El Estado de Nuestros Corazones

El Estado de Nuestros Corazones

Hay una escena de una película, de hace varios años, llamada “Nobody’s Fool” (Ni un Pelo de Tonto). Hay un trabajador de nombre Donald Sullivan. Todo el mundo lo llama Sully. Tiene unos setenta años de edad y pasó toda su vida en el mismo pueblo. Cuando sus padres murieron, heredó la casa. Él nunca se mudó allí. En cambio, nunca lo habitó. Era la casa donde su padre le pegaba cuando era niño. Así que lo dejó en paz, y todos los días pasaba por allí para ver la casa desmoronarse lentamente.

Un día llevó a uno de sus amigos, un contratista local, a través de esa casa en ruinas. Su amigo le dice: “Sully, podrías haber salvado este lugar. Podrías haberlo arreglado un poco y alquilarlo. Podrías haberlo vendido y poner el dinero en tu propio bolsillo. En cambio, te desquitas con tu viejo. ¿Cuánto a pasado? ¿Treinta, treinta cinco años? ¿Todavía sigues llevando la cuenta? Bueno, aquí tienes la buena noticia, tú ganaste.”

A lo largo de los años he escuchado historias de personas sobre abusos por parte de un familiar. Una vez un amigo me habló de un socio comercial que le robó decenas de miles de dólares. Y pienso en otro amigo cuya esposa lo dejó por otra persona después de sólo un año de matrimonio. Muchos de nosotros llevamos mucho encima. Y no hay duda sobre ello, el dolor es real.

Quizás sepas lo que es eso: cargar por todos lados ese dolor y esa ira. Quizás sepas lo que es no querer perdonar. La necesidad de venganza es una emoción poderosa. Y, sin embargo, la verdad es que, si cargamos con odio, ira y amargura, ¿a quién le hace daño?

Me pregunto si hay personas en tu vida a las que necesitas perdonar. Recuerda, perdonar no es tolerar lo que pasó. No se trata necesariamente de reconciliación. De hecho, nunca debemos ponernos en una posición en la que la persona pueda volver a hacernos daño. Sin embargo, el perdón tiene que ver con el estado de nuestro propio corazón. El perdón se trata de dejar ir.

Si hay personas en tu vida que necesitas perdonar, mi oración por ti es que comiences ese proceso hoy.

Oremos: Hoy, Dios misericordioso, si hay alguien que nos ha lastimado en el pasado, si hay alguien hacia quien todavía llevamos resentimiento, lo alzamos hacia ti en este preciso momento. Ayúdanos a dejar de lado cualquier ira o amargura que podamos sentir. Libéranos de su poder. Les deseamos lo mejor y los encomendamos a tu amor y a tu justicia. En el nombre de Jesús. Amén. 

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Solo Algo Tan Poderoso…

Solo Algo Tan Poderoso…

Hay algo en la Pascua que evoca recuerdo de la infancia: búsqueda de huevos de pascua, reuniones familiares, la iglesia de mi abuelo llena de flores. Recuerdo un servicio religioso, en particular, al amanecer en la playa de San Agustín. Incluso en aquellos años en los que no iba a la iglesia, solía ir el Domingo de Pascua.

Hay algo no sólo en el día en sí, sino también en la temporada, que evoca bendición, novedad, esperanza y posibilidad – la oscuridad se convierte en luz. Hay algo en lo que los Cristianos de todo el mundo tienden a hacer una pusa, para congregarse, cantar y orar…e incluso frente a este mundo fracturado, estar aferrados a la esperanza.

Hay un teólogo de nombre Martin Copenhaver que dice que a veces pensamos en la Pascua como la dramática conclusión de la vida de Jesús, ¡cuando en realidad es solo el comienzo! Es como el comienzo de la escuela secundaria – no el final sino sólo el comienzo. Él escribió: “La iglesia primitiva comenzó con realidades y misterios profundos y suficientemente grandes y profundos como para revelar algo de Dios.”

Esa primera Pascua desató, y ahora alimenta, un movimiento que continúa hasta el día de hoy. ¡Piénsalo! Piense en cómo, a raíz de este acontecimiento, todos los hospitales que se han construido, las escuelas, los orfanatos y los refugios para personas sin hogar que se han construido, financiado y administrado, los hogares que han sido bendecidos, las almas que han sido sanadas y los corazones que han sido sanados…todo por el poder de Aquel que resucitó…

No es de extrañar que los Cristianos sigan congregándose, cantando, orando y aferrándose a la esperanza…para el mundo…para nosotros mismos…

Mi oración para ti, a medida que avanzamos en esta temporada santa, es que estés siempre abierto a la luz sanadora y redentora de la Pascua. Y que dicha luz te empodere para seguir al Cristo Resucitado.

Oremos: Dios Santísimo, te pedimos que nos llenes nuevamente con la luz de la Pascua. Que el poder del Cristo Resucitado traiga sanación y esperanza a nuestras vidas nuevamente en este día. Es en su nombre que oramos. Amén.

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ACTOS ALEATORIOS DE BONDAD

ACTOS ALEATORIOS DE BONDAD

Un médico dedicó lo más que podía de su tiempo a una clínica de caridad. Un día un anciano caballeroso fue llevado a las oficinas privadas del médico en el centro de la ciudad.

“¿Me recuerda, Doctor?” El hombre le preguntó. “Usted me atendió en la clínica de caridad. Últimamente he podido ganarme algo de dinero, y ahora puedo pagar el servicio de un médico.” “Pero ¿qué te hizo venir a mí?” preguntó el médico. “No fui el único médico que te atendió en la clínica.” “Lo sé,” dijo el anciano en voz baja, “pero fuiste el único que me ayudó con mi abrigo.”

El Cristianismo no es una explicación sino una demostración del amor y la bondad de Dios que vive en el corazón humano. No tienes que donar grandes sumas de dinero para mostrar tu preocupación. No tienes que ser elocuente para decirle a alguien que te importa. Preocuparse por los demás es hacer espacio en tu corazón para una persona y su problema. A veces es simplemente estar disponible, brindando un toque amistoso, una sonrisa, un abrazo, o simplemente escuchar, es preocuparse por los demás.

Que Dios esté contigo cada momento de este día.

Oremos: Amado Dios, con cada nuevo día tu promesa de esperanza es restaurada, en cada amanecer vemos tu rostro; en cada puesta del sol descansamos en tus brazos. Cada día es como el primer día que creaste con la misma invitación para que vivamos a tu imagen, para trabajar creativamente, para practicar actos aleatorios de bondad. Salpícanos con tu amor para que nuestra fe de semilla de mostaza crezca como grandes olmos cuyos brazos frondosos se extienden hacia los cielos, y se arquean en oración. Danos la fe del sol naciente, la confianza de los árboles, y la esperanza que brota eternamente de la oración constante. En el nombre de Jesús. Amén.

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Regocijémonos en el Señor

Regocijémonos en el Señor

Hay una historia sobre una niña, que estaba en alabanzas, hablando muy fuerte y su hermano mayor se inclinó y dijo: “¡¡SHHHHHH!!” Y la pequeña niña preguntó: “¿Por qué? ¿Por qué tengo que callar?” Y el hermano respondió: “¡Porque las personas están durmiendo!”

¡Espero que tus servicios de alabanzas no sean tan aburridos! Pero aún más importante, espero que estés siempre dispuesto a dar lo mejor al Señor. A veces olvidamos que nuestra tradición nos enseña que uno de nuestros principales propósitos en la vida es de disfrutar a Dios.

El Apóstol Pablo escribió: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”

Que disfrutes de Dios en tus alabanzas, en tus cantos, en tus hijos, en los demás, en tus oraciones, y en tu servicio al mundo.

Oremos: Llénanos, Oh Dios, con la plenitud de tu alegría. Danos la gracia que necesitamos para dejar ir la preocupación, la ansiedad, cualquier daño que nos hayan hecho o errores pasados. Ayúdanos a perdonar, a liberar y a seguir adelante. Que tus bendiciones caigan sobre nosotros y fluyan a través de nosotros. Llénanos, Oh Dios, con la plenitud de tu gozo, por medio de Jesucristo. Amén.

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Salvar es la Naturaleza de Dios

Salvar es la Naturaleza de Dios

Permítanme decir cuán agradecidos estamos con aquellos que ayudan de tal manera que permiten que este ministerio llegue a tantos. Tu generoso apoyo es un verdadero envío de Dios.

El amado escritor y catedrático Henri Nouwen contó sobre una parábola acerca de un anciano que solía meditar cada día a orillas del río Ganges, en India.

Una mañana vio un escorpión flotando en el agua. Cuando el escorpión, que estaba a la deriva, al estar cerca del anciano, él quiso rescatarlo. Inmediatamente fue picado por el escorpión. Un poco más tarde, intentó nuevamente y fue picado una vez más. Las picaduras le estaban hinchando la mano y le dio mucho dolor. Otro hombre que pasaba vio lo que ocurría y gritó al meditador: “Oye, viejo loco, ¿Qué te pasa? Sólo un tonto arriesgaría su vida por una criatura fea y malvada. ¿Acaso no sabes que podrías matarte tratando de salvar a ese escorpión ingrato?” 

El anciano respondió con calma: “Mi amigo, sólo porque la naturaleza del escorpión sea picar no implica que cambie mi naturaleza de salvar.”

A veces he oído a las personas decir: “Oh, Dios nunca podría amarme. Dios nunca podría perdonarme. Si sólo supieras la mitad de las cosas que he hecho en mi vida…” Y para hablar con la verdad, tengo que imaginar que todos hemos hecho cosas o dicho cosas que ha roto el corazón de Dios. Pero el punto de Nouwen es que es en la naturaleza de Dios salvar – porque es en la naturaleza de Dios amar. Incluso cuando nos salimos de la raya, o cuando abiertamente rechazamos el amor de Dios, eso no impide que Dios llegue a nosotros con su perdón, amor y esperanza, una y otra vez.

Oremos: Dios eterno, te agradecemos por el hecho de que hay más gracia en ti que en el pecado en nosotros. Gracias por tu persistente perdón y misericordia. A pesar de nuestra naturaleza, tu naturaleza es el amor. Y por eso te alabamos. Amén.

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Como un Padre Amoroso

Como un Padre Amoroso

En el libro de Oseas, Dios dice: “Desde que Israel era niño, yo lo amé; de Egipto llamé a mi hijo. Yo fui quien enseño a caminar a Efraín; yo fui quien lo tomó de la mano…Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos de amor. Le quité de la cerviz el yugo, y con ternura me acerqué para alimentarlo…”

Lo que aprendemos en Oseas, y en muchas otras partes de la Biblia, es que Dios es como un padre amoroso. Hay este amor profundo que no conoce límites.

Pienso acerca de cómo un padre, si su hijo está amenazado, incluso de una forma pequeña, sus más feroces instintos salen a relucir. Incluso, cuando un niño es herido o se extravía, no hay otro dolor que se le compare.

Lee Ann Dunlap dijo: “Mientras que las ondas radiales están cargadas de “canciones de corazones engañados”, escuchamos muy pocas canciones de corazones rotos de padres de familia, muy probablemente porque tal angustia a menudo es muy profunda para ser expresadas en letras de canciones.” 

Oseas nos dice que, como cualquier otro padre, Dios ama a sus hijos. Él ha cuidado de sus propios hijos a medida que están creciendo. Dios los ha guiado, alimentado, rescatado y los ha sanado. Y Oseas nos recuerda que Dios se aflige, directo al corazón, cuando sus hijos se desvían.

Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), mi oración para ti es que puedas conocer el profundo amor de Dios por ti en el centro mismo de tu ser. Como una madre que no puede olvidar a su hijo que alimentó (Isaías), como un padre que se dirige a dar la bienvenida a la casa pródiga (Lucas), el amor de Dios por ti no conoce límites.

Oremos: Dios de amor, hoy evocamos la promesa de las sagradas escrituras de que somos tus hijos. Te damos las gracias por tu amor, misericordia y paz. Tal y como hemos recibido, empodéranos para dar. Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

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Lleva Tu Atmósfera Contigo

Lleva Tu Atmósfera Contigo

El Mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Roger Kunkel (q.e.p.d.)

No hace mucho, un periodista de televisión estaba entrevistando a un grupo de astronautas sobre las oportunidades y los peligros de viajar en el espacio. Él concluyó la entrevista haciendo la siguiente pregunta: “¿Cuál crees que es la clave más importante para el éxito en viajes espaciales?” Uno de los astronautas dio una respuesta interesante: “¡El secreto de viajar en el espacio es llevar tu propia atmósfera contigo!”

Al escuchar eso, me di cuenta de que eso también es cierto en nuestros viajes por la vida en la tierra. La clave es llevar tu propia atmósfera contigo. No necesitamos ser cambiados o alterados o influenciados o destruidos por entornos extraños, o incluso hostiles en esta vida. Podemos llevar nuestra propia atmósfera con nosotros. Eso es precisamente de lo que se trata el magnífico pasaje bíblico en la carta de Pablo a los Romanos, donde Pablo dijo: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios – buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2). Me encanta la forma en que JB Phillips parafrasea esto: “No dejes que el mundo a tu alrededor te apriete en su propio molde.” En otras palabras: “Entrega tu vida totalmente a Dios y no dejes que nada lo cambie o lo debilite o que te exprima la vida de ti.” O, dicho de otra manera: “Puedes llevar tu propia atmósfera contigo.”

Oremos: Espíritu del Dios viviente, cae de nuevo sobre nosotros. Haz retroceder las nubes y deja que el sol brille resplandecientemente en nuestras almas. Que tu amor penetre en la opacidad de la existencia diaria y nos recuerde la alegría que proviene de llegar más allá del estante del egoísmo al de la amistad, la justicia, y tierna amabilidad. En estos tiempos difíciles, danos el valor de la moral, la integridad de la verdad, la dignidad de la decencia. Que nuestras manos se extiendan con el amor y la compasión de tu Hijo; por la gracia de Jesús oramos. Amén.

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El Único Regalo que Todos Podemos Ofrecer

El Único Regalo que Todos Podemos Ofrecer

Hace varios años, cuando estaba haciendo educación continua en Atlanta, me encontré con una vieja amiga que había sido capellán en Columbia cuando yo estaba en seminario. Ella estuvo en el hospital el día que nació mi hija Marley, y fue muy bueno verla.

Cuando me encontré con ella estaba jubilada, y le pregunté qué hacia estos días. Y ella dijo: “Ya sabes Joe. Tengo 72 años de edad. No tengo montañas que escalar. Estos días pienso mucho menos en hacer y me concentro mucho más en ser. Quiero estar centrada. Quiero estar con los pies en la tierra. Quiero ser generosa y amable. Quiero estar presente para mis hijos y nietos. Estoy trabajando en ser”

¿Cómo haces eso?

“Bueno, me siento en la presencia de Jesús y dejo que el obre en mí.”

Me recuerdo algo que dijo John O´Donohue citando al místico Cristiano del siglo XIV, Meister Eckhart: “Muchas personas vienen a mí preguntándome cómo deben orar, como deben pensar, qué debo hacer; y todo el tiempo, descuidan la pregunta más importante: ¿Cómo debo ser?

Más tarde O´Donohue reflexionó sobre las enseñanzas de Eckhard: “Hay un lugar en el alma que ni el tiempo ni el espacio ni ninguna cosa creada pueden tocar. Hay un lugar dentro de ti donde nunca has sido herido, donde todavía hay seguridad en ti, donde hay fluidez en ti, donde hay confianza y tranquilidad en ti. Y creo que la intención de la oración…es visitar, de vez en cuando, esa especie de santuario interior.”

Estamos en un momento en el que existe una inmensa necesidad en nuestra nación, en nuestros vecindarios, en nuestras comunidades y en nuestras familias. Y a veces resulta abrumador. ¿Qué podemos hacer?

Pero soy cada vez más consciente de que el único regalo que todos podemos ofrecer, si estamos dispuestos a profundizar más, es el regalo de nuestra paz y bienestar interior, tener los pies en la tierra que es la fuente de la compasión, generosidad, y la gracia que el mundo necesita tan desesperadamente. Tu paz y bienestar son un regalo – no sólo para ti – sino para el mundo.

Oremos: Hacemos una pausa, aunque sea por un momento, en tu presencia ahora mismo, Oh Dios, pidiendo que tu Espíritu sanador y vivificante nos llene y renueve. Ayúdanos a encontrar tiempo y espacio para encontrarnos contigo para que podamos ser personas de compasión y centros de paz. Amén.

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Oración Enfocada

Oración Enfocada

Hay un pasaje bíblico, al principio del Evangelio de Marcos, en el que la suegra de Simón tiene fiebre. Jesús la toma de la mano y la levanta, y ella queda sanada. Y de repente, así de rápido, Marcos nos dice que todo el pueblo estaba a su puerta – los enfermos, los heridos, los poseídos. Y puedes imaginar a Jesús yendo de persona en persona. La necesidad abrumadora. La desesperación abrumadora: ¿Puedes sanar a mi hija? Mi marido ha estado sufriendo…Mi hijo…

Al leer esto quizás te preguntes ¿Cómo puede Jesús seguir adelante? La necesidad es interminable. Pero luego, Marcos nos da un vistazo: “Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar.”

Quiero ser práctico aquí por sólo un minuto. La oración en teoría es una cosa. Orar por desesperación es una cosa. Pero la pregunta es: ¿Cómo puedes hacer que la oración sea una fuerza guía/formadora en tu vida?

Sabes, generalmente pensamos en la oración como una conversación, y a menudo, una conversación bastante unilateral. Y muchas veces para mí, se convierte en una letanía: Dios, necesito ayuda. Necesito eso, necesito aquello. Jim necesita sanación…

Y la oración es eso. Pero no es sólo eso. La oración es también comunión, es decir, simplemente sentarse en la presencia de Dios, ser consciente de la presencia de Dios, dándole atención. Es un tipo de ofrenda que nos lleva a una experiencia directa de algo más grande que nosotros mismos.

Si nuca antes has intentado este tipo de oración, te invito a que lo intentes esta semana. Encuentra un lugar tranquilo donde puedas dedicar todo tu tiempo y atención a Cristo. Cierra los ojos y respira profundamente un par de veces. Poco a poco toma conciencia de la presencia de Dios a tu alrededor y en ti. Concéntrate en tu respiración y en el Espíritu sanador y vivificante de Dios que nos rodea. Cuando tu mente divague, suelta suavemente los pensamientos, ofrécelos a Dios y vuelve a esa respiración. Alternativamente, puedes concentrarte en un breve pasaje de las sagradas escrituras, y cuando tu mente divague, regresa a las sagradas escrituras. Puede que hagas esto 1000 veces y está bien. Confía en que Dios está contigo en este momento. Tal vez configure un cronómetro por dos minutos…avanzando hasta cinco minutos…luego tal vez hasta 20 minutos. 

Marjory Thompson dijo: “Cuando nosotros…simplemente nos quedamos en silencio ante Dios, el Espíritu es libre de obrar sus misterios curativos en nosotros: liberándonos de las ataduras, energizando nuevos patrones de vida, restaurando nuestra alma…”

Oremos: Dios misericordioso, queremos ser el tipo de personas que son enfocadas, no ansiosas y esperanzadas. Queremos estar en paz con nosotros mismos y en paz con los demás. Ayúdanos a dedicar tiempo a ti. Encuéntrate con nosotros en esta ofrenda esta semana; a través de Cristo, nuestro Salvador. Amén.

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¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

Ya sabes, cuando los problemas entran a nuestras vidas, cuando la tragedia golpea, “¿Dónde está Dios?” Y la respuesta es – Dios está en el mismo lugar que estaba cuando su hijo estaba en la cruz. Dios no nos abandona; Dios está con nosotros en cada paso del camino. Él está con nosotros más cerca que nuestras manos y pies. Y a medida que seguimos avanzando, viviendo un día a la vez, confiando en Dios y haciendo lo mejor que podamos, él se mueve con nosotros; nos trae por el valle. 

En el capítulo quincuagésimo de Génesis, esto fue a lo que José se refirió cuando dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien.” (Génesis 50:20). Lo que había sucedido era malo, pero Dios sacó lo bueno de esos terribles acontecimientos. Esa es la buena noticia de nuestra fe. Dios está con nosotros, y nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos de él. “He aquí, yo estoy con vosotros siempre,” – esa es la promesa más significativa de Dios, y cuando afirmamos dicha promesa cambia nuestras vidas. Ahora haz de este día una obra maestra porque eres bendecido para ser una bendición para los demás.

Oremos: Dios de todos los tiempos, entra en nuestras vidas y haznos sanos. Al entrar en el tiempo de Jesús el Cristo, que nazca en nosotros el día de hoy y que nos conduzca a la luz de tu amor. Acompaña a todos los que están necesitados de calor, vida y esperanza. Acompaña a los afligidos. Acompaña a los enfermos. Acompaña a los que tienen miedo, para que puedan sentirse en tus Fuertes brazos. Guíanos a tu luz, porque oramos en el nombre de la luz del mundo, Jesucristo. Amén. 

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