Modelos a Seguir

Modelos a Seguir

El pastor Jerry Steen cuenta una historia sobre cuando empezó, por primera vez, en el ministerio religioso. Tenía que tener un segundo trabajo mezclando compuestos para animales, para complementar sus ingresos. Steen relata que cada día, cuando regresaba del trabajo, sus dos hijos lo miraban, sonreían y decían: “¡Hombre, papá, seguro que estás polvoriento!” Él contestaba: “Sí, seguro estoy polvoriento”, Luego se iría a bañarse.

No pensó demasiado en esto hasta que un día él estaba lavando su coche y vio a su hijo mayor recogiendo la grava y las piedras de la calzada y frotándolas en sus pantalones. Le preguntó a su hijo, “¿Qué estás haciendo?” El niño respondió, “¡quiero estar polvoriento como tú Papá!”

La historia de Steen me recuera que todos seguimos a alguien. Aprendemos de nuestros padres, nuestra familia, nuestros amigos y de personas que admiramos. Aprendemos mucho de ellos – incluso inconscientemente.

El día de hoy, puede valer la pena reflexionar sobre quiénes son tus modelos a seguir. ¿A quién admiras de verdad? ¿Cuáles son algunos de los rasgos que ves en ellos, que te gustaría emular? Asimismo, también vale la pena reflexionar sobre quiénes nos ven como su modelo a seguir. ¿Cuáles son algunas cosas que te gustaría transmitir? 

Ya en su avanzada edad, después de haber madurado profundamente en la fe, el apóstol Pablo escribió a la iglesia en Filipos: “Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.”

Oremos: Dios de Gracia, acércanos a las personas que hacen de este mundo un lugar mejor – personas que reflejan tu amor, bondad y paz. Que podamos aprender de ellos, para que también nosotros crezcamos cada vez más a tu semejanza. Amén.

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Sanando y Redimiendo el Mundo

Sanando y Redimiendo el Mundo

Hay una historia divertida sobre un hombre que fue detenido por San Pedro en las Puertas de Perla. San Pedro le dijo: “No tan rápido. Ahora tenemos una nueva política. Nos tienes que decir que has hecho una buena acción.” El hombre dijo: “He hecho una buena acción. Una vez vi a una pandilla de motociclistas pelirrojos molestando a una anciana. Me acerqué al líder, le dije que debía de meterse con alguien de su tamaño, le di un puñetazo en el estómago y luego le pateé su motocicleta Harley.” San Pedro estaba impresionado: “Esa es una buena acción. ¿Cuándo hiciste esto?” El hombre respondió: “Oh, hace unos tres minutos.” 

¡Es cierto que a veces nuestras buenas obras no valen! A veces se siente como si no fuesen apreciadas, o que realmente no hacen la diferencia. 

Hay una línea de teología que enseña que al hacer buenas obras y ser generosos, compartimos la obra de Dios de sanar y redimir al mundo que nos rodea. Me gusta ese pensamiento. Me gusta la idea de trabajar junto a Dios por un mundo mejor.

A veces nuestros mejores esfuerzos se encuentran con resistencia o frustración. Sin embargo, tengo que confiar en que sí importan. Tengo que confiar en que suman. Y tengo que confiar que, en última instancia, marcan la diferencia.

Oremos: El día de hoy, amado Dios, te pedimos que hables profundamente en nuestras vidas. Ayúdanos a saber más allá de cualquier duda que estas con nosotros, que nos conoces, que te importamos. Empodéranos nuevamente para compartir tu amoroso poder redentor. Oramos para que venga tu reino a la tierra y a nuestras vidas, como lo es en el cielo, incluso ahora. Amén.

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La Carrera que Está Ante Nosotros

La Carrera que Está Ante Nosotros

Dial Hope (Digita Esperanza) es posible gracias a las personas que donan para que el amor de Dios llegue a otros a través de este ministerio. Tal vez, te gustaría hacer los mismo. Visita nuestra página web – www.dialhope.org

Hace algún tiempo escuché acerca de una mujer de nombre Georgene Johnson que una vez corrió un maratón por equivocación. Ella estuvo en la línea de salida con el grupo equivocado. Su plan era correr la carrera de 10K – no el maratón. Pero resultó que ella empezó con el grupo equivocado.

No fue hasta la marca de cuatro millas que se dio cuenta de su equivocación. En ese punto decidió seguir adelante y completó la carrera en cuatro horas y cuatro minutos. Más tarde ella explicó: “Esto no es la carrera por la que he entrenado. Esta no es la carrera por la que me inscribí. Pero, para bien o para mal, esta es la carrera en la que estoy.”

Tal vez ha habido momentos en tu vida en los que te has sentido así. No estoy haciendo exactamente lo que planeaba hacer. No estoy exactamente donde pensé que estaría en este momento de mi vida. Pero aquí estoy – para bien o para mal – esta es la carrera en la que estoy.

De vez en cuando, todos nos encontramos en situaciones que son difíciles, desafiantes, incluso desgarradores al corazón, ya sea luchando contra una enfermedad, cuidando a un padre envejecido, trabajando a través de una relación difícil, o alguna otra lucha. El reto para todos nosotros es de perseverar. El reto es no ceder a la amargura o cinismo o la negatividad.

El libro de Hebreos (12:1) nos anima:

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante…”

Oremos: A lo largo de este viaje de la vida, Oh Dios, encontramos que hay giros, vueltas, desvíos y callejones sin salida. El camino no siempre se desarrolla de la manera que esperábamos y planeábamos, pero te agradecemos por viajar con nosotros. El día de hoy, te pedimos que continúes fortaleciéndonos con esperanza, valor y compañeros a lo largo del camino. Incluso en medio de las luchas que podamos experimentar tu alegría. Amén.

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¿Vas a Escuchar?

¿Vas a Escuchar?

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d.

Hace algún tiempo, alguien publicó el siguiente anuncio en un periódico de Kansas. “Yo te escucharé hablar durante 30 minutos sin comentarios por $5.” Nos sonreímos ante esto, quizás nos reímos. Suena como un truco publicitario, un engaño. Pero la persona que publicó el anuncio en el periódico hablaba en serio. ¿Alguien llamó? ¡Sin duda lo hicieron! No pasó mucho tiempo antes de que esta persona recibiera de 10 a 20 llamadas por día.

El dolor de la soledad era tan fuerte que algunos estaban dispuestos a intentar cualquier cosa por media hora de compañía. La verdad es que cada uno de nosotros puede que conozca a alguna persona, probablemente a diario, que estaría dispuesta a pagarle a alguien para ser escuchado. La tragedia es que no somos suficientemente sensibles como para identificarlos, o no nos importa lo suficiente como para responder. ¿Comenzarías a buscar a dichas personas y estarías dispuesto a escucharlos?

Isaías dijo: “Los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” (Isaías 40:31).

Oremos: Amado Dios, camina con nosotros este día, y, por tu gracia, permítenos ver posibilidades en lugar de problemas, ventanas de oportunidad en lugar de puertas cerradas, personas en lugar de cosas, vida en lugar de mera existencia. Gracias Dios, por ser nuestro Creador, nuestra Guía, y nuestro Amigo. En el nombre de Jesús. Amén.

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De Cualquier Manera

De Cualquier Manera

Kathleen Chesto escribió una vez sobre un evento que sucedió en su familia. Un día su hijo de cinco años se acercó a ella en la cocina y le preguntó: “Mamá, ¿Dios es un adulto o un padre?” Mamá estaba un poco desconcertada por la pregunta. “No estoy segura de lo que quieres decir”. Ella le dijo. “¿Hay alguna diferencia entre un adulto y un padre?” “Oh, sí” respondió rápidamente su hijo de cinco años de edad. “Los adultos te aman cuando eres bueno y los padres de familia te quieren de cualquier manera.”

Es verdad. La mayoría de los padres de familia aman a sus hijos incondicionalmente. 

Vi un anuncio de una iglesia, en el periódico, un año alrededor del tiempo de Navidad, que se leía de la siguiente forma: “Hace una diferencia para Santa que hayas sido bueno o travieso, sin embargo, Jesús te ama de cualquier manera.”

Esto también es verdad. Nuestra fe nos enseña que no hay nada que podamos hacer para ganar el amor de Dios. Es dado libremente, no depende de lo inteligente que seamos, de lo bueno que seamos, de lo que hemos logrado o no alcanzado en la vida.

Pablo lo expresó así: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es regalo de Dios – no por obras…” (Efesios 2:8-9)

Hay tan pocos lugares en la vida en donde experimentamos el amor incondicional, el perdón y la aceptación – que es casi difícil de creer. Pero es la promesa central del Evangelio. Esa son buenas noticias para mí. Espero que sea para ti también.

Nuestra oración del día de hoy fue escrita por el Rev. Dr. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de la Fundación Dial Hope (Digita Esperanza). Oremos: Amado Dios, que cambia el curso de los ríos y altera los caminos de las estrellas, infúndanos e inúndanos el día de hoy con gozo y esperanza. Permite que el poder radiante de tu Espíritu Santo destruya cualquier negatividad o cinismo en nosotros y nos llene de sentimientos de amor y afirmación. Ayúdanos a decir sí a las cosas buenas, y no a las cosas que devalúan la vida. Moldéanos más a la imagen de Cristo, porque es en su nombre que oramos. Amén. 

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Esperanza Más Allá

Esperanza Más Allá

Recuerdo que hace años estuve en un centro de retiro Católico Romano en Ginebra, Suiza. En la pared de mi habitación había un crucifijo. Y, mientras yacía en la cama por la noche, me encontré mirando el cuerpo torturado de Cristo, colgando inerte de la cruz. (¡No es exactamente propicio para tener sueños placenteros!)

Como Protestantes, mostramos sólo la cruz vacía, con énfasis directo en la Pascua, la resurrección. Pero plantea la pregunta: ¿Nos estamos perdiendo de algo? Es interesante que todos los evangelios, particularmente el Evangelio de Juan, centran una extraordinaria cantidad de atención en los últimos días de la vida de Jesús, empujándonos a contemplar su muerte.

Pero no nos gusta pensar en la muerte, ¿verdad que no? Sin embargo, es una parte inevitable de la vida misma. Y siempre recuerdo que nuestra tradición y fe, de hecho, nos ayuda a afrontar y añadir significado a estos grandes momentos.

Pienso en los primeros Cristianos que adoraban en las Catacumbas. Uno de los himnos más antiguos es Phos Hilaron (Luz Gozosa), que potencialmente podría traducirse como “Luz Alegre”. Originalmente se cantaba en Semana Santa en los cementerios, celebrando la Luz y alegría ante la muerte.

Pienso en la esperanza que tenemos, que hay más allá de esta vida. La esperanza que tengo de volver a ver algún día a mis abuelos, mis tíos, el papá de Robbie. Pienso en el momento en que visité a uno de mis miembros de mi congregación justo antes de su muerte, tomándonos de las manos para orar, pude sentir su fuerza interior. Ella estaba segura de que la muerte no tendía la última palabra. Ella estaba esperando ver a su madre y padre. Su fe le había dado valor. 

Pienso en los rituales que ponemos al final de la vida. En los últimos años, he tenido a dos amigos, que no van a la iglesia, quienes perdieron a sus esposas. Uno de ellos me pidió que dirigiera un servicio religioso conmemorativo en la playa para su esposa, y me alegré de hacerlo. Mi otro amigo, su esposa era prácticamente atea, y no hubo ningún servicio religioso conmemorativo. Y eso para mí se sintió como una gran perdida.

Como reflexionó recientemente mi amigo Hunter: “Quizás el Evangelio de Juan nos hace reflexionar durante mucho tiempo sobre la muerte de Jesús para que podamos reflexionar más plenamente sobre la magnificencia de su vida. Es en la realidad de la cruz donde vemos el brillo, la singularidad y la santidad de su vida.”

Asimismo, es en la muerte de Jesús donde vemos la solemnidad y la seriedad del amor de Dios. En la muerte de Jesús vemos cuán importantes son realmente nuestras vidas. Vemos lo importante que es cada vida. Vemos un poco más claramente la responsabilidad de protegerlo, apreciarlo y considerarlo sagrado. Y recobramos de nuevo la verdad de que nada, absolutamente nada, puede separarnos del amor de Dios, ni siquiera la muerte. 

Oremos: Te damos gracias, Dios Amoroso, porque en la vida y en la muerte te pertenecemos. Ayúdanos a recordar siempre lo preciosa y valiosa que es realmente la vida; a través de Jesús nuestro Señor. Amén.

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Botón del Perdón

Botón del Perdón

El mensaje de hoy fue escrito por el fundador de Dial Hope (Digita Esperanza), el Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d.

Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), tengo una pequeña calculadora en mi escritorio, en el cual calculo mis finanzas y almacenos datos personales para referencia rápida. Es increíble cuánta información se puede agregar a los factores de memoria de este cerebro mecánico. En el lado izquierdo del teclado hay un potente botón. Se le llama el botón de borrar. Cuando cometo un error, solamente presiono el botón para borrar y elimina todo inmediatamente. Cada vez que utilizo esta calculadora me recuerda lo parecido que es con el cerebro. Tiene la capacidad de almacenar buenos y malos recuerdos. Con frecuencia me gustaría tener un botón para borrar en donde lo puedo presionar e inmediatamente corrige mis errores, o que tuviera la capacidad de seleccionar viejos recuerdos que me perturban y poder borrarlos, para no volver a pensar en ello. Entonces, mientras contemplo lo maravilloso que sería, se me viene a la mente la forma en que el Señor ha construido en nosotros el botón de “borrar”. Se llama perdón. Cuando aceptamos su perdón, podemos perdonarnos a nosotros mismos, y luego de la seguridad de esa gracia, perdonar a los demás. El día de hoy, amigo de Dial Hope (Digita Esperanza), presiona el Botón del Perdón –  ¡ahora!

Oremos: En el desorden de nuestras vidas cotidianas, Oh Señor, vienes con tu orden celestial: en la debilidad vienes con tu fuerza; en el pecado vienes con tu santidad. Danos la gracia de recibirte ahora, de abrir las puertas de nuestro ser e invitarte a entrar, no sólo por encima del umbral, sino en las partes más internas, en las habitaciones superiores y las habitaciones inferiores, los rincones, recovecos y los armarios. Permanece en nosotros, Oh Señor, para resplandecer este día con tu luz y palpitar con tu presencia. Ayúdanos a hacer de este día una obra maestra mientras nos regocijamos en la esperanza. En el nombre de Jesús. Amén.

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El Tiempo de Dios

El Tiempo de Dios

Un periódico rural publicó una vez un artículo sobre la importancia de ir a la iglesia los domingos. Poco después, recibieron una carta al editor que decía: “Les reto a imprimir esto. Realicé un experimento. Tengo un campo de maíz que labré en Domingo. Lo he plantado en Domingo. Realicé toda la cultivación en Domingo. Recogí la cosecha en Domingo y la llevé a mi granero en Domingo. No para mi sorpresa, encontré que mi cosecha de este mes de Octubre era igual de grande – sino más grande, que la de cualquiera de mis vecinos que asistieron a la iglesia en domingos. Así que ¿Dónde estuvo Dios todo este tiempo?” El editor publicó la carta, pero añadió su respuesta al final. “Tu error fue pensar que Dios siempre resuelve sus asuntos en Octubre.”

Sin duda, el editor tenia una visión de un dios vengativo. Sin embargo, dejando eso de lado, él tiene la razón en que a menudo pensamos que Dios debería actuar según nuestro cronograma. A veces pensamos que Dios debería actuar cuando y como quisiéramos. A veces queremos que Dios ame a quienes amamos y castigue a quienes no amamos.

A través del profeta Isaías, Dios dijo: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos…”

En general, considero que esto es una buena noticia. Si todo dependiera de mí, lo complicaría todo. Tengo que confiar en un poder superior. Me encanta el Salmo 61. Con gran humildad, el escritor de este salmo ora: “Llévame a una roca donde esté yo a salvo.”

Oremos: Dios amoroso y bondadoso, tanto de la vida que es un misterio. Y, sin embargo, nos has creado con gran curiosidad y sed de conocimiento. Es de humildad ser confrontado con preguntas que no tienen respuestas – y respuestas que sólo plantean más preguntas. Ayúdanos a confiar en que todo lo que has creado -incluyéndonos- descansa con seguridad en tus manos amorosas. Aunque no sabemos lo que nos depara el futuro, sí sabemos que tuyo es el futuro. ¡Y por eso, estamos agradecidos! Amén.

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Recogiendo los Pedazos

Recogiendo los Pedazos

En su obra, “El Celo de Tu Casa”, Dorothy Sayers describe a un experto artesano que trabajaba en una intricada talla para el Presbiterio de la Catedral Canterbury. A medida que trabajaba, el experto artesano dejó caer su herramienta y arruinó la gran pieza de piedra que se le había asignado. El resultado es desgarrador, una piedra valiosa y de corte personalizado que ha sido tan manchado.

Aunque el arquitecto le llamó la atención por su torpeza, también deja una puerta abierta para un nuevo comienzo. Él rediseñó, a partir de la figura arruinada, una figura nueva y diferente que tiene su propio papel en la belleza de la Catedral. Y después permitió que el descuidado experto artesano lo completara, en toda su gloria. El dramaturgo concluye: “Así trabaja con nosotros, el maestro artesano, Dios.” 

El pastor Allan Weenink conoció de dicha obra, y en uno de sus sermones el recalcó que: “El Maestro Artista Dios puede tomar nuestros malos esfuerzos y todavía hacer algo útil de ellos. Él toma nuestras vidas desenfocadas, nuestros esfuerzos fallidos, nuestras metas no logradas, nuestras acciones vergonzosas, nuestras actitudes vagabundas, nuestras vidas pecaminosas y de su inventiva divinidad él salva el día creando algo nuevo, digno y maravilloso que todavía tiene utilidad y belleza en el plan divino de las cosas.” 

Durante los años de ministerio, he visto esto a menudo para saber que es verdad. Y por eso oro para que tú y yo mantengamos nuestros espíritus lo suficientemente abiertos para permitir que el Maestro Artesano haga su obra sobre nosotros.

Oremos: A veces se siente como si la vida se estuviese desmoronando, Oh Dios. No siempre entendemos por qué las cosas suceden de la forma en que pasan. Pero tenemos que confiar en que eres bueno. Tenemos que confiar en que estás presente en nuestro dolor y sufrimiento. Y tenemos que confiar en que ya estás obrando para sanar y hacer todo nuevo nuevamente. Oramos el día de hoy para que redimas esas partes rotas y deformes de nuestras vidas. Y que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, descanse suavemente sobre nosotros en este día. Amén.

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Canción de Esperanza

Canción de Esperanza

Durante los últimos días, he reflexionado sobre el regalo de la música. Cuando pienso en la música como práctica espiritual, pienso en cantar en adoración. Fuera de la adoración, también utilizo la música para cambiar mi estado de ánimo, e incluso para cambiar mi corazón y mi mente hacia un modo enfocado en la oración.

Hay un podcast corto que me gusta llamado “Pray as you Go” (Ora Mientras Avanzas). Es una breve meditación sobre el leccionario diario con preguntas reflexivas y silencio. Y siempre comienza con una breve pieza musical, desde el canto monástico hasta el clásico de Bach y el Cristiano contemporáneo. La música prepara el terreno del alma, abre el corazón para escuchar el mensaje.

A veces también vuelvo y escucho una de las piezas que nuestro director musical grabó durante Covid. Cerraba los ojos y permitía que dicha música, dicha canción se convirtiera en una oración interior.

Una tarde, no hace mucho, salí a caminar por la playa bajo el cielo estrellado, escuché los ecos de la cantata navideña, me encontré cantando en silencio en mi corazón y dicha canción se convirtió en mi oración.

Que hoy encuentres una pieza musical, o un género que pueda ser para ti un instrumento de oración. Y, como ha sido mi oración, que te encuentres cantando en sintonía con la música de la creación, la música del amor, la música de la esperanza, la música del corazón de Dios.

Oremos: Cantemos un cántico de fe y esperanza en nuestros corazones, Oh Dios, así como te cantamos a ti. Y que la música de tu amor resuene en nuestras vidas, en la forma en que vivimos y amamos; en el nombre de Cristo. Amén.

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