Encontrando el Sentido de la Vida

Encontrando el Sentido de la Vida

Carl Jung dijo una vez que la neurosis central de nuestro tiempo es el vacío. Viktor Frankl hizo referencia a esto cuando escribió: “Las clínicas están llenas de personas que sufren de un nuevo tipo de neurosis, una sensación de total y completa falta de sentido de la vida.”

Bueno, ¿Cuál es el significado de la vida? Escuché una respuesta convincente hace algún tiempo – pero no recuerdo la fuente. Escuché a un hombre hablar sobre la vida usando la metáfora del cuido de un jardín. Él dijo que haría todo lo que estuviera a su alcance para asegurarse de que el área que lo rodeaba estuviera bien cuidada – que las personas con las que entraba en contacto estén bien atendidas. Esto incluía a su propia familia, sí – pero también trató de asegurarse de que las personas hambrientas fuesen alimentadas, las personas solitarias reconfortadas. Su punto era que si bien no podemos ser responsables de todo – todos tenemos un área de influencia determinada. Puede haber un gran significado cultivando belleza y amor en la vida.

El filósofo Will Durant lo expresó de esta manera: “Para dar sentido a la vida, uno debe tener un propósito más grande que uno mismo.”

Jesús dijo: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.”

Oremos: Muéstranos, Oh Dios, cómo podemos agregar belleza y amor a esta vida. Recuérdanos que hay personas a nuestro alrededor que podrían usar nuestros cuidados. Y luego, Señor, mientras damos, mientras servimos, a medida que amamos, que podamos experimentar un significado más profundo – y una vida más plena. Amén.

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Entregando la Preocupación

Entregando la Preocupación

Un joven, recién egresado de la escuela de negocios, respondió a un anunció en donde buscaban contratar a un contador. Le dieron la oportunidad de una entrevista de trabajo, y se entrevistó con un hombre de negocios muy nervioso que dirigía un pequeño negocio que él mismo había creado.

“Yo necesito a alguien con un título en contabilidad,” dijo el empresario. “Pero principalmente, estoy buscando a alguien que se ocupe de mis preocupaciones.”

“¿Disculpe?” dijo el contador.

“Yo me preocupo por muchas cosas,” dijo el empresario. “Pero no quiero tener que preocuparme por el dinero. Tu trabajo será de quitarme todas las preocupaciones de mi espalda.” “Ya veo,” dijo el contador. “¿Y cuánto es la remuneración del trabajo?”

“Empezarás devengando ochenta mil,” dijo el empresario.

“¡Ochenta mil dólares!”, Exclamó el contador. “¿Cómo un negocio tan pequeño puede pagar una suma así?”

“Eso,” dijo el empresario, “es tu primera preocupación.”

¿Puedes imaginarlo? ¡No sería genial si pudiéramos simplemente pagarle a alguien para que se ocupe de nuestras preocupaciones!

De hecho, escuché a un consultor financiero decir que la mejor práctica para lidiar con las preocupaciones es de programar un tiempo establecido durante el día solo para eso. Destina 15-20 minutos cada día en tu calendario para que sea tu tiempo para preocupaciones. Luego, durante el transcurso del día – o de la noche – cuando surjan preocupaciones, simplemente escríbelas y guárdalas para el tiempo asignado para las preocupaciones. Nueve de cada diez veces, ¡no se sentirán tan complicadas cuando vuelvas a pensar en ellas!

El apóstol Pablo ofrece una prescripción diferente. Él escribió: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, preséntenle sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”

Si programas un “tiempo de preocupación,” quizás podrías combinarlo con el tiempo de oración.

Oremos: Dios Amoroso, todos venimos llevando cargas, preocupaciones e inquietudes. Muchos de estos no podemos hacer nada al respecto. Nosotros, en este momento, te lo entregamos a ti – pidiéndote que los saques de nuestros corazones y mentes. Estamos agradecidos por tu misericordia y gracia. Que podamos conocer tu paz. Amén.

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Recuerda

Recuerda

En la mitología Romana, se creía que el dios “Jano” era el dios que guiaba y vigilaba a las personas en nuevos comienzos, en iniciar nuevamente, y en todo momento de transición. A Jano siempre se le representaba con dos caras: una cara mirando hacia el pasado y la otra cara mirando hacia el futuro. Esto es, por supuesto, de donde proviene el mes de Enero (January en idioma inglés).

Lo que es interesante es que investigaciones más recientes, en ciencia cognitiva, ha descubierto que recordar el pasado y visualizar el futuro utiliza los mismos mecanismos neuronales. En otras palabras, las mismas habilidades que nos permiten recordar el pasado también nos permite visualizar el futuro. O tal como lo expuso un científico: “La memoria construye, estimula y predice posibles eventos en un entorno que cambia constantemente.”

Me resulta sorprendente la forma en cómo nuestra visión del pasado puede, de hecho, moldear nuestro futuro. Utilizamos lo que sabemos que ha sido verdad, en base al pasado, para imaginar lo que pudiese ser algún día.

Al comenzar este nuevo año, oro para que le dediques un tiempo para reflexionar sobre los momentos más importantes de tu vida – tiempos de transición o cambios importantes. ¿Qué papel jugó tu fe? ¿Cómo experimentaste a Dios? ¿De qué manera creciste?

El mandato de “recordar” aparece una y otra vez en la Biblia. Recuerda el pacto…recuerda las cosas de antaño, recuerda cómo te sostuve, recuerda, recuerda…Tengo que creer que es al menos en parte porque cuando enfrentamos tiempos complicados o difíciles, recordar la gracia y la presencia salvadora de Dios en el pasado, nos recuerda que tenemos todas las razones para tener esperanza en el futuro.

Oremos: Dios de siglos pasados, Oh Dios de los años venideros, te agradecemos por tu fidelidad hacia nosotros en el camino de la vida. Nos has rescatado. Has proveído. Y, nos has sostenido. Pero sabemos que tienes el futuro. Y, tú los tienes a nosotros. Gracias, Señor. Amén.

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