En una tira cómica de Charlie Brown, Snoopy está escribiendo una novela. Comienza su historia así: “Era una noche oscura y tempestuosa…” Lucy mira lo que Snoopy escribió y luego entra a ofender. Ella le dice a Snoopy que es una manera tonta de comenzar un libro porque cada buen libro comienza con “Érase una vez…” 

En la última figura de la tira cómica, Snoopy comienza su historia nuevamente. Él escribió: “Érase una vez, era una noche oscura y tempestuosa.”

La verdad es que a veces nuestras historias comienzan con una noche oscura y tempestuosa. Y a veces las tormentas vienen en medio de nuestras historias. Cuando estamos en el corazón de estas tormentas, es difícil ver más allá de ellos – y es fácil sentirse atrapado allí. 

Pero donde empiecen nuestras historias no es indicativo de dónde terminarán.

Si te sientes como si estuvieras en medio de la tormenta, en el día de hoy, quiero que sepas que no estás solo. Las tormentas son una parte de la vida. Mi oración para ti es que incluso en las horas más oscuras que puedas mantener la fe, aferrarte a la esperanza, y recordar que la aurora resurgirá y el sol resucitará nuevamente. 

Nuestra oración del día de hoy fue escrita por mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d. Oremos: Dios de todos los inicios y Dios de todas mitades y finales también, reconocemos nuestra dependencia de ti. Sólo por tu gracia podemos comenzar de nuevo. Señor, te agradecemos que estés allí en los valles de nuestras vidas cuando fallamos, cuando nos sentimos derrotados, perdidos o solos. Gracias por mantenernos alejados de las calles sin salidas de la vida, y por mostrarnos el camino a la autopista de tu esperanza. Mantente con nosotros mientras buscamos ser tuyos y seguir tu camino. En el nombre de Jesús. Amén. 

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La leyenda dice que una vez que el Rey Federico el Grande visitaba las cárceles de Potsdam y hablaba con los reclusos. Sorprendentemente, cada uno de los reclusos le expresaron al rey que eran totalmente inocentes de las acusaciones contra ellos. Cerca del final de la visita del Rey, uno de los reclusos compartió con él: “Mi Rey, soy culpable y merezco el castigo que estoy recibiendo.” El rey ordenó que el hombre fuera puesto en libertad. Con una sonrisa, el Rey dijo: “Después de todo, no quiero que él corrompa a todas las personas inocentes aquí.”

Esta historia es divertida, pero también me recuerda la parábola de Jesús acerca de dos hombres orando – un fariseo religioso y un cobrador de impuestos pecaminoso. El fariseo religioso rezaba sobre qué buena persona era y cuán agradecido estaba de no ser como el otro hombre. La oración del recaudador de impuestos era sencilla: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Jesús nos dijo que era el segundo hombre, no el primero, que estaba justificado por Dios.

La verdad es que todos nos quedamos cortos y de vez en cuando todos nos perdemos del objetivo. La buena noticia es que cuando somos honestos sobre la situación y podemos confesar nuestros errores, Dios que es misericordioso y justo, ha prometido perdonarnos – y darnos un nuevo comienzo. 

¡Gracias a Dios!

Oremos: Dios de gracia, te damos gracias por tu amor y misericordia. Reivindicamos la promesa del apóstol Pablo de que nada – absolutamente nada en la vida o en la muerte puede separarnos de tu amor. Así que te pedimos, el día de hoy, que escuches las confesiones de nuestros corazones. Perdónanos, y concédenos tiempo y valor para enmendar nuestros caminos y comenzar de nuevo. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. 

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En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor. El pastor llama a las ovejas por su nombre y les enseña el camino…Él va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.

Hay una intimidad. Él llama a las ovejas por su nombre y ellas conocen su voz…

Pienso en cómo un bebé desde muy temprano en su vida reconoce la voz de su madre o de su padre, y cómo al escuchar esa voz se animará. Por supuesto, es la voz más familiar, más confiable. Muchos padres también conocen la voz de sus hijos, y cuando escuchamos “¡Mamá!” o “¡Papá!” podemos distinguirlo entre una multitud. ¡Eso es mío! Y la mayoría de las veces, cuando recibimos una llamada telefónica, sabemos casi instantáneamente si algo anda mal, simplemente por el tono de la voz.

De la misma manera, Jesús dice que sus seguidores conocen su voz.

El pastor Tom Long escribe: “En el aluvión de voces que llenan el mundo, los seguidores de Jesús escuchan el sonido de la voz que mejor conocen, la voz que habla con compasión, misericordia, amor y esperanza. Cuando oyen esta voz, pero sólo esta voz, la siguen; ellos no responden a las voces de los extraños, a las voces de amargura, juicio, odio y lucha.”

Es esta voz la que nos trae consuelo en momentos de angustia y dolor. Es esta voz la que nos llama más allá de nuestra zona de confort para cuidar de aquellos a quienes nadie más se preocupa. Es esta voz la que nos da significado y esperanza.

Que tú y yo sigamos escuchando profundamente y siguiendo atentamente.

Oremos: Señor Jesús, te damos gracias por pastorearnos y por llamarnos por nuestro nombre. Ayúdanos a encontrar el tiempo y el espacio para escuchar tu voz. Y luego, concédenos oídos para oír y corazones para seguir. Amén.

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El Mensaje de hoy fue escrito por mi amigo, Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope (Digita Esperanza).

Existe una oración extraña en uno de los Salmos: “Me pondré una mordaza en la boca”. (Salmo 39:1b). Estas son las palabras de un hombre muy tentado a difundir la tristeza, la desesperación y el desaliento. Sin embargo, se mantuvo a raya, sabiendo que había suficiente pesimismo alrededor, que debía reunir el valor de aquellos que se sentían desmotivados y excluidos. Ese es un buen consejo. El mundo anhela palabras de seguridad y de aliento. ¿Cuándo llegaremos a aprender? Las personas no quieren que los desanimes; están gritando para ser motivados. La elección es nuestra; podemos alentar o desalentar. ¿No es triste que muchas personas piensen que están divinamente ordenados para señalar las cosas malas, nos muestran todos los problemas, subrayan todo lo negativo? ¿No es trágico que algunos elijan ser esparcidores de tristeza en lugar de animadores? Es mucho más gratificante animar a las personas que desalentarlas. Cada uno de nosotros tiene el poder de hacer que otros se sientan mejor o peor. Y, al hacer que otros se sientan bien generalmente nos hace sentir mejor.

Una de las grandes personalidades de la iglesia primitiva era Bernabé, que significa “hijo de la consolación.” Él era un consolador. Él se identificó en el verso: “Por eso, anímense y edifíquense unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11). En pocas palabras, tenemos que ser personas que escuchan, que se preocupan, quienes afirman, que ayudan y se apoyan mutuamente. La elección es nuestra. Podemos animar o desalentar.

Oremos: Dios de Amor, perdónanos por marchar al ritmo de bateristas que no son como tú. Que nos decidamos hoy a recuperar nuestras vidas con tu plan y propósitos. Transforma nuestra tristeza, desespero, desaliento y espíritu negativo/mezquino en ánimos y afirmación positiva. Recuérdanos de chismear el Evangelio de las buenas nuevas, de la alegría y esperanza debido a Jesucristo. Ahora que Dios te sorprenda con gracia en al menos tres o cuatro lugares donde nunca pensaste buscarlo. En el nombre de Jesús. Amén.  

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El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Capellán Bob Griffiths.

Uno de los ministerios más gratificantes que tengo es el de orientar a jóvenes en asuntos espirituales. Uno de ellos, Víctor, que acaba de cumplir 21 años, me escribió hace unos meses sobre un conflicto con otro joven en la casa de alquiler que comparten con otros seis chicos. Compartí con él un extracto de uno de mis poetas favoritos, el austriaco Reiner Maria Rilke (1875 – 1926), quien escribió: “Si una sombra te enfrenta y proyecta su sombra sobre todo lo que haces, recuerda que la vida no te ha olvidado; te sostiene en su mano y no te dejará caer. ¿Por qué deberías excluir de tu vida toda inquietud, todo dolor, toda depresión, si no sabes qué obra realizan en ti? 

¿La respuesta de Víctor? “Alguien me estaba faltando el respeto hoy y esta cita me ayuda mucho. La vida no ha sido olvidada. Seguiré haciendo mi parte y manteniéndome concentrado. Tengo que lidiar con mis emociones de manera saludable. El sol saldrá mañana y se pondrá por la tarde. Hay más luz y felicidad que experimentar.”

¡Él todavía tenía 20 años cuando lo escribió! Qué repuesta tan hermosa y madura. Me recuerda que no debo tomarme demasiado en serio, incluso cuando cosas desagradables van en mi dirección. Dios siempre está ahí para mí, y para ti, como lo estuvo para Víctor.

Oremos: Señor, concédenos ojos que vean el maravilloso mundo que has creado. Mientras luchamos por conectarnos detrás de nuestras máscaras, ayúdanos a ser honestos acerca de la necesidad de ser amados. Gracias por la vida con propósito y por las buenas noticias que nos rodean. Que nunca demos por sentado estas cosas. Amén.

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