Hace varios años, en una clase de escuela dominical a la que asistí, estábamos estudiando la historia de Jacob y su sueño sobre la escalera al cielo. Nuestra maestra Betty Chinnis comenzó la clase con una historia.

Un día un joven estaba hablando con su novia. Él dijo: “Anoche, tuve un sueño sobre ti.” Su interés se despertó y entonces ella respondió: “Oh, cuéntame sobre eso.” El joven respondió: “En mi sueño, te propuse matrimonio. ¿Qué supones que eso significa?” La novia pensó por un momento y luego respondió: “Significa que – ¡tienes mejor juicio cuando estás dormido que cuando estás despierto!”

Desde muy joven, Jacob fue un personaje intrigante y deshonesto. Pero en su sueño, él comprendió algo más profundo. Él vio una visión de lo Santo y él escuchó la voz de Dios. En el sueño, Dios extendió la misma promesa…todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y tu descendencia. Yo estoy contigo…”

Cuando Jacob se despertó dijo: “En realidad, el Señor está en este lugar, ¡y yo no me había dado cuenta!”

Nuestra maestra Betty señaló que, tal y como el joven del chiste, “¡Jacob tenía más juicio cuando estaba dormido que cuando estaba despierto!”

Al igual que Jacob, que puedas llegar a saber que Dios está contigo en este lugar. Dios está contigo durante todo el viaje – donde quiera que estés, incluso en este momento: en alegría o celebración, angustia, preocupación, aburrimiento o estrés. Seguramente el Señor está en este lugar contigo – incluso en este momento.

Oremos: Dios amoroso, te agradecemos por tu amor que nos anima a crecer, y por bendecirnos para que podamos ser una bendición para los demás. También te agradecemos que no caminamos solos. Confiamos en que tu gracia es suficiente para sostenernos, y que tu amor es suficiente para dirigirnos a una vida más abundante. Amén.

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Hoy quisiera agradecer especialmente a aquellos de ustedes que han apoyado a la Fundación Dial Hope (Digita Esperanza) con una donación financiera. ¡Tus donaciones hacen posible este ministerio!

Hay una vieja historia sobre un niño que estaba de pie a orillas del río Mississippi saludando y gritando mientras pasaba un barco de vapor. Él estaba tratando de indicarle al barco de vapor que entrara al muelle. Un hombre de la ciudad vio lo que estaba sucediendo. “Ese es un joven tonto,” él dijo, “Ese barco nunca desembarcará aquí solo porque lo haz pedido. El capitán está demasiado ocupado como para darse cuenta de tus saludos y gritos.” Sin embargo, en ese preciso momento el barco giró y se dirigió a la orilla. El joven sonrió y le dijo al extraño: “Él capitán es mi papá.”

A veces en la vida, podríamos sentir que Dios está demasiado ocupado o distante como para notar nuestra angustia, nuestro dolor, nuestro sufrimiento. Pero una de las cosas que Jesús nos enseñó es que Dios es como un padre amoroso; un padre que escucha; que es compasivo, lleno de misericordia y gracia. Dios también es como un Padre que anhela con un corazón dolorido para que el pródigo regrese a casa.

Que siempre recuerdes que el verdadero Capitán es de hecho tu Padre Celestial. Dios escucha tus llamados y siempre está listo para acercarse.

Oremos: Amado Dios, pedimos una oleada de esperanza que, en medio de las alegrías y problemas de la vida, sepamos, sin lugar a dudas, que tú estas presente, que tú estás con nosotros, y que tú eres fiel. Te entregamos a ti ahora cualquier problema confuso o problemático que enfrentemos – y te pedimos tú misericordia y tu guía. En el nombre de Jesús. Amén.

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Recientemente oí hablar de un sabio psicólogo que había estado atendiendo a un joven muy preocupado. El joven era suicida, pero el psiquiatra le hizo prometer que no trataría de hacerse daño hasta que él haya enviado una tarjeta de agradecimiento a todas las personas que habían hecho algo amable por él. En el momento en que había escrito, literalmente, cientos de tarjetas de agradecimiento, Dios de alguna manera había sanado su depresión; él ya no quería suicidarse.

Tengo amigos que han luchado con ataques profundos de depresión, y estoy consciente de que no hay soluciones fáciles. Pero tampoco dudo de la historia. Hay algo muy poderoso – incluso te puede cambiar la vida la práctica de la gratitud.

Pero ¿cómo se practica exactamente la gratitud? Conozco a algunas personas que escriben una lista de gratitud cada mañana sin falta. Otros que conozco tienen el hábito de escribir cartas de agradecimiento. Y una vez oí hablar de un hombre que guardaba una piedra en el bolsillo, y cada vez que tocaba la piedra – pensaba en al menos una cosa por la cual estaba agradecido. Todas son grandes ideas para cultivar una ¡actitud de gratitud!

Que puedas mantener las bendiciones de la vida por siempre ante ti. ¡Y que recuerdes dar las gracias!

Oremos: Dios de Gracia, abre de nuevo nuestros ojos a tu belleza y gracia que nos rodea por todos lados. Ayúdanos en notar la forma en que nuestros amigos y seres queridos traen alegría a nuestras vidas. Entonces, ayúdanos no sólo a maravillarnos, sino a encontrar maneras de decir gracias.

Hoy, estamos especialmente agradecidos por todos aquellos que nos atienden de manera regular. Oramos hoy por los líderes electos de nuestra nación, nuestras mujeres y hombres en el ejército, y nuestros embajadores. Cuida de ellos, guíalos y protégelos, pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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Existe este pasaje bíblico en el Evangelio de Juan, después de que Jesús resucitó de entre los muertos – donde él sopla sobre sus discípulos y les dice: “Reciban el Espíritu Santo. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”

Lo que es importante saber que la palabra soplo en el idioma Hebreo es la misma palabra que viento, y es la misma palabra como espíritu. El Espíritu de Dios es el soplo de Dios. En el libro de Génesis, nos dice que fue cuando Dios soplo su aliento en el polvo de la tierra fue que se formó el primer humano. En el libro de Salmos, afirma que cuando Dios envía su Espíritu, se crean seres vivos y se renueva la faz de la tierra. Es el Espíritu de Dios, el aliento de Dios que da vida.

Ahora, los primeros Cristianos se dieron cuenta de esto y creyeron que este mismo Espíritu de Dios podía morar o residir en una persona. Entonces, cuando decimos sí a Cristo – estamos diciendo sí al mismo poder que creó el universo. Estamos diciendo sí al mismo poder que da vida a todos los seres humanos. Estamos diciendo sí al mismo poder que levantó a Jesús de la muerte.

Es el mismo Espíritu que Jesús sopla en ti y en mí.

Hoy oro para que reclames el regalo del Espíritu Santo. Mientras lo haces, que puedas ser fortalecido, alentado y llenos de la paz de Dios. Y, que sepas que estás siendo enviado por este mismo Poder, para fortalecer, alentar y alimentar a otros.

Nuestra oración de esta mañana proviene del libro Presbiteriano de Adoración Común. Oremos:

Ven, Oh Espíritu Santo. Ven como fuego sagrado y arde en nosotros,
ven como un Santo Soplo y límpianos por dentro,
ven como una Luz Sagrada y guíanos en la oscuridad,
ven como la Santa Verdad y disipa nuestra ignorancia,
ven como Vida Santa y habita en nosotros.
Convénganos, conviértenos, conságranos,
hasta que seamos liberados del servicio de nosotros mismos,
para ser tus sirvientes del mundo. Amén.

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Hoy hay que reflexionar, por un instante, en los momentos decisivos o peldaños en el camino de tú vida Cristiana que te han traído desde tu nacimiento hasta este momento. Estos pueden ser relativamente pocos en cantidad, cinco a ocho, probablemente no más de doce. Algunos ejemplos pueden ser, que nací, enfrenté una enfermedad, un amigo me apoyó, etc. Enlista tus momentos decisivos con una oración o una frase, expresando lo que cada momento decisivo representa para ti.

¡Lo emocionante es que tú no tienes que esperar por momentos decisivos! No deberíamos de estar sentado con la esperanza de un cambio, un alivio o ganar la lotería para que algo suceda. Está en nuestro poder doblar esa esquina, de hacer el cambio, de empezar que las cosas vayan en una dirección diferente. No deberíamos de pensar que estamos muy viejos para hacer cambios, de que es muy tarde para empezar de nuevo. No deberíamos de ir de la mano con condiciones de infelicidad o aceptar problemas de salud como si fuese nuestra suerte. Primero que nada, los momentos decisivos vienen “dentro de nosotros” no en una especie de circunstancia externa. Mantén está confianza en Cristo basados en Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Winston Churchill regresó a su antiguo colegio público cuando él ya estaba viejo y famoso, para dar el discurso de graduación. Todos los nombres fueron llamados. La melodía ceremonial “Pompa y Circunstancia”, escrita por el compositor inglés Edward Elgar, fue ejecutada espléndidamente por la banda musical de la escuela de secundaria. Sir Winston se puso de pie para dar su discurso acerca de lo que había aprendido durante los ocho años cómo servidor público. El aclaró su garganta y dio el discurso de entrada más corta en la historia. Él dijo, “¡Nunca de rindas! ¡Nunca de rindas! Yo digo, “¡Nunca te rindas!

Oremos: Dios de amor, te agradecemos por los momentos decisivos que nos han permitido seguir adelante y ser un poco más como Jesús. Llénanos con tú esperanza y alegría que nos permita no darnos por vencido. Bendícenos para que podamos ser una bendición para los demás. En el nombre de Jesús, Amen.

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