¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

Ya sabes, cuando los problemas entran a nuestras vidas, cuando la tragedia golpea, “¿Dónde está Dios?” Y la respuesta es – Dios está en el mismo lugar que estaba cuando su hijo estaba en la cruz. Dios no nos abandona; Dios está con nosotros en cada paso del camino. Él está con nosotros más cerca que nuestras manos y pies. Y a medida que seguimos avanzando, viviendo un día a la vez, confiando en Dios y haciendo lo mejor que podamos, él se mueve con nosotros; nos trae por el valle. 

En el capítulo quincuagésimo de Génesis, esto fue a lo que José se refirió cuando dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien.” (Génesis 50:20). Lo que había sucedido era malo, pero Dios sacó lo bueno de esos terribles acontecimientos. Esa es la buena noticia de nuestra fe. Dios está con nosotros, y nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos de él. “He aquí, yo estoy con vosotros siempre,” – esa es la promesa más significativa de Dios, y cuando afirmamos dicha promesa cambia nuestras vidas. Ahora haz de este día una obra maestra porque eres bendecido para ser una bendición para los demás.

Oremos: Dios de todos los tiempos, entra en nuestras vidas y haznos sanos. Al entrar en el tiempo de Jesús el Cristo, que nazca en nosotros el día de hoy y que nos conduzca a la luz de tu amor. Acompaña a todos los que están necesitados de calor, vida y esperanza. Acompaña a los afligidos. Acompaña a los enfermos. Acompaña a los que tienen miedo, para que puedan sentirse en tus Fuertes brazos. Guíanos a tu luz, porque oramos en el nombre de la luz del mundo, Jesucristo. Amén. 

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Cumpliendo la Ley de Cristo

Cumpliendo la Ley de Cristo

Andrew Davidson escribió sobre la visita al Dr. Albert Schweitzer, en su hospital misionero en Lambarene, a orillas del río Ogowe. Hubo una ocasión que realmente fue destacada para Davidson.

Una mañana, justo antes del mediodía – el grupo de visitantes y el Dr. Schweitzer subían por una colina mientras el sol brillaba directamente sobre ellos. De repente, Schweitzer, que en el momento tenía 85 años de edad, se apartó del grupo y cruzó la ladera hasta un lugar donde una mujer africana local estaba intentando llevar, con mucha dificultad, un enorme manojo de madera. Davidson dijo que observaba con admiración y preocupación, a medida que el hombre, de avanzada edad, llevaba toda la carga de madera cuesta arriba para alivio de la mujer.

Cuando los visitantes llegaron a la cima, uno de ellos le preguntó al Dr. Schweitzer por qué hizo tal cosa con semejante calor – a su edad. Albert Schweitzer, mirando directamente a sus invitados y señalando a la mujer, dijo simplemente: “Nadie debería tener que lidiar con una carga así por cuenta propia.” 

Mi oración para ti es que nunca tengas que soportar una pesada carga a solas. Que Dios te conceda el valor de solicitar ayuda cuando lo necesites. Y que Dios te rodee con gente buena – personas que te escucharán y orarán por ti y que te ayudarán cuando más lo necesites.

Por otro lado, aunque no podamos soportar físicamente las cargas de otras personas, como el Dr. Scweitzer, todos podemos estar en sintonía con las luchas y necesidades de otras personas. Y si no podemos ayudar, ciertamente podremos ayudarles a obtener la ayuda que necesiten.

El apóstol Pablo escribió a la iglesia en Galicia: “Llevad las cargas de los otros, y de esta manera cumpliréis la ley de Cristo.”

Oremos: Te agradecemos, Amado Dios, que estés siempre presente – que tu amor y gracia nos rodean en cada momento. También te agradecemos por las personas en nuestras vidas que hacen la diferencia. Para aquellos que nos sirven y para aquellos que nos aman y para aquellos que oran por nosotros, te damos las gracias. Empodéranos para que podamos ayudar a otros, a escuchar, a ayudar, a servir y mostrar nuestro amor – en tu nombre – siguiendo tus pasos. Amén.

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Amor Implacable

Amor Implacable

Hay una tira cómica en donde Lucy se acerca a Charlie Brown y dice: “Te amo.” Esto es tan inusual para Lucy que Charlie Brown le respondió diciendo: “No, no es así.” Pero Lucy repite – cada vez un poco más alto – “Sí es así, realmente te amo.” Pero Charlie Brown ha sido rechazado tantas veces que él sigue diciendo: “No puede ser verdad.” Así que, en la última imagen, Lucy ha alcanzado el límite de su paciencia y ella grita: “OYE TONTO, ¡TE AMO!”

A veces pienso, ¡eso es lo que Dios tiene que hacer con nosotros!

Es tan cierto que algunas personas tienen dificultades para creer que son amadas. Por varias razones se les hace difícil sentirse aceptados, elegidos y valorados.

En el Evangelio de Lucas, Jesús cuenta una serie de parábolas: sobre una moneda perdida, una oveja perdida y finalmente sobre el hijo pródigo. Estas historias ilustran los alcances en las que Dios está dispuesto a ir a buscarnos, y nos bendice con gracia y amor. Incluso cuando somos testarudos o difíciles, el amor de Dios es implacable.

Oremos: Venimos ante ti con corazones abiertos el día de hoy. Algunos de nosotros estamos llenos de alegría, algunos de nosotros estamos deprimidos y heridos, algunos de nosotros estamos celebrando, y algunos de nosotros nos sentimos lejos de ti. Pero todos tenemos esto en común – necesitamos que tu amor recaiga sobre nosotros el día de hoy. Oro para que descanses tu Espíritu en cada uno de nosotros – ábrenos nuevamente a tu asombrosa gracia. Amén. 

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Un Corazón Humilde y Arrepentido

Un Corazón Humilde y Arrepentido

En tiempos antiguos, los sacrificios religiosos eran la forma normal de adorar a Dios. De hecho, era un requisito. Así que es interesante que el Salmo 51 ofrezca esta oración: “Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los holocaustos; de lo contrario te los ofrecería.” Pero entonces, la oración continúa: “El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; al corazón quebrantando y arrepentido, Oh Dios, no lo despreciarás.”

El espíritu y el corazón son metáforas de nuestro mundo interior. A veces este mundo interior se vuelve duro con orgullo y la ilusión de autosuficiencia. Un espíritu quebrantado y un corazón arrepentido es una comprensión de que no soy perfecto. Soy humano. Soy de carne y hueso. He cometido errores y quiero cambiar. Podemos orar: Dios, te necesito. Necesito tu gracia, tu Misericordia y tu ayuda.

El punto es, antes que nada, Dios quiere nuestros corazones. Y es sólo cuando podemos llegar ante el Señor con esa apertura, esa humildad, ese deseo de entregarnos a la voluntad de Dios – es lo que permite que nuestra adoración, nuestras buenas obras y nuestras ofrendas tengan sentido.

Rudyard Kiplin escribió: “Cuando el tumulto y los gritos mueren, los capitanes y los reyes se apartan: Todavía se mantiene tu antiguo sacrificio, “un corazón humilde y arrepentido”. Señor Dios de los ejércitos, mantente con nosotros aún, para que no olvidemos…para que no olvidemos.”

Nuestra oración es tomada del Salmo 51. Oremos: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva la firmeza de mi espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. A través de Jesucristo. Amén.

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Un Corazón de Gratitud

Un Corazón de Gratitud

Rev. Keith Wagner escribió recientemente sobre una vieja leyenda: Un hombre que se encontró con un gran granero rojo después de divagar por días en un bosque en la oscuridad. Él estaba buscando refugio de los aullidos de una tormenta. Entró en el granero y sus ojos estaban acostumbrados a la oscuridad. Para su asombro, descubrió que éste era el granero donde el diablo guardaba su almacén de semillas. Eran las semillas que eran sembradas en los corazones de los seres humanos. El hombre tenía curiosidad y encendió un fósforo. Comenzó a explorar en el montón de cajas de semillas a su alrededor. No pudo evitar notar que la mayoría de las cajas se leía: “Semillas de Desánimo.” 

En ese momento uno de los ayudantes del diablo llegó a recoger una carga de semillas. El hombre le preguntó: “¿Por qué la abundancia de semillas de desaliento?” El ayudante se rio y respondió: “Porque son tan eficaces y se arraigan rápido” “¿Crecen en todas partes?” Preguntó el hombre. En ese momento el ayudante del diablo se puso muy malhumorado. Miro fijamente al hombre y dijo: “No. Parece que cuesta que crezcan en el corazón de una persona agradecida.” 

No hay duda de que las semillas del desaliento están realmente por todas partes. Pero también parece ser cierto que cuando reflexionamos, aunque sea por un momento breve sobre nuestras bendiciones, es difícil sentirnos desanimados por mucho tiempo.

Hoy, traigo a mi mente a quienes amo y aprecio. Escucho el canto de los pájaros y siento la brisa fresca de la mañana. Recuerdo la sonrisa de un amigo, la risa de mis hijos, y las promesas de nuestra fe. Y siento una profunda gratitud. 

 El místico Cristiano del siglo XIV, Master Eckhart escribió una vez: “Si la única oración que puedas decir es gracias a ti, eso será suficiente.”

Nuestra oración de hoy fue escrita por Ambrose de Milán – en algún momento a finales del siglo IV. Oremos: Oh Señor Dios, tú eres mi medicina cuando estoy enfermo. Tú eres mi fuerza cuando necesito ayuda. Tú eres la vida misma cuando temo a la muerte. Tú eres el camino cuando anhelo el cielo. Tú eres la luz cuando todo está oscuro. ¡Tú eres mi comida cuando necesito alimentos! ¡Gracias a ti! Amen.

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Orando Juntos

Orando Juntos

Ayer reflexioné sobre la belleza de la comunidad como parte del motivo por el que sigo a Cristo. Continúo ese tema hoy.

Hace unas semanas alguien me dijo: Orar solo es bueno, pero orar juntos es poderoso. Esto me hizo pensar en cómo el 11 de Septiembre del 2001, nuestra iglesia celebró una vigilia de oración esa misma noche. Recuerdo que cantábamos juntos, la versión de Kyrie, – Señor, ten piedad…Señor ten piedad…Señor, ten piedad de nosotros…Uno de los himnos Cristianos más antiguos, y ni siquiera podía cantarlo. Tenía un nudo en la garganta y las lágrimas corrían por mi mejía. Pero la comunidad lo cantó por mí.

Es posible que hayas tenido momentos como ese cuando llegaste a adorar un Domingo por la mañana, tal vez después de la pérdida de un ser querido, o después de un mal diagnóstico, o en algún otro momento terrible, y no puedes cantar y no puedes orar…pero las oraciones y los himnos de cientos de personas más te rodean…la comunidad lo ora por ti…la comunidad lo canta por ti.

¿Existe algún otro lugar público donde esté bien llorar? De hecho, ¿Existe otro lugar público donde nos reunamos a lo largo del espectro político para trabajar por el bien común?

Y no, no siempre es fácil. Y sin embargo…

¿En qué otro momento de la vida nos detenemos para reenfocar nuestras vidas? En qué otro momento seremos capaces de nombrar honestamente la realidad del mundo que nos rodea – sí, hay mucho quebrantamiento, mucho dolor y hambre – y aún así decir, estamos aquí para adorar porque no creemos que el sufrimiento tenga la última palabra…Hay un poder mucho mayor en acción – que nos ha llamado.

En un momento en que la soledad y el aislamiento social se describen como una pandemia, en un momento en que nuestra nación está tan dividida, en un momento en que el cambio se está produciendo tan rápidamente y que el tejido social y moral parece deshilacharse, sé que no puedo navegarlo solo. Necesito a Cristo…Y necesito a la iglesia.

Esa es parte de la razón por la que sigo a Cristo. ¿Y tú?

Oremos: Dios amado, te doy gracias por mi familia de fe, por una comunidad de personas que caminan a mi lado en este viaje de la vida. Te doy gracias por la forma en que me aman, me retan y oran por mí. ¡Qué regalo! Que continúes reuniéndote con nosotros, así como nosotros nos reunimos contigo. En el nombre de Cristo. Amén.

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El Regalo de la Comunidad

El Regalo de la Comunidad

Hace unas semanas planteé la pregunta: ¿Por qué crees? Si tuvieras que presentar un argumento, incluso un argumento de interés propio, a favor de seguir a Jesús, ¿Qué dirías?

Cuando realmente reflexiono sobre ello, casi en ningún otro lugar he experimentado el movimiento de Dios de una manera tan poderosa como en la comunidad a la que Cristo nos llama. Ha sido parte integral de mi fe – ver cómo cambian los corazones y las vidas a medida que las personas se unen para adorar y tener un impacto en los más necesitados.

He pensado en trabajar codo a codo con los miembros de la iglesia en proyectos de Hábitat para la Humanidad. Me imagino a los niños empobrecidos abriendo los regalos de Árboles de Ángeles en Navidad, las cestas de pascua y las mochilas llenas de comida que compramos y juntamos. Pienso en las colchas llenas de oraciones dadas a aquellos que han estado enfermos en el hospital…Y pienso en la hospitalidad en las abundantes recepciones que nuestros diáconos organizan para las familias después de un servicio conmemorativo. 

Cuando pienso en el impacto que Cristo ha tenido en mi vida, sin duda el aspecto comunitario ha sido uno de los más profundos. En mi adolescencia y principios de mis 20, me resistí y realmente me mantuve alejado de la iglesia. Dije cosas como: Yo creo en Dios, pero no creo en una institución. (Nunca has escuchado eso antes, ¿verdad? Qué original.) Y los Domingos por la mañana, hubiera preferido estar en la playa surfeando o pescando en el agua.

Pero ahora, cuando miro hacia atrás y veo cómo se ha formado mi vida, y cuando pienso en las personas (y no solos los santos, sino incluso en las personas más difíciles) en cómo han enriquecido mi vida, y cómo me han desafiado a practicar lo que predico y me han enseñado lo que significa ser generoso y perdonador, y cómo superar grandes obstáculos y ser preservador, ¡No puedo creer que pude haber pasado por esta vida y haberme perdido este regalo!

Cuando pienso en por qué sigo a Cristo, estoy agradecido por la familia de la fe.

Oremos: Hoy, Oh Dios, estoy profundamente agradecido por una comunidad de personas que caminan conmigo en este viaje de la vida. Te agradezco por encontrarte con nosotros mientras unimos nuestras vidas en tu nombre. Que continúes bendiciéndonos para que a su vez bendigamos a otros. En el nombre de Jesús. Amén.

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Detener al Mundo

Detener al Mundo

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

En un musical de Broadway, “STOP THE WORLD, I WANT TO GET OFF,” (DETEN AL MUNDO, QUIERO BAJARME), el actor Anthony Newley cantó una poderosa canción: “Once in a Lifetime” (Una Vez en la Vida). Contiene estas palabras conmovedoras: “Este es mi momento…voy a hacer grandes cosas.”

Lamentablemente, debemos confesar que conocemos el sentimiento vació de “perder nuestro momento,” dejar pasar la oportunidad. Todos nosotros, por temor o timidez, o por inseguridad, ha dejado perder oportunidades y momentos especiales. Los psicólogos nos dicen que, si no actuamos cada vez que tenemos este tipo de sentimientos, es menos probable que actuemos más tarde cuando se presenten otros momentos semejantes. Cada vez que no actuamos nos volvemos más endurecidos, más desensibilizados, más paralizados emocionalmente. Nos engañamos mediante la sustitución de la emoción por la acción, pensando que sólo porque lo sentimos, lo hemos atendido.

¿Cuántas cartas nunca se han escrito?

¿Cuántas llamadas telefónicas nunca se han realizado?

¿Cuántos elogios se han dejado de decir?

¿Cuántos “lo siento” siguen sin ser pronunciados?

¿Cuántas “Gracias” nunca se han dicho?

¿Cuántos “te amo” todavía no han sido expresados?

¿Cuántos compromisos aún no se han realizado?

¡Porque perdimos nuestro momento!

Si hay algún vacío, un hueco, vacuidad, hambre en tu vida, recuerda – Jesús te ofrece vida. ¡No te pierdas este momento! Si hay alguna bondad o amor que puedas mostrar, muéstralo ahora. ¡Aprovecha el momento! ¡Vive hoy plenamente y haz de ella una obra maestra!

Oremos: Dios de amor, sabemos que estás siempre con nosotros y que nos amas. ¡Cuán pacientemente eres como nuestro tutor! Fortalece la columna vertebral de nuestras creencias, fortalece nuestra determinación, muévenos a la acción, para que las raíces de la fe lleguen al centro de nuestros corazones. Concédenos la paz que viene de tu amor…ya sea que caminemos a través de campos de flores o tropecemos por calles de tristeza, caminaremos a tu lado. Acércate hoy a aquellos que están experimentando dolor o soledad. Envuelve a los hombres y mujeres del ejército que sirven a nuestro país en Irak y Afganistán con tu amor envolvente. En el nombre de Jesús. Amén.  

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En Todo por la Oración

En Todo por la Oración

Yo estaba en un vuelo de regreso de Texas, hace algunos años, y me puse a leer una de las revistas de la aerolínea. Había un artículo sobre un profesor de Harvard que comenzó a impartir una clase de Psicología basada en la Felicidad. Se convirtió en una de las clases más populares de la Universidad. Me sorprendió lo mucho que su enseñanza se alineaba con la antigua sabiduría bíblica. 

Además de cubrir la importancia de cultivar la gratitud, la generosidad y la amistad, el profesor abordó la naturaleza destructiva de la preocupación. En su trabajo de consultoría, anima a los ejecutivos que luchan con esto, de programar en sus agendas un tiempo para preocuparse. 30 minutos a una hora es suficiente. Su consejo es el siguiente: Si te encuentras preocupándote durante el día, escríbelo y regresa a revisarlo durante el tiempo programado en tu agenda. Nueve de cada diez veces cuando regreses a revisarlo, no será tan desalentador.

El Apóstol Pablo tiene algo que añadir a este consejo. A la iglesia en Filipos les escribió: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.” En otras palabras, hay que dejar que la preocupación propicie la oración. Si comienzas a preocuparte, eso es una buena indicación de que Dios quiere hablar. Si programas un tiempo para las preocupaciones, tal vez también puedas convertirlo en un momento de oración. Como aconseja Pablo: Presenten sus peticiones a Dios. 

Pablo continúa diciendo en ese mismo versículo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”

Oremos: Recordamos que Jesús dijo, “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados de pesadas cargas, y yo os daré descanso.” Te damos las gracias, Oh Dios, por la invitación. Y te agradecemos tu presencia con nosotros – incluso en este momento. Te ofrecemos nuestras cargas, nuestras preocupaciones, nuestras ansiedades y pedimos que, al levantarlos de nosotros, nos llenes con tu paz. Entonces, podremos compartir dicha paz con un mundo que la necesita desesperadamente. En el nombre de Jesús. Amén.

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Porque de tal Manera Amó Dios…

Porque de tal Manera Amó Dios…

Autor, académico, ganador del Premio Nobel, y sobreviviente del Holocausto, Elie Wiesel escribió una vez:

Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia.

Lo contrario del arte no es la fealdad, es la indiferencia.

Lo contrario de la fe no es la herejía, es la indiferencia.

Lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia.

Podemos dar gracias porque Dios no es indiferente. Lo vemos claramente en el regalo que es Jesucristo. Juan 3:16 nos recuerda: “Porque de tal manera amó Dios este mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…”

Oro hoy para que Dios nos pueda rescatar de la indiferencia – que también nosotros nos preocupemos profundamente por la vida y el resto de la humanidad. Pido a Dios por fuerzas, que al preocuparnos por los demás podamos dar de nosotros mismos, y al dar que podamos descubrir una mayor fe y una alegría más profunda.

Concédenos, Oh Dios, los ojos para ver a nosotros mismos y a este mundo tal y como tú lo ves. Danos un alma que se regocije de las cosas que alegran el alma. Danos un corazón que se rompe ante las mismas cosas que rompen el corazón. Y luego, Señor, ayúdanos a no mirar hacia otro lado, sino más bien seguirte, y ayudar en tu nombre para marcar la diferencia. Oramos en el nombre del Cristo Resucitado. Amén.

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