El Dios Abundante en Misericordia

El Dios Abundante en Misericordia

Hay una antigua leyenda que describe lo que sucedió cuando Dios estaba contemplando la creación de la humanidad. La leyenda dice que Dios tomó en consejo a los Ángeles que estaban cerca del trono. El Ángel de la Justicia dijo: “Que no sean parte de la creación…porque si lo hacéis, cometerán todo tipo de maldad contra la humanidad…El Ángel de la Verdad dijo: Que no sean parte de la creación…porque serán falsos y engañosos el uno al otro e incluso hacia Ti. El Ángel de la Santidad se puso de pie y dijo: Que no sean parte de la creación…ellos seguirán lo impuro a vuestros ojos, y os deshonrarán en frente de tu rostro.” 

Luego dio un paso adelante el Ángel de la Misericordia, el ángel más querido de Dios, y dijo: “Que sean parte de la creación, nuestro Padre Celestial, porque cuando ellos pequen y se aparten del camino de la rectitud y de la verdad y de la santidad, los tomaré tiernamente de las manos, y luego los conduciré a ti.”

Es el Ángel de la Misericordia quien mejor habla por el corazón de Dios. Una y otra vez, en las escrituras, alaban la misericordia de Dios. Éstas son sólo algunos:

Salmo 103: “¡Pero el amor del Señor es eterno!”

Efesios, capítulo 2: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados…”

Salmo 136 expresa: “Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.”

Dondequiera que estés en el camino de la vida, sea cual sea tu pasado, que puedas saber que el amor y la misericordia de Dios se extiende hacia ti.

Oremos: Amoroso y Misericordioso Dios, todos hemos tenido momentos en la vida cuando nos hemos desviado de tu camino. Hemos cometido errores y hemos fallado. Pero una y otra vez nos has llamado de vuelta. Te damos todas las gracias y alabanzas porque tú eres rico en misericordia y abundante en amor firme. Derrama sobre nosotros tu gracia, nuevamente, el día de hoy. Amén.

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Lo Más Importante

Lo Más Importante

El Reverendo Richard Fairchild contó una vez una historia verdadera de su niñez. Tenía el recuerdo de su padre que entraba en la sala de estar y su hermano menor, John, se encogía ligeramente cuando su padre entraba. Inmediatamente había percibido que John había hecho algo malo, y entonces vio a distancia lo que su hermano había hecho. El joven había abierto el nuevo himnario de su padre y con un lapicero escribió garabatos en toda la primera página.

Mirando fijamente a su padre con temor, ambos hermanos esperaron el castigo de John. Su padre levanto su precioso himnario, lo miró cuidadosamente y luego se sentó, sin decir una palabra. Los libros eran algo preciado para él; fue un ministro de la palabra con varios títulos académicos. Para él, los libros eran conocimiento. Lo que hizo a continuación fue notable. 

En lugar de castigar a su hermano, en lugar de regañar, o gritar, su padre tomó el lapicero de la mano del niño, y luego él mismo escribió en el libro, junto a los garabatos que John había hecho, su padre escribió: “La obra de John, 1959, edad 2. ¿Cuántas veces he mirado tu bello rostro y en tus ojos cálidos y alerta mirándome y agradeciendo a Dios por el que ahora ha escrito garabatos en mi nuevo himnario? Tú has hecho sagrado el libro, tal y como tu hermano y hermana han hecho tanto de mi vida.” 

Reflexionando, me encanta la manera en que el padre manejó esa situación. No creo que lo hubiera manejado tan bien. Pero tengo que imaginar cómo esos muchachos, mientras crecieron, recordarían dicha situación, leer esas palabras y recordar lo mucho que eran amados. También tengo que imaginar que, a lo largo de los años, mientras el padre miraba el himnario, los garabatos y sus propias palabras, siempre recordará lo que verdaderamente es más importante para él en la vida. Fue verdaderamente la respuesta del padre la que hizo sagrado el himnario. 

Oremos: Oh Dios, concede que tengamos tal previsión y gracia en nuestras propias relaciones. Que nunca perdamos de vista lo que es verdaderamente importante. Pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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Actúa Como Sí…

Actúa Como Sí…

El pastor y columnista del periódico, George Crane, cuenta la historia de una mujer que entró a su oficina lista para divorciarse de su esposo. “No solo quiero deshacerme de él, quiero desquitarme. Antes de divorciarme de él, quiero lastimarlo tanto como él a mí.”

El Dr. Crane ideó un plan: “Vete a casa y actúa como si realmente amaras a tu esposo. Dile cuánto significa para ti. Elógialo por cada rasgo decente. Haz todo lo posible por ser tan amable, considerada y lo más generosa posible. No escatimes esfuerzos para complacerlo, para disfrutarlo. Hazle creer que lo amas. Después de haberlo convencido de tu amor eterno y de que no puedes vivir sin él, entonces deja caer tu decisión. Dile que te vas a divorciar. Eso realmente le hará daño.” Hirviendo de venganza, ella respondió: “Hermoso, hermoso. ¡Él se sorprenderá!” Y ella siguió el plan con entusiasmo. Actuando “como si”. Por dos meses mostró amor, amabilidad, escuchaba, se entregaba, reforzaba y compartía.

Después de un tiempo, el Dr. Crane notó que ella no regresaba. Entonces la llamó y le preguntó: “¿Estás lista ahora para continuar con el divorcio?” Ella respondió: “Dr. Crane, durante estos últimos dos meses, he cambiado de parecer. He descubierto que realmente lo amo.”

Aparentemente, sus acciones habían cambiado por completo sus sentimientos.

Hace años, cuando servía en otra iglesia, nuestra Pastora Principal solía alentar a las personas que estaban lidiando con su fe para “actuar como si”. Ella solía decir: “Actúa como si la fe estuviese allí. Atiende las adoraciones. Atiende y participa en los eventos de la misión. Ora cuando puedas. Y tu fe vendrá.”

El pastor y teólogo William Sloan Coffin, Jr, hizo eco de estas creencias. Él escribió: “Es sumamente importante darse cuenta de que el salto de fe no es tanto un salto de pensamientos como de acción. Porque mientras que en muchos asuntos primero debemos ver, luego actúa; en materia de fe primero debemos tomar acciones luego sabremos los resultados, primero debemos ser luego veremos sus resultados. En resumen, uno debe atreverse a tomar acciones de todo corazón sin certeza absoluta.”

Oremos: Amado Dios, en nuestra relación contigo y con los demás, ayúdanos a vivir de acuerdo con nuestros ideales – incluso en esos momentos en que no tenemos la fuerza o la voluntad. Concédenos tu valor y gracia para que podamos ser portadores de tu luz y tu amor. Amén.

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Toma Mi Yugo…

Toma Mi Yugo…

Hace dos días reflexionamos sobre la invitación de Jesús en Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”

Pero hay más, ¿No es así?

A su invitación, Jesús añade: Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.

Ahora probablemente recuerdes que un yugo rodea el cuello de un buey o de un caballo para arar. Es un instrumento de trabajo. ¡Es exactamente lo que pensamos que los trabajadores cansados menos necesitan! Cuando Jesús se refiere a su yugo, él se refería a sus enseñanzas. Y, de hecho, ¡a veces el yugo de Jesús no se siente muy ligero!

Esto me hizo pensar en algo que uno de mis amigos me dijo una vez. Él dijo: “Joe, Dios te ama tal como eres ahora. Pero…¡Dios te ama demasiado como para permitirte seguir así!” Siempre existe esta invitación a aprender, a crecer…a profundizar…Siempre existe una invitación a cambiar nuestros corazones y nuestras mentes.

Pienso en mi propia vida, y en como seguir a Jesús me ha empujado…a abrir los ojos a la necesidad del mundo que me rodea…a suavizar mi corazón…a amar a aquellos que nadie más ama, a perdonar…a dar más de lo que pensaba que podía…enmendando errores…

Pienso en los momento de mi vida en los que me encontré en una encrucijada. Puedo pensar en al menos un par de ocasiones, al principio, en las que mi vida fácilmente podría haber tomado una dirección diferente. Y estoy agradecido por este camino…porque he descubierto que la sanación no solo proviene de sentarme en la presencia de Jesús y aceptar su amor, sino que también he descubierto que dicha sanación proviene de intentar caminar es sus caminos.

En mi casa tengo un imán en la refrigeradora. Es un dibujo de una oruga y una mariposa tomando café. La Oruga, asemejándose a un gusano, dijo: “Has cambiado.” Y la mariposa respondió: “¡Se supone que debemos cambiar!” 

No. Quizás no siempre es fácil…pero ciertamente es bueno.

Oremos: Dios Santísimo, te damos gracias por tu amor incondicional por cada uno de nosotros. Y te agradecemos también por las invitaciones a crecer y cambiar y a transfigurar lo que nos duele o está roto. Ayúdanos a tomar siempre el yugo de Jesús, a caminar en sus caminos y a encontrar descanso para nuestras almas. En su nombre oramos. Amén.

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Encuentra Descanso para sus Almas

Encuentra Descanso para sus Almas

La semana pasada pregunté por qué sigues a Cristo. También le pregunté a mi congregación. Ayer compartí algunas de sus respuestas. Aquí hay algunas más:

Siempre sentí que faltaba algo en mi vida. Realmente nunca me sentí en paz. Dios ha llenado ese vacío. Él es el gran consolador y el único consolador que realmente puede ponerme en paz. La vida en la tierra es muy difícil.

Finalmente entendí que no podía hacer la vida sola…

Lo que empezó como querer hacer feliz a mi abuela al verme en la iglesia, ¡se convirtió en mi persona encontrando a Dios! Había estado en otras iglesias a lo largo de los años, pero algo se sintió diferente, un tirón diferente en mi corazón y mi mente. Sentí que Dios me llamaba y mostraba que siempre estaba conmigo.

Jesús me da la esperanza de ser una mejor persona, alguien que pueda hacer un pequeño impacto en una persona o grupo…

Quiero ser más como él.

Para llenar un vacío en mi vida.

Gracias por llevarme a perdóname a mí mismo, ayudándome a ser más amable. Ayúdame en este momento para ser fuerte para los demás.

No puedo imaginarme pasar el día sin Dios a quien recurrir…

En cuento a mi relación con Cristo, no tengo un pasado sin él. Él ha sido mi salvador y socio activo durante toda mi vida. ¡Ay que alegría!

En el libro de Ezequiel (34:15-16), se puede leer…

“Yo mismo apacentaré a mi rebaño, y lo llevaré a descansar. Lo afirma el Señor omnipotente. Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las que estén heridas y fortaleceré a las débiles…”

En el libro de Jeremías (6:16), nosotros obtenemos este imperativo:

“Así dice el Señor:

Deténganse en los caminos y miren;

Pregunten por los senderos antiguos.

Pregunten por el buen camino,

Y no se aparten de él.

Ahí hallarán el descanso anhelado.”

Oremos tal como oramos ayer: Cristo compasivo, acudimos a ti en nuestros momentos de oscuridad y desesperación, confiando que estás con nosotros también en los momentos de paz. Descansamos en tu presencia, pidiendo sanación, misericordia y gracia. Te damos gracias, Señor, por encontrarnos aquí y ahora. Amén.

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Vengan a Mi

Vengan a Mi

Uno de mis pasajes favoritos de las escrituras es el Evangelio de Mateo (11:28-30). En este punto del ministerio de Jesús, la multitud se ha reunido a su alrededor, y él da la vuelta hacia ellos y les dice:

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”

¡Qué invitación! Jesús invita a los que están pasando por momentos difíciles, a aquellos para quienes la vida es difícil, a los que lo han intentado y fracasado, a los que han quedado cortos, y a los que están tratando de lidiar con lo que ningún ser humano debería tener que enfrentar.

Vengan a mí …

Pienso en aquellos de ustedes que cuidan a un cónyuge con Alzheimer o que tienen un hijo que lucha contra la adicción. Pienso en aquellos que han tenido que afrontar el fracaso de un negocio o de un matrimonio. Pienso en esos momentos en los que me sentaba con personas después de la pérdida de un hijo. A menudo me he preguntado cómo es posible que las personas puedan afrontar esto sin fe…

La semana pasada les pregunté por qué siguen a Cristo. También le pregunté a mi congregación. Esto es algo de lo que escribieron:

Dios me llamó a estar presente en el momento en una de mis horas más oscuras…Él escuchó mis oraciones.

Cristo ha sido el único en mi vida que me ama incondicionalmente, sin importar cuán oscuro haya sido mi pasado. Él sabe que soy frágil y hecho del polvo y propenso a resbalar y caer, pero él todavía me ama. Y lo amo más que cualquier otra cosa en el mundo.

Dios siempre ha estado ahí para mí. Él ayudó a mi hermano durante su enfermedad. El señor me ha guiado a mí y a mi familia en los buenos y en los malos momentos…

Jesús nos invita: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”

Que siempre aceptemos la invitación.

Oremos: Cristo compasivo, acudimos a ti en nuestros momentos de oscuridad y desesperación, confiando que estás con nosotros también en los momentos de paz. Descansamos en tu presencia, pidiendo sanación, misericordia y gracia. Te damos gracias, Señor, por encontrarnos aquí y ahora. Amén.

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Cuando Somos Derribados

Cuando Somos Derribados

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope (Digita Esperanza).

Hace unos años, en una de las transmisiones nocturnas del futbol americano, los comentaristas estaban debatiendo sobre los grandes corredores de la historia profesional del futbol americano. Cuando hablaron sobre Walter Payton, q.e.p.d., de los Osos de Chicago (Chicago Bears), señalaron que él era el mejor corredor de campo en la Liga Nacional de Futbol. Entonces Frank Giffor dijo, “¡Qué corredor! ¿Te das cuenta de que en total Walter Payton obtuvo más de nueve millas de avance en su carrera? Solo imagínense eso – ¡más de nueve millas!” A lo que otro comentarista deportivo respondió: “¡Y pensar que cada 4.6 yardas del camino alguien lo estaba derribando!”

Bueno, no sucede solamente en futbol americano. Es verdad también en la vida. Somos derribados con frecuencia. ¡La verdad es que de vez en cuando la vida va a romper nuestros corazones! Y la pregunta es, ¿Cómo responder a eso? ¿Cómo lidiamos con las derrotas, los derribos, el dolor, y el hecho de ponernos en demasiado peligro? Deberíamos seguir el modelo de estos hombres, que llevaron a su amigo a los pies de Jesús sin aceptar ninguna alternativa.

Dios puede hacer cosas increíbles. Sabemos esto y confiamos en ello. Y hasta que no quede esperanza, debemos continuar encomendando a los que amamos al cuido de Dios. Debemos de continuar esperando un milagro. Dios te ama, y Dios ama a aquellos a quienes amas.

Oremos: Dios Santo, hoy oro por mis amigos. Estoy preocupados por ellos, y te pido que estés con ellos. Te pido que traigas sanidad a la situación perjudicial en sus vidas. Oro para que los ayudes, y te pido que me ayudes a quedarme con ellos, y cuidarlos. Yo oro en el nombre de Jesús. Amén.

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Que tu Alegría sea Completa

Que tu Alegría sea Completa

Erma Bombeck contó una vez una historia sobre un momento en la iglesia cuando notó a un niño pequeño que estaba dando vuelta en su asiento – sonriéndole a todos. Ella escribió: “Él no estaba gorgoteando, escupiendo, tarareando, pateando, rasgando los himnarios, o revisando el bolso de su madre. Él solo estaba sonriendo. Finalmente, su madre lo sacudió y en un susurro de escenario, que se podía escuchar en un pequeño teatro de Broadway, dijo: “¡Deja de sonreír! ¡Estás en una iglesia!” Con eso, le dio con un cinturón en la parte posterior y mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, agregó, “Así está mejor,” y volvió a sus oraciones. Quería tener a este niño con el rostro manchado de lágrimas cerca de mí y decirle acerca de mi Dios. El Dios feliz. El Dios sonriente, el Dios que debió tener un sentido del humor para haber creado personas como nosotros.”

Es tan cierto. El Dios que Jesús nos invita a confiar es un Dios de alegría, un Dios de risa, un Dios de misericordia y de esperanza. Las personas de fe que son severas ¡lo tienen todo equivocado!

En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Ahora vuelvo a ti, pero digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que tengan mi alegría en plenitud.

En tu propia vida, que puedas tomar gran deleite en tu adoración. Que tu fe sea fuente de fortaleza y alegría.  Que puedas deleitarte en Dios. Y siempre recuerda que ¡Dios se deleita en ti!

Oremos: Dios de toda alegría, recordamos que Jesús vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. También recordamos que uno de los frutos del Espíritu es la alegría. Llénanos de nuevo con tu alegría y con vida abundante – y que estos dones se derramen fuera de nuestras vidas tocando y cambiando el mundo que nos rodea. Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

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Viviendo Nuestra Fe

Viviendo Nuestra Fe

Un hombre que no estaba familiarizado con el Cristianismo estaba acompañando a un misionero Cristiano a su nuevo puesto en África. El misionero había estado tratando de explicar el mensaje Cristiano a su nuevo compañero, pero el hombre estaba teniendo problemas en comprender cómo Jesús podía haber venido a morir por personas que lo odiaban.

En algún punto de su viaje, el vehículo en que viajaban empezó a tener algunos problemas mecánicos y tuvieron que detenerse junto a la carretera. No había mucho tráfico, pero cuando un camión que, con dos ocupantes masculinos, finalmente pasó, ellos hicieron señales para detenerlo. El camión no se detuvo.

Después de un rato, al revisar y tocar algunas piezas del motor, el misionero fue capaz de encender el vehículo. No habían avanzado mucho cuando se encontraron con el mismo camión que no se había detenido a ayudarles, ahora estancado en la carretera. Afuera estaban los dos hombres que no se habían detenido.

El acompañante del misionero dijo: “Ahora podemos enseñarles a esos tipos como se siente. No se detuvieron ante nuestras señales y ahora nosotros no nos detendremos.” “No,” dijo el misionero. “No podemos ignorarlos. Ellos están necesitados. Debemos de detenernos y ayudarles.”

Después que se detuvieron a ayudar y reiniciaron la marcha, el hombre que había estado tratando de entender el Cristianismo dijo: “Ahora empiezo a entender al Jesús del que has estado hablando.”

Es posible que hayas escuchado la expresión: Tus acciones hablan tan alto que no puedo escuchar lo que dices. No hay duda de que nuestras acciones proclaman nuestra fe de una manera que las palabras nunca pueden hacerlo.

Oremos: Te alabamos a ti, Oh Dios. Te amamos, te alabamos, creemos en ti, te adoramos. Tú conoces nuestros corazones. Y por tal razón el día de hoy pedimos tu gracia para que nuestro amor pueda encontrar su expresión más plena en la forma en que vivimos. Concédenos el valor de vivir nuestra fe en nuestros lugares de trabajo y de diversión, en nuestras relaciones con nuestras familias y amigos e incluso con nuestros enemigos. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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Extraviarse no es una Pérdida de Tiempo

Extraviarse no es una Pérdida de Tiempo

Hace poco oí hablar sobre un ejercicio de campo de la marina que tuvo lugar en el Campamento Lejeune, N.C.

Un pelotón estaba en una patrulla nocturna abriéndose campo entre gruesos arbustos. A mitad del camino, se dieron cuenta que habían perdido su mapa. El navegador de la patrulla informó al resto del escuadrón que sus probabilidades eran 1 en 360 de tener éxito en volver a la base de operaciones.

Uno de los soldados le preguntó, “¿Cómo calculaste dicha cifra? ¿Una oportunidad de 360?” “Bueno,” contesto el navegante, “uno de los grados en la brújula tiene que indicar la dirección correcta.”

Obviamente, ¡dichos infantes de marina estaban perdidos! Afortunadamente, fue sólo un ejercicio de entrenamiento – pero, sin embargo, se extraviaron. Creo que la mayoría de nosotros, en la vida, hemos tenido esos momentos cuando nos sentimos extraviados – sin dirección.

Hay una frase en una canción popular, escrita por Jack Johnson, que resuena conmigo. Él cantó: “Extraviarse no es una pérdida de tiempo.”

Sin duda, sentirse perdido y sin dirección puede ser desconcertante. Pero, dichos momentos también están cargados de potencial. Dios nos está dando la oportunidad de mirar a nuestro alrededor y notar las bendiciones que nos rodean, incluso ahora. También se nos da una razón para reflexionar sobre dónde hemos estado, y para pensar de nuevo sobre dónde pensábamos que nos dirigíamos. Estos momentos “extraviados” son tiempos para preguntarnos: “Dios ¿A dónde quieres que vaya? ¿Cuál es el siguiente paso para mí?”

Creo que adoramos a un Dios que no desperdicia nada. Dios puede utilizar nuestro pasado, incluso nuestro presente incierto para hacer cosas nuevas en nosotros y a través de nosotros. Que así sea.

Nuestra oración de hoy proviene del Libro Presbiteriano de Adoración Común. Oremos:

Eterno Dios, nos llamas a aventuras de las que no podemos ver el final, por senderos aún no truncados, por peligros desconocidos. Bríndanos fe para salir con valentía, sin saber adónde vamos, pero con la certeza que tu mano nos está guiando y que tu amor nos apoya; a través de Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

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