Lo que he Dado, lo Tengo

Lo que he Dado, lo Tengo

El mensaje de hoy fue escribo por el Reverendo Dr. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope. 

Escucha este profundo epitafio encontrado en una lápida inglesa: “Lo que mantuve, lo perdí. Lo que gasté, lo tenía. Lo que he dado, lo tengo.

Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), como ustedes bien saben, el arte de guardar no es del todo malo. Siempre habrá secretos que guardar, tesoros que almacenar, recuerdos que mantener fuertemente. Pero algunos de nosotros guardamos compulsivamente; nosotros guardamos, guardamos, guardamos. Somos acaparadores. Aunque mantenemos objetos reales, perdemos la alegría de la posesión. En gastar ya no nos contenemos o escondemos algo. El epitafio cierra al recordarnos que cuando dejamos esta vida, solo tenemos lo que hemos dado y compartido en amor y confianza. Y esta es una de las lecciones de vida más difíciles de aprender. Sin embargo, hay que aprenderlo, si deseas una vida plena. Cuando nuestras vidas llegan a su final, nos daremos cuenta de que no somos más que la suma de nuestros obsequios – obsequios de alegría, obsequio de tiempo, regalo de desacuerdos, regalo de confort – todos nuestros obsequios. No somos la suma de nuestras posesiones. No somos la suma de nuestros logros. Somos finalmente la suma de nuestros obsequios. Las personas que más respeto son dadores y no acaparadores. Una felicitación para la generosidad y la gratitud.

Oremos: Dios extravagante, has dado el regalo más preciado, el regalo de tu Hijo, Jesucristo. Te agradecemos por el obsequio de amistad con Jesús. Ahora, ayúdanos a recibir cada día como un obsequio, como algo sagrado y especial; un día para jugar con los niños, visitar a una persona mayor, abrazar a un amigo; un día para hacer algo generoso y amable. Sorpréndenos con tu alegría y gracia en lugares inesperados. A través de Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

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Las Semillas que Regamos

Las Semillas que Regamos

Durante los últimos dos días, he reflexionado sobre la cuestión de la guerra y nuestra respuesta Cristiana.

Personalmente, soy cada vez más consciente de que las semillas de la ira, el odio y la violencia están en cada corazón humano…Esas semillas siempre han estado ahí…desde el amanecer de la civilización…desde Caín y Abel…Y aunque tú y yo tenemos muy poca influencia sobre las situaciones geopolíticas como las de Israel, Rusia y Ucrania, sí tenemos influencia sobre si cuidamos o no esas semillas en nuestros propios corazones.

No cabe duda de que esos conflictos más grandes, la violencia y la brutalidad de esas guerras son frutos de la codicia, el odio y la ira, que se han ido alimentando en los corazones de las personas. Esas semillas, cuando se alimentan, tienen una forma insidiosa de propagarse a comunidades enteras e incluso a naciones…Y cuanto más se propagan, más se desarrollan y más difícil es detenerlas.

También soy consciente de que nos hemos acercado peligrosamente a dicha situación en nuestro propio país. Políticamente estamos muy divididos. Y la retórica de la ira y el odio no han disminuido mucho. Y esto nos plantea la pregunta: ¿qué semillas estamos regando?

Por otro lado, también pienso en los ejemplos de personas que no nutrieron dichas semillas…personas que en cambio nutrieron las semillas del perdón, la compasión y el amor…Pienso en personas como Nelson Mandela.

Pienso en Victor Frankel. Él escribió sobre cómo quienes sobrevivieron a los campos de concentración sin dejar que les destrozaran el alma, fueron aquellos que lograron mantener un mínimo de compasión humana en medio de la experiencia, aquellos que lograron amar y mostrar preocupación incluso a veces por los mismos guardias de la prisión.

Más cerca de casa, pienso en un hombre que conocí cuya hija fue asesinada a tiros por su propio marido. Y recuerdo como se negó a vivir con ira o amargura en su corazón. Pienso en la compasión que se podía ver en sus ojos, la generosidad de su espíritu, la fe y la esperanza a las que se aferraba…

No hay duda de que, en gran parte de los conflictos que se dan en el mundo, no hay mucho que podemos hacer para influir en ellos. Pero podemos orar, incluso por nuestros enemigos. Y podemos cuidar de nuestras propias almas. Podemos regar las semillas del amor, el perdón y la compasión en nuestras propias vidas.

Oremos: Jesús, tú eres el Príncipe de la Paz, y has prometido que un día traerás la paz a la tierra. Que dicha paz comience aquí, ahora mismo, en cada uno de nuestros corazones. Amén.

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Las Enseñanzas de Cristo

Las Enseñanzas de Cristo

Hace unas semanas, estuve cautivado escuchando a Bob Gamble hablar sobre la vida en Ucrania. Bob es un misionero Presbiteriano que Fundó This Child Here (Los Niños Aquí), un ministerio que trabaja con niños y jóvenes en las calles en dicho país. Más recientemente, frente a la guerra, su ministerio ha cambiado para ayudar a cuidar a las mujeres y los niños que han huido de las zonas de guerra más activas. Nos contó que la guerra se ha acercado cada vez más, incluso ahora a la ciudad donde vive. De hecho, compartió un video de él mismo junto al director del programa escondidos en un closet mientras un dron Ruso atacaba a 100 yardas de distancia…Me dio escalofríos…

Realmente no puedo imaginar cómo sería vivir en un país que ha sido invadido por una potencia extranjera. No puedo imaginar cómo sería vivir con ese tipo de miedo, con una aplicación de ataques con drones en el teléfono y sirenas sonando todo el día…

A menudo pienso en los Ucranianos que luchan por un modo de vida…un modo de vida que no es parecida a la nuestra, un modo de vida que permita un nivel básico de comodidad y la libertad de vivir y trabajar como uno quiera. Pienso en ellos luchando por sus familias…

Ayer reflexioné sobre la situación en el Oriente Medio, y sobre nuestra respuesta Cristiana. Me doy cuenta de que es mucho más fácil reflexionar desde una perspectiva externa. ¿Qué pasaría si yo me viera afectado personalmente?

Sé lo que dijo Jesús: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen (Mateo 5:38-45). En lo más profundo de mi corazón, sé que Jesús tiene razón. Pero si Ucrania fuera mi patria…no creo que pondría la otra mejilla…Si una de mis hijas hubiera sido secuestrada o asesinada por Hamás, no puedo imaginar que sentiría ni una pizca de amor en mi corazón…

Al mismo tiempo, he dedicado mi vida a seguir a Cristo. Si eso es verdad, entonces sus enseñanzas deben de significar algo para mí…Y así, cuando miro nuestro mundo desgarrado por la guerra…la violencia y la brutalidad que nos rodean, al mismo tiempo miro también las enseñanzas de Cristo.

Personalmente, creo que hay momentos en los que es necesario aplicar el amor duro. Momentos en los que el mal cobra impulso y hay que hacerle frente; momentos en los que hay que detener la acción violenta o abusiva. Pero también sé que, si permitimos que el odio o el miedo nos dominen, si permitimos que la ira o la animosidad nos dominen, acabarán con nuestras almas e incluso con nuestra humanidad.

Oremos: Oh Dios, luchamos contra la violencia y el sufrimiento que vemos a nuestro alrededor. Queremos responder. Queremos ayudar. Y queremos que quienes dañan a los inocentes sean llevados ante la justicia. Oramos para que tu Espíritu actúe de manera poderosa.

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En Medio de la Guerra

En Medio de la Guerra

En las últimas Semanas, las noticias han estado repletas de brutalidad en la guerra de Gaza. Todo esto a raíz del horror del ataque terrorista de Hamás contra civiles inocentes, adolescentes y niños…Es difícil imaginar ese tipo de odio despiadado…Trae a la memoria el recuerdo del 11 de Septiembre…y plantea la pregunta: ¿Qué lleva a una persona o a un grupo de personas a ese punto de salvajismo? Es desgarrador.

¿Qué puede decir una persona de fe en un día como éste? ¿Dónde está Dios en medio de tantas atrocidades?

Lo que sí se es que en el corazón de nuestra fe Cristiana se encuentra en la cruz. Adoramos a un Dios que sufre junto con nosotros…que, en Cristo, en esa cruz, está siempre con nosotros en nuestro sufrimiento. Dios está con aquellos que resisten en el frente, en los campos de refugiados y en las zonas de guerra. Dios está con la madre que sostiene a su hijo en la UCI. Dios está con los que están solos, los que tienen hambre, los que tienen el corazón roto. Si la cruz no nos muestra nada más, nos muestra que Dios está con los que sufren.

¿Cuál debe ser entonces nuestra respuesta? Bueno, nuestra respuesta es dar a los necesitados y orar…orar por aquellos que han perdido a seres queridos, orar por la protección de los trabajadores humanitarios y por los civiles inocentes, orar por los líderes mundiales para que prevalezca la sabiduría y orientación, y orar incluso por aquellos a quienes podamos considerar enemigos.

Para ello, por favor oren conmigo:

Dios de amor y de gracia, nuestros corazones están angustiados, agobiados por la agitación y el sufrimiento que presenciamos en nuestro mundo, y por los profundos desafíos que enfrentan tantas personas. Recordamos hoy a los habitantes de Gaza e Israel, que han sido testigos de la brutalidad de la guerra, más recientemente a raíz de un desgarrador ataque terrorista contra civiles inocentes. Nuestros corazones duelen por el odio despiadado que conduce a tal violencia, y oramos por quienes se ven atrapados en medio de ella. Te pedimos protección para los trabajadores humanitarios, el personal médico y por otras personas que buscan como ayudar. Oramos por Hamás, para que se ablanden los corazones, para que se dobleguen las voluntades. Oramos por la justicia…y oramos por la paz. Concédenos paz también en nuestras propias almas, Señor. En el nombre de Jesús. Amén. 

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Día de Todos los Santos

Día de Todos los Santos

Hoy es el “Día de Todos los Santos”. Se trata de una antigua celebración que data de alrededor de 610 d.C. Es un día en que la iglesia celebra a todos aquellos que nos han precedido en la fe. En su segunda Carta a Timoteo, Pablo le escribe a su joven amigo: “Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti.”

Piensa en todas las generaciones que han transcurrido entre el momento de la abuela de Timoteo y nosotros al día de hoy. Casi dos mil años de una generación transmitiendo su fe a la siguiente generación. Imagina todas las vidas de las personas, a través de los siglos, que fueron tocadas, retadas e inspiradas por el Evangelio.

El día de hoy, los invito a reflexionar sobre la persona o personas que transmitieron su fe a ti. ¿Fue uno de tus padres o un abuelo? ¿Un maestro o maestra de escuela dominical o un amigo? Empieza a imaginar quien les pudo haber transmitido su fe a ellos. Da gracias a Dios por cada uno de ellos. Luego, piensa en los que vendrán después de ti. ¿Hay alguien que busca en ti, incluso ahora, para compartir tu esperanza?

Oremos: Hoy recordamos que estamos rodeados de una gran multitud de testigos. Recordamos y damos gracias por todos tus hijos – los que respondieron tu llamado, aquellos que caminaron contigo, que servían, que amaban, que proclamaron tus buenas noticias con sus palabras, sus obras y sus vidas mismas. Te damos gracias que, al haber vivido esta vida de fe, ahora ellos descansan eternamente contigo.

Al celebrar a los fieles, que seamos sostenidos por la promesa de la resurrección y la promesa de que, si bien ahora vemos tenuemente por un espejo, un día nos podamos ver cara a cara, con todos los santos de todas las épocas y lugares, a través de Jesucristo, Amén.

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Unidad

Unidad

Cuando estuvimos en Escocia, el verano pasado, el paisaje estaba salpicado de antiguas cruces Celtas. Aprendí a amar el simbolismo.

Plantadas firmemente en el suelo, nos recuerdan la gran catedral de la tierra, el mar y el cielo, y señalan la profunda conexión entre el cielo y la tierra. La cruz en sí, por supuesto, es un símbolo de Cristo, y el círculo que la recubre representa el cosmos. El círculo está centrado en la intersección de las vigas horizontales y verticales, recordándonos que todo lo que es proviene del mismo punto de origen, y que todo lo que tiene existencia es, por lo tanto, sagrado.

En el interior de la cruz, el trabajo de nudos esculpidos está entrelazados. Esto se llama el patrón eterno. Es difícil ver dónde termina una hebra y dónde comienza otra. Es una visión del tejido del tiempo y la eternidad, el cielo y la tierra, Dios y la humanidad, el alma y los sentidos, lo sagrado que fluye eternamente en las profundidades de la materia de la tierra.

En un momento en el que gran parte de la vida está fragmentada, este es un poderoso recordatorio para mí de que hay mucho más en esta vida de lo que podemos ver, oír o sentir. Y me llama a abrir de par a par mi corazón a la presencia de Dios entretejida en cada aspecto de mi vida.

Oremos: Dios Santo, incluso en medio de las fisuras y la fragmentación de la vida, sentimos que hay una conexión subyacente, una plenitud. Sentimos una unidad subyacente de tu presencia que nos une. Danos ojos abiertos, corazones abiertos, manos abiertas para que podamos percibirte a Ti, entretejido en todo lo que existe. Que recibamos esta vida y todos tus dones como una pura bendición. Amén.

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El que Siempre “Soluciona”

El que Siempre “Soluciona”

Hace apenas unos meses, conduje hasta Tallahassee para dejar a mi hija en la Universidad de Florida State, para que comenzara su primer año de universidad. Fue difícil. Ya era un momento emotivo, pero mientras la estábamos acomodando en la universidad, nos dimos cuenta de que no había recogido su credencial de estudiante en la orientación. Esta es la credencial que te permite no solo acceder a los dormitorios, sino también comer en el comedor. Era viernes por la tarde y nos enteramos de que la oficina no volvería a abrir hasta el lunes a las 8 a.m. Entonces Emily, con todas las emociones a flor de piel, estaba llorando. Y yo comencé a decir: “¿Qué tal si intentas esto? ¿Qué tal si haces aquello? ¿Quieres que yo llame? ¿Por qué no llamas tú…?”

Ella me miró y me dijo muy amablemente: “Basta. Papá, tú eres siempre el que soluciona. Yo no necesito a un solucionador. Yo necesito un papá…Yo solo necesito a alguien que esté aquí conmigo.”

Tuve que haber sabido. Pero yo tengo tendencia a querer arreglar las cosas, a intentar solucionarlas, de hacer las cosas bien. Pero la verdad es que, a veces, si nos apresuramos a intentar solucionar las cosas, en realidad podemos empeorarlas.

Me pregunto si hay áreas en tu vida en las que necesitas confiar en que Dios está obrando.

Sin duda, me cuesta mucho afrontar esto. La próxima vez, me pregunto si, en lugar de apresurarme a solucionar las cosas, de salvar, de indicar, de halar, remendar, podría simplemente escuchar primero, mostrar mi amor y apoyo y luego confiar.

Oremos: Señor Jesucristo, ayúdame a recordar siempre que tú eres el Salvador, no yo. Ayúdame a saber cuándo actuar, cuándo escuchar y cuándo simplemente confiar. Hoy te entrego de nuevo mis preocupaciones, ansiedades y cargas. Dejo en tus manos mis hijos y a otras personas que están en mi corazón. Concédenos tu paz. Amén.

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Carta de Agradecimiento

Carta de Agradecimiento

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo, Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

Hoy quiero sugerir una idea interesante – Yo quiero que intentes dar de ti mismo.

Una vez conocí a un hombre que sufrió un ataque de nervios, durante meses estuvo en la tristeza y la oscuridad mental. Un día, le sugerí que tratara de desactivar sus oscuros y deprimentes pensamientos mediante la práctica de acción de gracias. Le dije: “Empieza por pensar en las personas que te ayudaron, en gran medida, en tu vida.”

Así que procedió a escribirle a la señora Elaine Smith, una profesora de edad avanzada, quien fue una influencia positiva en su vida. Él recibió una respuesta, escrita en puño y letra temblorosa de una señora de edad. “Estimado Willy”, ella escribió, “Cuando leí tu carta estaba cegada por las lágrimas, porque yo te recuerdo cuando eras niño, y cuando pienso en ti ahora yo te veo como un pequeño estudiante en mi clase. Has exaltado mi viejo corazón. Enseñé en la escuela por cincuenta años. La suya es la primera carta de agradecimiento que he recibido de un estudiante, y lo apreciaré hasta el último día de mi vida.”

Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), escribir una carta de agradecimiento – un proyecto como ese – puede implicar tomar poquito tiempo – pero es una oportunidad para dar un poco de sí mismo, y realmente es lo mejor que puedes dar. Curiosamente, cuando das un poco de ti mismo, uno termina por encontrarse a sí mismo.

Oremos: Dios de esperanza, venimos ante ti cuando nuestra esperanza es vencida y nuestra fe es pequeña. Venimos ante ti cuando la promesa de la “buena vida” no llega, cuando la ropa y restaurantes, autos y capuchino se vuelven insuficientes alimentos para el hambre del espíritu humano. Venimos ante ti porque no tenemos otro lugar donde ir. Oh Dios, sálvanos de nosotros mismos; de la autoindulgencia y la auto-idolatría. Sánanos de la enfermedad del cuerpo, pero aún más de la enfermedad del alma. Que nos quedemos atrapados en la corriente de tu compasión, la inundación de tu perdón y así perdernos en el gran océano de tu amor. En el nombre del Cristo resucitado. Amén.

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Toma el Primer Paso

Toma el Primer Paso

Recuerdo haber oído hablar sobre dos visitantes diferentes a una iglesia en particular el mismo Domingo. Ambos tuvieron la misma experiencia. Ambos tuvieron una experiencia similar. Ningún miembro de la congregación les habló, y ambos se fueron con la sensación de que era una congregación poco amistosa. El primer visitante decidió que volvería una vez más, pero decidió que, si nadie hablaba con él la próxima vez, nunca más volvería. Él otro hombre decidió que él también volvería, y si nadie hablaba con él, haría un esfuerzo por encontrar a alguien con quien hablar.

El siguiente Domingo, los dos hombres regresaron a la iglesia como visitantes. Y se dio la casualidad de que se sentaron uno al lado del otro. Como una vez más nadie le hablaba a ninguno de los dos, el hombre que había decidido encontrar a alguien con quien hablar, se giró y le habló al hombre que había jurado que no regresaría a menos que alguien conversara con él. Quién lo diría. Los dos hombres se llevaron bien de inmediato y se hicieron amigos rápidamente. Ambos terminaron uniéndose a la iglesia y con los años asumieron roles de liderazgo. Y ambos trabajaron duro para asegurarse de que todos se sintieran bienvenidos – especialmente los visitantes.

Esta historia me recuerda que nunca sabemos qué efecto pueden tener en los demás incluso nuestras acciones más pequeñas. Nuestras vidas, aunque nos demos cuenta o no, tienen un efecto dominó. Aunque no siempre vemos los resultados, nuestra amabilidad, generosidad y compasión, todos tienen una forma de impactar este mundo de forma positiva.

Oremos: Dios amoroso, que seamos más como el hombre que resolvió dar el primer paso. Que veamos a nuestro alrededor, oportunidades para hacer de este mundo un lugar un poco mejor. Danos una sonrisa rápida, una palabra amable, un corazón generoso y brazos abiertos. Y luego, ayúdanos a confiar en que nuestros esfuerzos están en tus manos. Que tu paz descanse sobre nosotros y trabaje a través de nosotros. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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No Estés Confundido

No Estés Confundido

En una iglesia, donde solía servir, un día una niña de edad preescolar caminaba por el pasillo con su madre. Me vio llegar, me señaló y dijo: “¡Mira Mami, ahí va Dios!”

De vez en cuando nos confundimos, ¿Verdad que sí? No solo los niños en edad preescolar, sino todos nosotros. Permitimos que las personas o cosas o ideas ocupen el lugar del Dios de toda la creación. Si no tenemos cuidado, terminaremos ubicando mal nuestra esperanza.

Las escrituras están llenas de advertencias contra la idolatría. Las personas de fe han reconocido, desde hace mucho tiempo, que solo Dios puede salvarnos. El dinero, el poder, las agendas políticas, la fuerza militar e incluso la teología son temporales y limitados. Nuestra esperanza superior tiene que ser más grande o nuestras vidas se vuelven pequeñas y sesgadas.

Esta es una de las razones por las que la oración y la adoración son tan importantes para mí. Puedo fácilmente encontrarme preocupado, sentirme ansioso o decepcionado cuando pongo mi esperanza en las cosas equivocadas. Dedicar tiempo a reconcentrarme me ayuda a ganar perspectiva.

Hoy, detengámonos nuevamente para recordar a Aquel en quien podemos depender, en quien podemos poner nuestras esperanzas, Aquel ante quien nos arrodillamos y damos todo.

Oremos: Es fácil dejar que las cosas incorrectas tengan prioridad en nuestras vidas, Oh Dios. A veces permitimos que las ideas o las cosas dominen nuestro pensamiento y nuestro quehacer, y perdemos la perspectiva. Perdemos la armonía contigo y con los que nos rodean. Ayúdanos hoy a centrarnos, mientras enfocamos nuestros corazones hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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