En una tira cómica de Charlie Brown, Snoopy está escribiendo una novela. Comienza su historia así: “Era una noche oscura y tempestuosa…” Lucy mira lo que Snoopy escribió y luego entra a ofender. Ella le dice a Snoopy que es una manera tonta de comenzar un libro porque cada buen libro comienza con “Érase una vez…”

En la última figura de la tira cómica, Snoopy comienza su historia nuevamente. Él escribió: “Érase una vez, era una noche oscura y tempestuosa.”

La verdad es que a veces nuestras historias comienzan con una noche oscura y tempestuosa. Y a veces las tormentas vienen en medio de nuestras historias. Cuando estamos en el corazón de estas tormentas, es difícil ver más allá de ellos – y es fácil sentirse atrapado allí.

Pero donde empiecen nuestras historias no es indicativo de dónde terminarán.

Si te sientes como si estuvieras en medio de la tormenta, en el día de hoy, quiero que sepas que no estás solo. Las tormentas son una parte de la vida. Mi oración para ti es que incluso en las horas más oscuras que puedas mantener la fe, aferrarte a la esperanza, y recordar que la aurora resurgirá y el sol resucitará nuevamente.

Nuestra oración del día de hoy fue escrita por mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d. Oremos: Dios de todos los inicios y Dios de todas mitades y finales también, reconocemos nuestra dependencia de ti. Sólo por tu gracia podemos comenzar de nuevo. Señor, te agradecemos que estés allí en los valles de nuestras vidas cuando fallamos, cuando nos sentimos derrotados, perdidos o solos. Gracias por mantenernos alejados de las calles sin salidas de la vida, y por mostrarnos el camino a la autopista de tu esperanza. Mantente con nosotros mientras buscamos ser tuyos y seguir tu camino. En el nombre de Jesús. Amén.

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El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d.

Hay una historia verdadera sobre un hotel en San Francisco que solo tenía un ascensor. Pronto dicho ascensor no pudo soportar el tráfico. Cuando la gerencia comenzó a planificar la instalación de un nuevo ascensor, se dieron cuenta de que esto requeriría hacer agujeros en cada piso y hacer un verdadero desastre. “Tendrás que cerrar el hotel por un tiempo,” dijo el conserje, que había escuchado lo que planificaban. “Bueno, entonces tendremos que cerrarlo,” respondió el ingeniero. “No podemos sobrevivir sin otro ascensor.” El conserje pensó por un momento y dijo: “¿Saben lo que yo haría?” “¿Qué?” Preguntó el arquitecto con bastante arrogancia. El conserje respondió: “Yo instalaría el ascensor en el exterior.” El ingeniero y el arquitecto se miraron y sonrieron. Por primera vez en la historia de la arquitectura, se instaló un ascensor en el exterior de un edificio. Ahora, muchos edificios modernos tienen ascensores en el exterior.

La mayor necesidad en los problemas más complejos es el requerimiento de visión – la capacidad de ver las cosas desde una nueva perspectiva. Amigos de Dial Hope (Digita Esperanza), si estás enfrentando un problema absolutamente irresoluble, ¿Hay alguna forma de instalar tu ascensor en el exterior?

Oremos: Amado Dios, muchas personas que escucha este mensaje o leen este mensaje tienen dificultades para sobrevivir a los problemas que enfrentan. Ayúdanos a todos a experimentar la gracia de tu amor incondicional y el apoyo mutuo. Perdónanos por marchar al ritmo de tambores que no son guiados por ti. Concédenos la visión de instalar nuestros ascensores en el exterior. Abrumados por nuestras bendiciones, permítanos hacer de este día una obra maestra…llena de alegría, esperanza y posibilidades que nos ponen la piel de gallina. En el nombre de Jesús. Amén.

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En mi devocional matutino, no hace mucho, leí nuevamente el llamado de Jesús a los doce discípulos. Traté de imaginarme a mí mismo en ese grupo – la alegría de ser reconocido, el regocijo de ser querido y elegido. La verdad es que la comunidad de fe siempre se ha considerado como el pueblo escogido de Dios. Desde los tiempos de Abraham y aún antes, Dios ha llamado a las personas. Dios ha dicho: “Te he llamado por tu nombre; tú eres mío.”

No es que ser elegido sea una pretensión de superioridad. Es una bendición, pero no es un paso hacia arriba del estatus de la escalera.

A menudo lo he pensado así. Estoy en casa viendo a mis tres niñas jugar, y al final del día la casa es un desastre. Ahora si digo vagamente, alguien necesita limpiar todo este desastre, ¿crees que alguien lo hará? Probablemente no. Pero si doy un poco de mi atención paternal a una de ellas – o a las tres de ellas –  y dijo, “Marley, Emily, Noelle, quiero que limpien este desastre.” Probablemente voy a tener mejores resultados.

Dios dijo, tú Juan, tú Nathan, tú Amy, tú – los quiero a ustedes. Los quiero juntos. Los he llamado por sus nombres. Son míos. Quiero que sean mis servidores.

El día de hoy ora para que cuando sientas el llamado de Dios, ese tirón en tu corazón, oro para que puedas notarlo y puedas responder.

Oremos: Aquí estamos, Señor. Sabemos que tú nos has llamado. Tú nos has llamado para seguirte. Algunos de nosotros te hemos escuchado muy claramente, y estamos tratando de responder de la mejor manera posible. Otros de nosotros, hemos escuchado, pero no estamos seguros de cómo responder. Y existen otros de nosotros que no estamos seguros de que te hayamos oído aún.

Cada uno de nosotros anhelamos escuchar tu voz, tu tranquilidad, tu dirección. Mantennos abiertos, para que cuando te oigamos, podamos decir, “Aquí estoy. Habla Señor, porque tu siervo te escucha.” Amén.

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La leyenda dice que una vez que el Rey Federico el Grande visitaba las cárceles de Potsdam y hablaba con los reclusos. Sorprendentemente, cada uno de los reclusos le expresaron al rey que eran totalmente inocentes de las acusaciones contra ellos. Cerca del final de la visita del Rey, uno de los reclusos compartió con él: “Mi Rey, soy culpable y merezco el castigo que estoy recibiendo.” El rey ordenó que el hombre fuera puesto en libertad. Con una sonrisa, el Rey dijo: “Después de todo, no quiero que él corrompa a todas las personas inocentes aquí.”

Esta historia es divertida, pero también me recuerda la parábola de Jesús acerca de dos hombres orando – un fariseo religioso y un cobrador de impuestos pecaminoso. El fariseo religioso rezaba sobre qué buena persona era y cuán agradecido estaba de no ser como el otro hombre. La oración del recaudador de impuestos era sencilla: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Jesús nos dijo que era el segundo hombre, no el primero, que estaba justificado por Dios.

La verdad es que todos nos quedamos cortos y de vez en cuando todos nos perdemos del objetivo. La buena noticia es que cuando somos honestos sobre la situación y podemos confesar nuestros errores, Dios que es misericordioso y justo, ha prometido perdonarnos – y darnos un nuevo comienzo.

¡Gracias a Dios!

Oremos: Dios de gracia, te damos gracias por tu amor y misericordia. Reivindicamos la promesa del apóstol Pablo de que nada – absolutamente nada en la vida o en la muerte puede separarnos de tu amor. Así que te pedimos, el día de hoy, que escuches las confesiones de nuestros corazones. Perdónanos, y concédenos tiempo y valor para enmendar nuestros caminos y comenzar de nuevo. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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En la tira cómica del Clásico Peanuts, Lucy anima a Charlie Brown: “Míralo de esta manera, Charlie Brown, estos son tus días amargos. Estos son los días más difíciles y de lucha…” El siguiente recuadro continúa: “…pero si sostienes la cabeza en alto y sigues luchando, ¡vas a triunfar!” “Cielos, ¿De verdad piensas eso Lucy?” Preguntó Charlie. Mientras ella se alejaba, Lucy dijo: “¡Francamente, no!”

Para algunas personas, la esperanza puede ser así. Ellos hablan de ello, sin realmente creerlo. Para ellos, tiene que ver más con “desear” que “esperar”.

Pero la buena noticia de nuestra fe es que con Dios hay un gran poder para cambiar las cosas, para sanar, para redimir, para reconstruir nuevamente. Mi amigo Roger Kunkel, q.e.p.d., solía llamarse a sí mismo como “Esperanzador-Incansable”. A lo largo de su vida y ministerio, él había visto un sinnúmero de malas situaciones que se revirtieron. Él había presenciado milagros – la mano de Dios obrando, trayendo belleza y fuerza y fe de situaciones desesperanzadoras. Él sabía que tenía todas las razones para tener esperanza. Y amigos, ¡también nosotros tenemos dichas razones!

Nuestra oración de hoy es una que escribió Roger. Oremos: Amado Dios, ayúdanos a buscarte y a encontrarte, y sobre todas las cosas a amarte. Inunda nuestras almas con tu espíritu y vida. Brilla a través de nosotros y que puedas estar de dicha forma en nosotros para que, con cada persona, con la cual tengamos contacto, pueda sentir tu presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

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