemos imaginar.

En el Primer Libro de Reyes (capítulo 8), en la dedicación del primer templo, el autor nos dice que la gloria del Señor llenó el tempo de tal forma que los sacerdotes no pudieron ponerse de pie para ofrecer el ministerio…En ese momento, Salomón oró: “Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!”

Desde muy temprano, hay un reconocimiento en nuestra fe de que Dios está obrando más allá de los muros del santuario – más allá de nuestras denominaciones – más allá de nuestro entendimiento, más allá de nuestro alcance. No puedes contener al Señor que adoramos. Dios es más grande de lo que incluso podemos comenzar a imaginar.

A veces yo quiero tener todas las respuestas. Quiero saber por qué las personas ven el mundo de manera diferente a la que yo la veo. Quiero saber por qué hay pobreza y violencia. Quiero saber por qué sufren las personas a las que amo. Quiero saber cómo y cuándo Dios responderá mis oraciones.

Siendo humano, tenemos que hacernos las preguntas. Tenemos que tratar de entender. Pero, siendo humanos también significa que puede haber cosas que nunca comprenderemos. Y, así aquí y ahora, con gran humildad, tenemos que confiar. Tenemos que confiar en que Dios es tan bueno como Jesús nos dijo que era – misericordioso, indulgente, amoroso – con una gracia que va más allá de lo que podríamos haber imaginado.

Oremos: Dios Todopoderoso, eres santo y majestuoso. Te agradecemos por tu amor incontenible e imparable – que se extiende y nos abraza incluso a nosotros. Con todas nuestras fuerzas, en todas nuestras debilidades, con toda nuestra fe y en todas nuestras dudas, ayúdanos a responderte a ti. Amén.

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La Pregunta de Jesús para Ti

La Pregunta de Jesús para Ti

Una vez vi una colección de preguntas que se utilizan para la dirección espiritual. Todas fueron preguntas que Jesús le hace a la gente en los evangelios. Como cualquier buen maestro, Jesús empleó buenas preguntas como herramientas de enseñanza.

La idea es la siguiente: toma solo una pregunta y vive con ella durante unos días. Piensa en ello. Medita sobre ello. Tal vez incluso haz un diario sobre ello. Lo más importante permite que lea tu corazón y enriquezca tu vida.

Quiero dejarlos con algunas de estas preguntas que hizo Jesús. Los invito a elegir uno, aférrate a él durante unos días y, a través de él, permite que Dios hable en tu vida.

Jesús preguntó:

¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?
¿Por qué me buscabas?
¿Cuántos panes tienen?
¿Tienes ojos y no ves? ¿Tienes oídos y no oyes?
¿Crees que puedo hacer esto?
¿Quién dices que soy?

Oremos: Dios misericordioso, hoy oramos por tu guía y dirección. Al enfocarnos en solo una de las preguntas de Jesús, ábrenos a su sabiduría. Consuélanos donde necesitemos ser consolados. Rétanos donde necesitemos ser retados. Luego, acércanos más a ti, a través de Jesucristo. Amén.

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Renovación de Nuestras Mentes

Renovación de Nuestras Mentes

Ayer reflexionamos sobre el estímulo de Pablo a los Romanos (12:2): “no se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente…”

¿Cómo lo hacemos?

Bueno, algunas reflexiones. Hace muchos años, un buen amigo me sugirió que buscara un buen consejero y que asistiera a terapias. ¡Fue una gran bendición! Ha marcado una gran diferencia para mí personalmente. Muy recomendable.

Por supuesto, también soy un gran defensor de la oración, la meditación y el llevar un diario. Creo que es muy importante tomarse un poquito de tiempo cada día para sentarse en la presencia sanadora de Dios, prestar atención a todo lo que se agita en nuestro interior y entregárselo a Dios en oración.

Jack Kornfield habló de la forma en la que el gran maestro zen vietnamita Thich Hat Han lo expresó: él dijo, “En el corazón y en la mente hay todo tipo de semillas. Hay semillas de alegría y amor, de conexión, semillas de creatividad, paz y bienestar, semillas de cuido, semillas de fortaleza. Pero también hay todo un conjunto de semillas de miedo y ansiedad, de ira o rabia, de codicia o avaricia, etc. La forma en que vivas depende de las semillas que riegues. Si riegas y cuidas esas semillas saludables, esas son las que crecerán en ti. Y esas semillas se convertirán en lo que eres en tu respuesta al mundo.”

Pero no sucede por casualidad. Todos tenemos nuestra historia, nuestros sufrimientos y nuestras luchas. Al mismo tiempo, todos tenemos dones, bendiciones y capacidades.

Pablo parece estar diciendo que si queremos cambiar el mundo para mejor, lo cual podemos hacer con la ayuda de Dios, comenzamos con estas capacidades internas.

Comienza con la declaración: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo…” (Romanos 12:1)

Richard Foster dijo una vez: “¡El problema con un sacrificio vivo es que siempre quiere bajarse del altar!”

Que tú y yo permanezcamos en el altar. Que cuidemos nuestros mundos interiores. Que podamos regar las semillas de generosidad, la compasión y la esperanza. Y que toda nuestra vida, cuerpo, mente y alma sea una ofrenda de agradecimiento, de gratitud por el amor y la generosidad de Cristo hacia nosotros.

Oremos: Te damos nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras manos, Oh Dios. Ayúdanos a amar a los demás como Jesús nos ha amado, a cuidar de los demás como Jesús nos ha cuidado y a perdonar a los demás como Jesús nos ha perdonado. Te lo pedimos en su nombre. Amén.

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No se Amolden

No se Amolden

Ayer compartí un pasaje del libro de Romanos, capítulo 12: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo…” Pablo continúa: “no se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”

Es interesante: la ofrenda de nuestro cuerpo comienza con nuestras mentes…nuestro mundo interior…

Es como decir que Jesús nos ha llamado a este hermoso estilo de vida, un estilo de vida transformado, un estilo de vida que conduce a la sanación. Es un estilo de vida que tiene un impacto en el mundo que nos rodea. Pero para tener un impacto en ese mundo exterior, tenemos que empezar en este mundo interior…

No se amolden, pero sé transformado…

¿Cómo se ve esto?

Tal vez, al menos en parte, adaptarse a esta época signifique asumir los miedos, las ansiedades y el apego a este mundo que nos rodea.

El otro día estaba escuchando un podcast y un profesor de meditación hablaba de una amiga que había pasado por un divorcio bastante terrible. Él dijo que la persona con el que se había casado su amiga era un abogado de éxito y que estaba tratando de quedarse con todo el dinero y también de conseguir la custodia de los niños. También, él contaba historias sobre ella de que era una mala madre, mientras que él era el que había tenido una serie de aventuras. Ella dijo: “En un momento, llegué al punto en que pude ver una clara bifurcación en el camino, cómo lidiar con esto. Si me dirigía hacia una dirección, había amargura, mezquindad y enojo. Hacia el otro lado, había apertura, perdón y generosidad.”

Ella había estado orando y meditando, y ella dijo: “He recibido una revelación. No voy a asumir esa ira. No voy a asumir esa mezquindad. Y no voy a dejar un legado de amargura a mis hijos.”

A menudo, en la vida, tenemos que elegir qué aceptamos, qué asumimos y qué absorbemos. Hay mucha ira, ansiedad y aferramiento en el mundo que nos rodea. Hay mucho odio.

Pablo dijo que no nos amoldemos. 

Me gusta la forma en que lo expresa Michael Singer: “El mundo está enfermo y es neurótico, pero eso no significa que tú tengas que estarlo.”

Con todo el dolor y sufrimiento que hay en el mundo que nos rodea, a veces resulta abrumador. Pero el único regalo que podemos ofrecer es nuestra propia sensación de paz y bienestar interior. Que tú y yo podamos trabajar en nosotros mismos. Y que estemos siempre abiertos a la renovación y transformación de nuestros mundos interiores.

Oremos: Te damos nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras manos, Oh Dios. Ayúdanos a amar a los demás como Jesús nos ha amado, a cuidar de los demás como Jesús nos ha cuidado y a perdonar a los demás como Jesús nos ha perdonado. Te lo pedimos en su nombre. Amén.

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