Un Vistazo al Misterio

Un Vistazo al Misterio

En los últimos días he reflexionado sobre la declaración de Jesús: “Yo soy la puerta…” Ahora, eso puede sonar exclusivo. Y sé que esa afirmación ha hecho tropezar a las personas a lo largo de los años. Pero para mí, Jesús es un regalo. Porque sin este regalo, ¿Qué sabemos realmente de Dios?

Yo tengo un amigo que hace años sufrió una lesión bastante grave. Y afectó a casi todos los aspectos de su vida, incluido su trabajo. Él tenía dolor la mayor parte del tiempo. Física y mentalmente, fue brutal. Y recuerdo que un día dijo: Sabes Joe. Yo creo que Dios me está castigando por un error que cometí hace años…Todo lo que pude decir es que ese no es el Dios que conozco en Jesús.

Había una familia, en otra iglesia a la que serví, que había perdido un hijo. Uno de sus vecinos, afortunadamente nadie de nuestra iglesia, pero alguien que conocían, les dijo: “Supongo que Dios necesitaba a otro angelito para su coro”. La esposa respondió: “Bueno ¿Por qué Dios no se llevó a tu angelito?” Esa es una pregunta justa porque eso no es lo que Dios hace. Nuevamente, ese no es el Dios que conocemos en Jesús.

A veces, cuando las personas me dicen: No creo en Dios, yo les pregunto: Háblame de ese Dios en el que no crees. Y a menudo oigo hablar de un dios castigador, un dios tirano, un dios que se sienta en los cielos, distante y alejado, y que lleva la cuenta. A veces escucho sobre un dios que sólo ama a aquellos que votan por un partido político en particular, o un dios que odia a los musulmanes o a los homosexuales, o un dios de la prosperidad, tal y como se escucha a menudo en la televisión. Lo único que puedo decir es que yo tampoco creo en ese dios.

Yo creo en el Dios que conocemos en Jesús: Un Dios que ama tanto al mundo que bajaría a él en carne y hueso; un Dios que sufriría como nosotros sufrimos, que conocería el desamor y la traición como nosotros los conocemos.

En el centro mismo de nuestra fe, creemos que Jesús nos muestra el corazón de Dios. Él nos muestra que Dios es perdonador. Dios es compasivo, Dios es como un padre amoroso que corre a recibir al pródigo en casa.

Si quieres conocer a Dios, si quieres vislumbrar siquiera este Misterio que conduce a pastos verdes y vida abundante, Jesús dijo, Yo soy la Puerta. Yo soy la apertura. Yo soy el camino.

Oremos: Nuevamente hoy, te damos gracias a ti Dios amoroso, por el regalo de Jesús. Que podamos seguirlo y descubrir que nos estamos acercando a ti. Amén.

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A Dónde Conduce la Puerta

A Dónde Conduce la Puerta

Ayer, le compartí a todos ustedes que, en el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Yo soy la Puerta…” Cuando Jesús hizo esta declaración, estaba hablando con los Fariseos, los líderes religiosos de la época. Él acababa de sanar a un hombre que había nacido ciego, y los fariseos se enojaron por esto. Estaban enojados porque él curó en el Sabbat y, al hacerlo, rompió uno de los mandamientos.

Además, en aquella época se creía ampliamente que la ceguera, o cualquier tipo de enfermedad, era un castigo de Dios. Jesús los desengaña de esta noción. Entonces, los fariseos interrogan al hombre que fue sanado. Interrogan a sus padres. Cuestionan a Jesús.

Estos líderes religiosos claramente se preocupaban más por tener razón que por ser amorosos. Y tienes la sensación de que Jesús estaba bastante enojado por eso. Él los llamó ladrones y bandidos. Él estaba enojado con sus corazones duros. Eran tan legalistas acerca de la Biblia que mantenían a la gente fuera, alejándolas del misterio más allá.

Cuando Jesús habla de la puerta, él estaba diciendo, la enseñanza del fariseo no es el camino. Su legalismo no es el camino. Ellos no son el camino hacia un misterio y una verdad más profunda. Yo soy el camino…yo soy la apertura.

Para mí, esta afirmación es realmente buena noticia. Si Jesús es la puerta que nos lleva a una comprensión más clara de quién es Dios, entonces podemos estar seguros de que Dios se preocupa por los que sufren, los que se sienten excluidos, perdidos o desechados. Podemos estar seguros de que Dios es misericordioso, amoroso, y llenos de gracia. Y podemos estar seguros de que todas y cada una de las vidas son valiosas.

Para mí, esa es una Puerta digna de entrar.

Oremos: Te damos gracias, Dios de Amor, por venir a nosotros en Jesús, para vivir como vivimos, para sufrir como sufrimos, para conocer plenamente la vida humana. Te damos gracias por el modo en que su vida y enseñanzas, su muerte y resurrección apuntan hacia ti. Concédenos corazones abiertos y espíritus dispuestos para que alguna vez podamos acercarnos a ti a través de dicha puerta. Amén.

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Más Allá de la Puerta

Más Allá de la Puerta

En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Yo soy la puerta.” Yo solía pensar en la puerta como algo exclusivo, como una forma de mantener alejada a las personas. Y puede serlo. Pero mi esposa Robbie me recordó que una puerta también es una apertura, a menudo una apertura a algo a lo que de otro modo sería difícil acceder.

En dicho sentido, cuando pienso en las puertas, no puedo evitar pensar, en el verano pasado, cuando estuve de año sabático en Escocia. Los que han estado en Escocia saben que hay más ovejas que personas. ¡Están en todos lados! Y, por supuesto, las ovejas necesitan pasto. Y así, en Escocia, condujimos a través de pastos. Caminamos por pastos. Fuimos a correr, por la mañana, a través de pastos.

Lo realmente bueno es que Escocia tiene una ley de “Derecho a Deambular”. Esto significa que siempre se les permite a las personas caminar por los pastos. Y si te gusta surfear, cosa que a mí me gusta, el acceso a muchos de los lugares para practicar surf en Escocia implica caminar por pastos. Debido a la ley de “Derecho a Deambular”, las puertas (que son necesarias para proteger a las ovejas) siempre están abiertas.

Al buscar por las olas, al otro lado de la puerta, a menudo resultaba un poco misterioso…¿Qué hay allí? Nunca olvidaré un día, cuando atravesé la puerta y subí la colina solo para ver la impresionante vista de una hermosa y limpia ola de color verde azulado que se extendía perfectamente a través de un arrecife de roca. Los escapados acantilados caen hacia el mar, por un lado. Al otro lado pastaban las ovejas. ¡Tesoro detrás de la puerta!

Cuando pienso en puertas, también pienso en nuestro hogar en San Agustín. A solo un par de cuadras de distancia hay una pequeña puerta trasera que conduce al Parque Estatal Anastasia. Este parque también es un tesoro. Rutas de senderismo, kayak, pesca, kilómetros de playa virgen. Otra pequeña puerta a un mundo completamente diferente.

Jesús dijo: “Yo soy la Puerta…” Yo soy la apertura. 

Quizás te estés preguntando: ¿Qué misterios se esconde más allá de esta puerta? Yo sé esto. Su declaración es siempre una invitación. La Puerta siempre está abierta.

Oremos: Dios amoroso, cuando contemplamos a Jesús vemos compasión, misericordia, gracia sobre gracia. Vemos tu corazón. Te agradecemos por tu invitación. Concédenos corazones abiertos para explorar lo que hay más allá. Amén.

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Constante Suministro de Risas

Constante Suministro de Risas

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo, Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

En la novela sobre la vida en un hospital psiquiátrico, titulada One Flew the Cuckoo’s Nest (Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco), estas palabras fueron pronunciadas por Randall Patrick McMurphy: “Eso es lo primero que me hizo pensar en este lugar, no había nadie riendo. No he oído una risa real desde que entré por esa puerta…Cuando pierdes tu risa, pierdes el equilibrio.”

Debido al nivel de depresión y dolor en tales instituciones, una gran dosis de risa es muy necesario. A través de la risa, los tormentos internos se resuelven. Es la medicina necesaria para revivir un corazón destrozado o un espíritu marchito. Necesitamos estar seguros a lo largo de los caminos accidentados de la vida. Un constante suministro de risas nos da el equilibrio adecuado. Porque cuando me quejo, ceño o doy represalias, estoy atrapado en las garras de la maldición. Estoy a kilómetros de la bendición de cualquier cosa. Cuando me rio, la vida se ríe y se estremece de placer.

Se nos recuerda que el Evangelio no es aburrido, no es empalagoso, son buenas noticias…¡Ta-rán! En Proverbios leemos: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.” (Proverbios 17:22)

Oremos: Dios de todas las cosas preciosas, que escucha nuestro dolor incluso cuando las lágrimas bloquean nuestras palabras, crea en nosotros un corazón de risa y esperanza. Que tu Espíritu detenga la ansiedad de aquellos que viven con una enorme presión y estrés. Así que tráenos comodidad donde necesitemos consuelo, pero donde necesitemos justicia, que haya amor. Señor, te has convertido en una presencia innegable, un amigo confiable, el que entra cuando el resto del mundo se aleja. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.  

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Lanza Tus Preocupaciones

Lanza Tus Preocupaciones

En un sermón sobre la oración, el pastor Dan Ivins, habló sobre el miedo que a veces sentía en la noche cuando era niño. Dijo que acostumbraba a despertarse y oír que el piso rechinaba y que él asumía que era un “ladrón”. O, él sentía que la ventana resonaba y pensaba que era un “tornado”. Cuando despertaba así, él se levantaba y corría a la habitación de sus padres. Entonces, él dijo: “Yo llegaría y tocaba la mano de mi Papá y todo estaba bien. No tenía que decir nada o incluso despertarlo. Ese contacto – la seguridad de que su papá estaba allí era suficiente para permitirme volver a mi habitación e irme a dormir. Por eso oramos y no perdemos el corazón de las cosas. Eso es la oración – llegar a tocar a Dios…”

Todos tenemos momentos en nuestras vidas cuando nos sentimos preocupados o temerosos – ¿Cuál será el diagnóstico? ¿Estará mi hijo bien? ¿Qué va a pasar con mamá? ¿Cómo vamos a hacer para suplir las necesidades básicas? ¿Siempre me sentiré tan mal?

Aunque no hay promesas de que la oración resuelva nuestros problemas, la oración nos pone en contacto con un Poder Superior. La oración abre las líneas de comunicación con Dios. Y es la experiencia de muchos que la afirmación del Apóstol Pedro es verdadera: “Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá.” (Salmo 55:22)

Oremos: Dios de Gracia, pedimos un resurgimiento de la esperanza de que, en medio de las alegrías y los problemas de la vida, sabríamos, sin duda, que tú estás presente, que tú estás con nosotros, y que tú eres fiel. Te entregamos ahora cualquier problema confuso o preocupante que podamos enfrentar – y pedimos por tu misericordia y tu guía. En el nombre de Jesús. Amén 

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Agua para el Alma Sedienta

Agua para el Alma Sedienta

El Salmo 23 comienza: “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas.

Me encanta las imágenes de aguas tranquilas. Hay algo de paz en estar cerca del agua, ya sea un río, un lago, un océano o un arroyo de montaña. Una pareja de la tercera edad de nuestra congregación solía hablar de su casa en el Lago Kentucky, y de como durante los día tranquilos y plácidos, las aguas a menudo adquirían el color del cielo.

¿Qué tiene el agua tranquila que cura el alma?

Por supuesto, las ovejas necesitan aguas tranquilas para poder beber. Y nosotros también…literal y figurativamente.

En el Evangelio de Juan, Jesús le dijo a una mujer sedienta junto al pozo: “Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.” (Juan 4:10) Por supuesto, Jesús está hablando de agua para el alma sedienta.

En este mundo acelerado y en constante cambio en el que vivimos, en estos tiempos de gran agitación política, me pregunto dónde llenas tu taza cuando encuentras tu alma seca…

Que sigas recurriendo al Buen Pastor. Pasa tiempo en su presencia. Pregúntale por el “Agua Viva”. Y deja que él te guíe hasta dicha agua.

Oremos: Dios de Gracia, oro hoy por aquellos que llevan cargas pesadas, y cuyas almas se sienten resecas. Encuentra a cada uno de nosotros este día en el punto más profundo de nuestra necesidad. Llénanos nuevamente con tu agua viva. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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Audaz y Humilde

Audaz y Humilde

En la Primera Carta de Pedro 5:5 leemos: “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Proverbios 16:5 lo expresa un poco más claramente: “El Señor aborrece a los arrogantes.” Sin duda, cuando los Cristianos actuamos con arrogancia o juzgando a los demás, no estamos dando en el punto.

Me encanta el hermoso poema de Carol Wimmen: “Cuando Yo Digo Yo Soy un Cristiano”. Su poema es audaz en la fe y humilde ante Dios. 

El poema “Cuando Yo Digo Yo Soy un Cristiano” dice así:

“Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano” no estoy gritando que ¡estoy salvo!
Estoy murmurando “¡Estoy perdido! Es por eso por lo que escogí este camino.”

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, no digo esto con orgullo.
Estoy confesando que me tropiezo – y que necesito que Dios me guíe.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, no estoy tratando de ser fuerte.
Estoy profesando que soy débil y ruego tener fuerzas para continuar.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, no estoy presumiendo de éxitos.
Estoy admitiendo que he fallado y que nunca podré pagar la deuda.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, no pienso que lo sé todo.
Me someto a mi confusión pidiendo humildemente que se me enseñe.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, no estoy clamando que soy perfecto.
Mis fallas son todas muy visibles, pero Dios cree que lo valgo.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, todavía siento el ardor del dolor.
Tengo que compartir mi pena, es por eso por lo que busco el nombre de Dios.

Cuando yo digo “Yo soy un Cristiano”, yo no deseo juzgar.
Yo no tengo autoridad – solamente sé que soy amado.

Oremos: Dios de Gracia, te damos las gracias por los poetas y profetas del mundo, personas que tan bellamente articulan la fe. Te agradecemos por tu gracia, misericordia y amor. Ayúdanos siempre a tratar de vivir con justicia, amar la bondad y caminar humildemente ante ti. Amén.

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Encontrando el Equilibrio

Encontrando el Equilibrio

Una noche en la playa, había hermosas conchas de mar esparcidas por todas partes. Estas conchas no eran sólo la mezcla habitual que encontramos en el noreste de Florida. No, éstos parecían ser únicos, y recogí todo tipo de tesoros marinos.

Durante las próximas semanas, cada vez que iba a la playa a dar un paseo, me encontraba siempre con la cabeza hacia abajo, mirando a lo largo de la playa, buscando por más conchas perfectas. Y de hecho encontré más. Pero una mañana miré hacia arriba y noté que el océano era de un azul claro y el cielo azul brillante. Había una brisa ligera, y el día era precioso. Y de repente me di cuenta de que había sido tan cautivado por mi búsqueda de conchas marinas que casi me perdí de todo el panorama.

Nuestra vida de fe puede ser así. Hay ocasiones en que nuestras cabezas deben estar inclinadas en oración. Todos necesitamos renovación y fuerza para el viaje. Y hay valiosos tesoros que se encuentran en tiempos de oración y meditación. Pero si mantenemos nuestras cabezas inclinadas por demasiado tiempo, podríamos perdernos del panorama más amplio. Podríamos dejar de notar la belleza y lo bueno de la creación de Dios a nuestro alrededor. Y podríamos perder la oportunidad de servir a otros y de crecer.

La próxima vez que yo vaya a la playa, tengo planificado caminar parte del camino con mi cabeza inclinada con atención enfocada. Y voy a caminar el resto del camino con mis ojos mirando hacia el exterior y mi corazón bien abierto.

Oremos: Amado Dios, ayúdanos a encontrar un equilibrio en la vida. Ayúdanos a obtener tiempo para la oración, tiempo para renovar y reponer el alma. Pero, por favor, Señor, no nos dejes atascados allí. Danos ojos para ver el mundo que nos rodea – la tremenda belleza y la necesidad. Tal y como hemos recibido que así podamos dar. Amén. 

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Nunca Dije ni la Mitad

Nunca Dije ni la Mitad

Dial Hope (Digita Esperanza) es posible gracias a personas que donan para que la palabra del amor de Dios llegue a otros a través de este ministerio. Tal vez te gustaría hacer lo mismo. Visita nuestra nueva página web – www.dialhope.org.

El Rev. James Moore, reflexionando sobre el amor y la gracia de Dios, escribió sobre el gran explorador Marco Polo. Cuando Polo regresó a Venecia después de sus viajes a Catay, él trató de describir las increíbles maravillas que había visto allí. Las personas no le creían y por el resto de su vida (e incluso en su lecho de muerte) trataron de hacerle confesar que había mentido y exagerado acerca de las maravillas que había descrito. Su última respuesta fue: “¡Nunca les conté ni la mitad de lo que es!”

Moore escribió que a veces las personas se burlan de él por hablar tan frecuentemente sobre el amor y la gracia de Dios. Cuando lo hacen, él reflexiona nuevamente sobre Marco Polo, “¡Nunca les conté ni la mitad de lo que es!”

Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), hoy, te invito que reflexiones sobre tu propia vida. ¿Dónde has experimentado misericordia y gracia? ¿Cómo ha tocado Dios tu vida? ¿Dónde has visto la mano de Dios obrando? Yo estaría dispuesto a apostar, ¡Tú no has contado ni la mitad de lo que es tampoco!

Oremos: Amado Dios, te alabamos porque eres un Dios de Gracia, un Dios de Amor y Misericordia. Te damos las gracias por tu perdón y por la manera en que nos ofreces un inicio limpio y nuevos comienzos. Oramos el día de hoy por aquellos que no conocen tu amor y gracia incondicional; por aquellos que se sienten atrapados por cuerdas de pecado o desesperación o por un pasado inquietante. Ingresa a sus vidas de nuevo este día. Derrama sobre nosotros, una vez más, tu gracia. Ayúdanos a escuchar, a creer y a responder a tus buenas nuevas – que tú renuevas todas las cosas – incluso a nosotros. Amén.

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Replanteando la Pregunta

Replanteando la Pregunta

En el libro de Hechos, hay una historia sobre el encuentro de Pedro con Cornelio, un Gentil forastero. Lo cual es sí mismo es bastante extraño. A Pedro, aunque era un seguidor de Jesús, culturalmente, toda su vida le habían enseñado que algunas partes de la creación de Dios no eran suficientemente buenas para él. Toda su vida le habían enseñado que los gentiles, personas que no eran de su etnia, que no eran de su nacionalidad, eran impuros. Eran vistos como forastero, fuera de los límites incluso de la gracia de Dios. Además de eso, Cornelio era un comandante militar en el ejército que estaba ocupando y oprimiendo a Israel.

Y, sin embargo, aquí en esta historia, ¡encontramos a Pedro en su sala de estar!

Verá, Pedro acababa de tener una visión. Y en esa visión, Dios cambió su corazón. Dios le dijo a Pedro, no te atrevas a llamar inmundo a nada de lo que he creado. Lo que es tan interesante es que, hasta ese momento, Pedro pensaba que el mensaje de Cristo era solo para Israel. Hasta ese momento, Pedro pensó que sabía exactamente quién entraría y quién saldría; quién sería bienvenido y quién no. Toda su vida le habían enseñado a no tener nada que ver con este tipo de personas. Hasta ese momento, uno de los líderes clave de la iglesia primitiva pensaba que el evangelio era sólo para su clase de persona.

“Ahora,” Dijo Pedro, “Ahora, comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismo…” (Hechos 10:34) Aún más interesante, no puede evitar hacer referencia a la Pascua: Al explicar, dijo: Dios lo resucitó al tercer día…Como si dijera: Sólo algo tan poderoso podría cambiar mi corazón y mi mente. Solo algo tan poderoso podría derribar los muros que nos dividen…Sólo algo tan poderoso…

A veces podemos quedar atrapados en la pregunta intelectual de la Pascua: ¿Cómo resucito Dios al Jesús de entre nosotros? Pero tal vez este pasaje bíblico de los Hechos nos invita a replantear las preguntas: Quizás podríamos preguntar:

¿Es posible que algo tan extraordinario haya sucedido en esa primera mañana de Pascua que hay esperanza para nuevos comienzos y una nueva vida? ¿Es posible romper viejos prejuicios? ¿Es posible que se puedan sanar viejas heridas? ¿Pueden caerse la balanza de los ojos? ¿Los corazones pueden abrirse, las mentes pueden cambiar? ¿hay esperanza para nuestra nación tan dividida? ¿Hay esperanza para mí?

No sé dónde estás en tu camino de fe. Pero tal vez la pregunta para nosotros no sea tanto una pregunta intelectual: ¿Cómo puedo hacer que mi mente entienda la tumba vacía y que el cuerpo vuelva a la vida? Pero es más bien una pregunta de fe ¿Cómo voy a vivir mi vida en respuesta?

Oremos: Estamos agradecidos, Oh Dios, porque el Cristo Resucitado está obrando incluso ahora, para sanar, para reparar, para sanidad e incluso sacar vida de la muerte. Levanta de nuevo los lugares muertos en nuestras vidas, en nuestros corazones y en nuestro mundo. Confiamos en ti, que has prometido hacer nuevas todas las cosas. Amén.  

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